Definición de maíz
La noción de maíz, procedente del taíno mahís, alude a una planta que forma parte del grupo familiar de las gramíneas. Puede alcanzar una altura de hasta tres metros, con un tallo de gran grosor, hojas puntiagudas y flores femeninas y masculinas.
El maíz es originario del continente americano, donde fue domesticado hace cerca de 10 000 años. A Europa llegó en el siglo XVII. En la actualidad se trata de uno de los cultivos más importantes del mundo por su relevancia nutritiva, ya que produce mazorcas cuyos granos son muy valorados.
Se llama mazorca al fruto de determinadas plantas gramíneas, que crece en una espiga densa y que presenta granos que se ubican uno al lado del otro. En el caso del maíz, estos granos son amarillos. Cabe destacar que el término maíz también se usa para hacer referencia específicamente a la mazorca (o choclo) y a los granos.
Existen múltiples variedades de maíz. Los mayas y los olmecas ya cultivaban varias de ellas, preparando los granos de distintas maneras. A partir del año 2500 antes de Cristo los cultivos fueron expandiéndose por el territorio americano y, tras la llegada de los conquistadores europeos, terminó arribando al Viejo Continente.
Como alimento, el maíz se emplea de numerosas maneras. Es posible hervir la mazorca entera para comer los granos, o cocinar el maíz desgranado para usarlo en sopas, ensaladas, guisos, etc. El aceite de maíz, en tanto, se utiliza para freír, mientras que la harina de maíz puede ingerirse directamente o aprovecharse como ingrediente de otras recetas.
El maíz frito, los copos de maíz, las palomitas de maíz (rosetas de maíz, pochoclo, pororó o popcorn), la humita, los tamales, la polenta, las tortillas, el locro, la sopa paraguaya, los tacos y las arepas son otros productos que se preparan con maíz.
Evidentemente, muchas culturas antiguas conocían las propiedades del maíz ya que lo usaban como uno de los alimentos básicos de su dieta. En la actualidad continúa estando entre los más populares, no sólo por sus beneficios para nuestra salud sino también por su mencionada versatilidad.
En primer lugar, podemos decir que es muy rico su contenido en vitaminas A, B y E, y también en minerales, como ser potasio, fósforo, sodio y magnesio. Estos últimos son fundamentales para el funcionamiento neuromuscular y para el equilibrio hidroelectrolítico, dos razones para que los deportistas lo tengan entre sus alimentos más importantes. La hipertensión y la diabetes, entre otras enfermedades, pueden combatirse mediante el consumo de maíz.
Otra de las características del maíz es que contiene una buena proporción de antioxidantes, necesarios para prevenir el surgimiento de radicales libres y, por ende, de enfermedades cancerígenas. Más de un caso de cáncer de próstata y de mama han sido combatidos exitosamente gracias al uso de este alimento, cuyas propiedades antioxidantes se potencian al cocerlo.
La riqueza en vitaminas es necesaria para el desarrollo del sistema nervioso, tanto en la infancia como en la adultez. De las tres mencionadas anteriormente, la vitamina A es la más presente en el maíz; entre sus beneficios se encuentran los relacionados con la vista y la piel, además de los que obtienen las mujeres embarazadas para que sus bebés crezcan más sanos.
El maíz es también rico en proteínas: basta con una taza de este producto para consumir el 9 por ciento de proteínas recomendadas por día. Por otro lado, no incluye todos los aminoácidos que necesita nuestro organismo, y por eso se aconseja complementarlo con frijoles.
Con respecto a la fibra, el maíz también la contiene en una proporción importante. La regulación de la digestión, de los niveles de glucosa y colesterol son tres beneficios que puede aportarnos, con el agregado de disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.