Definición de magnetismo
Se denomina magnetismo al poder del que disponen los imanes y las corrientes eléctricas de generar fuerzas de repulsión o de atracción sobre otros elementos. El término suele asociarse a la capacidad que tiene un imán para atraer al hierro.
Los imanes son cuerpos que disponen de un gran magnetismo. Por sus propiedades, atraen a los metales ferromagnéticos, como el níquel, el cobalto y el mencionado hierro. Las fuerzas de atracción se vuelven más intensas en los polos (los extremos) del imán, que se unen a través del eje magnético.
No debemos dejar de resaltar que el magnetismo es un fenómeno de la naturaleza, es decir que se encuentra en dichos materiales sin que el ser humano intervenga. También es posible elaborar aleaciones con algunos de ellos, para obtener otros tipos de imanes. Se denomina aleación a la combinación de varios elementos metálicos (dos o más) para aprovechar las propiedades de todos ellos.
A la región espacial en la cual se manifiesta la capacidad del imán se la conoce como campo magnético. Estos campos pueden representarse con líneas de fuerza que parten de un polo, rodean el imán y finalmente ingresan en el otro polo. Más allá de los imanes, todo material presente en nuestro planeta se ve influido por la existencia de un campo magnético, aunque varíe el grado en el que lo afecte.
Es importante destacar que las corrientes eléctricas producen un campo magnético a su alrededor. Este magnetismo está dado por el movimiento de las cargas eléctricas. Gracias al fenómeno es posible fabricar electroimanes, que son imanes artificiales compuestos de un núcleo de hierro con una bobina a su alrededor; por dicha bobina pasa la corriente eléctrica.
En el ámbito de la física, por otro lado, el magnetismo también se manifiesta, en especial como una de las dos partes que componen la radiación electromagnética, como puede ser la luz.
La radiación electromagnética se define como una clase de campo electromagnético variable, o sea que combina campos magnéticos y eléctricos que oscilan y se propagan por medio del espacio llevando energía entre dos puntos. Una mirada clásica la define como las ondas electromagnéticas que generan las fuentes de dicho campo y que viajan a la velocidad de la luz (186 282,397 millas por segundo).
Con respecto a la historia del magnetismo, ya en la antigua Grecia se conocían algunos de sus fenómenos. De hecho, se cree que fueron observados por primera vez en la ciudad Magnesia del Meandro, y que de allí tomó su nombre. Entre los conocimientos de aquella época se encontraba la atracción que ciertas rocas producían en el hierro, además de la que éste tenía con otros trozos del mismo material. En otras palabras, estamos hablando de los imanes naturales.
El filósofo griego Tales de Mileto, nacido en la primera mitad del siglo VII a. C., fue el primer erudito conocido en haber estudiado el magnetismo. Tres siglos más tarde se publicó en China un manuscrito en el cual se trataba la atracción existente entre la magnetita (un mineral compuesto por dos óxidos de hierro) y el hierro.
Por otro lado, de principios del siglo I data un estudio en el cual se observó la atracción entre una aguja y la magnetita.
El magnetismo, por otra parte, es el atractivo que tiene algo o alguien. Debido a su magnetismo, una situación, un objeto o un individuo pueden ejercer una influencia sobre la gente. Por ejemplo: “El magnetismo del artista francés se hizo notorio desde la primera canción del show”, “Los automóviles lujosos de gran tamaño tienen magnetismo entre los hombres millonarios de mediana edad”, “Nadie puede negar el magnetismo de este tipo de espectáculo”.