Definición de gramíneas
El adjetivo gramínea, procedente del vocablo latino gramineus, se emplea para calificar a una planta de acuerdo a ciertas características de su tallo. Por extensión, se conoce con este término a la familia de estas especies.
Las gramíneas son angiospermas monocotiledóneas, dos conceptos que refieren a cualidades específicas. Las angiospermas son fanerógamas con carpelos cerrados (ovarios) que contienen a los óvulos. Al ser fanerógamas, sus órganos reproductivos tienen forma de flor y resultan visibles. En cuanto a su inclusión en el conjunto de las monocotiledóneas, se debe a que su embrión presenta un único cotiledón (nombre que alude a la primera hoja de las fanerógamas).
Respecto al tallo de las gramíneas, son cilíndricos y, por lo general, huecos. El tallo presenta nudos, de los cuales surgen hojas alternas que lo abrazan. Las flores, que pueden disponerse en panojas o espigas, son sencillas y sus escamas cubren un grano seco.
Existen más de doce mil especies de gramíneas, siendo una de las familias de plantas más numerosas y la más relevante en cuanto a la economía, ya que forman parte de la alimentación del ser humano desde hace muchísimo tiempo. Las gramíneas pueden consumirse de manera directa (a través de aceites, cereales, etc.) y además sirven como alimento de animales que son aprovechados por el hombre por su carne, huevos y leche.
El maíz, el trigo, la avena, el arroz y la caña de azúcar, por ejemplo, pertenecen al grupo de las gramíneas. Esta familia de plantas puede adaptarse a múltiples ambientes, por eso su producción se extiende por gran parte de la superficie terrestre.
Es de resaltar la variedad que caracteriza la familia de las gramíneas, lo cual explica que esté tan presente en nuestro día a día, tanto en nuestra alimentación como en los medios que habitamos y usamos para el ocio. Uno de los rasgos que la vuelven tan predominantes es su robustez.
Mientras que otras muchas familias de plantas crecen solamente en sus extremos, las gramíneas tienen sus zonas de desarrollo por encima de sus nudos. Esto hace que puedan surgir nuevos brotes de los tallos que crecen en dirección horizontal, ya sea sobre o debajo de la tierra. Cuando podamos el césped o cuando un animal se alimenta de éste, las gramíneas continúan creciendo, a diferencia de otras familias, y así se explica que sean tan convenientes para la industria.
Otra diferencia entre las gramíneas y el resto de las plantas es que cuando se tuercen sus tallos, ya sea por acción del viento o porque alguien camine por encima de ellos, casi siempre son capaces de compensar el daño y enderezarse acelerando su crecimiento de manera estratégica. Esto es crucial en la «competencia» por la luz solar, que distingue las plantas que subsisten de las que mueren. Dado que los seres humanos dependemos en gran parte de las gramíneas, su increíble resistencia es la propiedad que más agradecemos.
En definitiva, las gramíneas son las plantas que más abundan en nuestro planeta, y también son las más relevantes para nuestra economía. En palabras de un botánico especializado en esta familia, es posible compararla con un dique que nos protege del hambre. Si le preguntamos a cualquier persona qué fue lo último que ha comido, probablemente incluya en su respuesta un plato de arroz, un trozo de pan o alguna receta que incluya avena o harina, de manera que, en pocas palabras, ha comido gramíneas. La harina contiene trigo, cebada o centeno, y está presente en la mayoría de las recetas saladas y dulces. Como si esto fuera poco, la caña de azúcar es también una gramínea, y se usa en más de la mitad del azúcar que consumimos.