Definición de angustia
Del latín angustĭa (“angostura”, “dificultad”), la angustia es la congoja o aflicción. Se trata de un estado afectivo que implica un cierto malestar psicológico, acompañado por cambios en el organismo (como temblores, taquicardia, sudoración excesiva o falta de aire).
Por ejemplo: “Espero conseguir empleo en los próximos días, no puedo vivir con esta angustia”, “Me genera una gran angustia saber que pronto te marcharás y no volveré a verte en mucho tiempo”, “La semana pasada sentí angustia por la situación, pero poco a poco me fui acostumbrando”.
La angustia puede ser una reacción ante el peligro o ante algo desconocido. Incluso puede sentirse angustia sin una causa precisa. En estos casos, el concepto tiene un significado similar al miedo o la ansiedad: “Pasé angustia cuando nos quedamos encerrados en el ascensor”, “Juan sintió angustia con el cambio de colegio”.
El ritmo estresante de vida que llevamos, las complicaciones profesionales o personales a las que tenemos que hacer frente en nuestro día a día o dificultades a nivel económico son algunas de las situaciones que llevan a que muchas personas se encuentren en estos momentos teniendo diversos cuadros de angustia.
Miedo, tristeza, nerviosismo, irritabilidad, dolores de cabeza, problemas para conciliar el sueño o ansiedad son algunos de los síntomas que vienen a dejar patente que alguien está sufriendo angustia. Ante esos casos es necesario acudir a profesionales médicos que puedan ayudar a la persona en cuestión mediante el correspondiente tratamiento, que puede estar basado en la ingesta de algún medicamento y también en una terapia o sesiones psicológicas.
No obstante, en esos casos también es conveniente que la persona que sufre la angustia opte por llevar a cabo estas otras acciones:
• Realizar periódicamente ejercicio físico para calmar la mayoría de los síntomas que sufre.
• Aprender a establecer prioridades y también a delegar.
• Valorar todo lo bueno que tiene.
• Encontrar tiempo libre para disfrutar de hobbies y de las personas a las que se quiere.
Otro uso del concepto está relacionado con una situación apurada o un aprieto: “El triunfo le permitió al equipo dejar atrás la angustia y esperar la segunda ronda con mayor optimismo”, “La angustia terminará cuando consigamos una ayuda para afrontar las deudas”.
En sus primeros estudios sobre la angustia, Sigmund Freud diferenció entre la angustia realista y la angustia neurótica. La angustia realista es aquella que surge ante un peligro exterior y que supone un incremento de la atención sensorial y la tensión motriz. La angustia neurótica, en cambio, no tiene fundamento exterior, no refiere claramente a un objeto o resulta exagerada ante la objetividad del peligro.
Para superar las crisis de angustia, los psicólogos recomiendan aumentar el ejercicio físico, beber mucha agua y evitar la sobrecarga de tensiones.
De la misma manera, podemos determinar que, en muchas ocasiones, la palabra que nos ocupa se suele utilizar como sinónimo de náusea.
Además de todo esto, tenemos que establecer que el término que estamos analizando en plural es también el nombre de muchas mujeres. “Dolores” podemos decir que es el significado del nombre propio de aquellas féminas que celebran su onomástica el 15 de septiembre, pues es cuando se celebra el santo de Nuestra Señora de las Angustias.