Definición de mecanismos de defensa

Ciertos pensamientos o impulsos pueden generar un trastorno psicológico en una persona. Para mantener dichas ideas bajo control, los seres humanos apelan a mecanismos de defensa, constituidos por operaciones mentales que carecen de razonamiento y que permiten minimizar los efectos de una situación que causa estrés. De este modo, el mecanismo de defensa ayuda a que la psiquis de la persona mantenga su funcionamiento normal.

La psiquis del ser humano está compuesta por diversos modos de comportamiento que se forman a partir de la genética, el instinto inconsciente y las características del desarrollo. Los sujetos saludables logran conservar un equilibrio entre estas tres fuerzas. Cuando una de ellas prevalece sobre las otras (por ejemplo, el instinto sobre la genética o los factores que surgen por el desarrollo), los mecanismos de defensa actúan para restablecer el balance.

En concreto, los mecanismos de defensa que reciben también el nombre de estrategias de afrontamiento, son procesos psicológicos que no se desarrollan de manera consciente sino automática, para proteger a un individuo frente a una determinada situación de estrés o ansiedad, la misma puede deberse a amenazas externas (como lo son las situaciones embarazosas) o amenazas internas (como lo son los recuerdos o sentimientos inaceptables). A través de ellos, el individuo consigue superar la angustia o la frustración.

Los psiconoalistas reconocen diversos mecanismos de defensa, algunos de ellos son:

La represión, a través del cual la persona mantiene alejados de la conciencia aquellos impulsos o pensamientos que para ella serían inaceptables. De este modo se consiguen eliminar aquellos sentimientos de ansiedad o que causan dolor; de todas formas si una persona reprime demasiados impulsos, el gasto impresionante de energía que deberá utilizar para mantenerlos alejados, le cobrará tarde o temprano con algún tipo de desequilibrio emocional. Según Freud éste es el mecanismo de defensa fundamental de todo ser humano; él mismo utilizaba ambos términos como sinónimos (represión y defensa).

La negación es el mecanismo a través del cual una persona se niega a aceptar una determinada situación o sentimiento; por ejemplo aquellas madres que se niegan a aceptar la muerte de sus hijos en combate y continúan viviendo como si nada. En muchas cosas, la negación se asemeja a la represión en cuanto a que ambos mantienen lejos de la conciencia aspectos que la persona no puede afrontar.

A través de la proyección, un individuo atribuye sus sentimientos o impulsos que no considera apropiados a otra persona para ocultarse a sí mismo lo que no desea ver de su persona. Por ejemplo, una persona que siente hostilidad por los otros, asegura que son ellos los que poseen este sentimiento contra él para justificar su alejamiento.

La racionalización es un mecanismo por el que una persona reduce su ansiedad a través de argumentos y excusas racionales, que le ayudan a aceptar una realidad que a sus ojos no es aceptable. Un ejemplo puede ser el de un estudiante que reprueba una materia y acusa al profesor de tenerle manía.

Otro mecanismo es la intelectualización que es una forma de tomar distancia de aquello que implica una amenaza, creando una actitud fría y absolutamente analítica y de desapego. Por ejemplo una persona que ha sentido un fuerte rechazo por parte de su familia y entonces se va de casa y pierde el contacto con ellos, asumiendo una postura de superación para evitar que sigan haciéndole daño.

La regresión es el mecanismo a través del cual un individuo por no poder afrontar una amenaza determinada se adhiere a una actitud de regresión (regresa a las etapas primarias del desarrollo psicosexual) a causa de haber vivido una situación que no estuviera preparado para afrontar de forma saludable, o a una fijación que no fue satisfecha del todo.

Otro mecanismo es el denominado de desplazamiento a través del cual la persona cambia el objetivo de su impulso cuando el blanco que se ha escogido resulta amenazante para el sujeto; al modificar el curso de sus emociones, la ansiedad disminuye. Suele suceder cuando una persona la paga con otra con la que tiene una relación cercana porque no puede enfrentarse directamente con aquella contra la que siente rencor o algún sentimiento violento.

La sublimación es el mecanismo por el que una persona transforma un impulso que puede aparentar ser peligroso en algo que le satisfaga y la haga sentirse socialmente madura y aceptable. Por ejemplo, alguien que se siente atraído por un individuo que le está prohibido, sublima esa energía sexual a través de la escritura u otra acción que le resulta satisfactoria.

Como estos, existen muchos otros mecanismos de defensa, y de acuerdo a cada especialista la lista puede ser más o menos larga.

Para terminar, es necesario aclarar que en aquellos casos en los que los mecanismos de defensa no alcanzan para restablecer el equilibrio, el individuo comienza a experimentar reacciones como depresión, estrés y ansiedad. En tales casos, la persona deberá recurrir a la ayuda de un profesional a fin de reaprender sus propios sentimientos y encauzarlos de forma que no le hagan daño. A través de la terapia la persona aprende a comprender sus mecanismos de defensa y analizar cuáles lo están protegiendo realmente y cuales están resultando nocivos para su salud emocional.

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