Definición de lipotimia
La noción de lipotimia procede del vocablo griego lipothymía. El término hace referencia a la pérdida repentina y fugaz del movimiento y del sentido.
La lipotimia es un desvanecimiento. Por lo general, la persona siente que está a punto de desmayarse, aunque dicho desmayo no siempre se concreta. Los síntomas más habituales son la cefalea, la sudoración excesiva, la palidez, el malestar estomacal y el vértigo.
A nivel orgánico, la lipotimia se produce cuando la irrigación sanguínea del cerebro se vuelve insuficiente. Este órgano, por lo tanto, recibe menos oxígeno del que necesita para que se mantenga la conciencia, generándose el desmayo.
Cuando un individuo sufre una lipotimia, lo primero que debemos hacer es asegurarnos de que siga respirando y de que simplemente se trate de un desmayo. Seguidamente, se recomienda trasladarlo a un lugar bien ventilado y aflojarle la vestimenta para que pueda respirar con mayor facilidad.
Si está consciente, hay que indicarle que respire de manera profunda, inspirando a través de la nariz y espirando por la boca. Otro buen consejo es pedirle que tosa de forma repetida, ya que esta acción contribuye a mejorar la irrigación sanguínea del cerebro.
También se puede acostar al afectado boca arriba y levantarle las piernas para promover el regreso de la sangre al cerebro, o bien colocarlo de costado por si necesitase vomitar. Si se encuentra en un ambiente o en un entorno muy frío, es importante abrigarlo; por ejemplo, cubriéndolo con una manta o con una prenda nuestra.
Es importante no proporcionarle comida ni bebida a la víctima de la lipotimia hasta que se haya recuperado por completo. Una vez que se repone, hay que suministrarle agua. Otra cosa que no debemos hacer en caso de lipotimia es dejar al sujeto solo.
Ante un desmayo que dure más de cinco minutos se aconseja llamar al servicio de asistencia médica, ya que la causa puede ser una enfermedad, como la diabetes (en tal caso el desmayo se debería a una bajada de azúcar de forma repentina) o la epilepsia (que se advertiría por la presencia de convulsiones). En cualquier caso, una buena práctica consiste en apartar cualquier objeto que pueda suponer un peligro para la víctima, de manera que establezcamos un perímetro seguro para su recuperación.
Dicho esto, debemos aclarar que en la mayoría de los casos los episodios de lipotimia son aislados y se resuelven sin mayores complicaciones. Sin embargo, es precisamente cuando se extienden por demasiado tiempo que surgen las sospechas acerca de una causa subyacente.
Con respecto a la prevención, dado que la lipotimia suele aparecer de manera imprevista no hay mucho que podamos hacer. Sin embargo, se sabe que la falta de ventilación y el calor excesivo son dos disparadores comunes que deberíamos evitar. Además, se recomienda una buena hidratación a lo largo de todo el día, algo que no todos hacen con naturalidad. En este marco, las personas que más recaudos deben tomar son las mayores de cincuenta años y las mujeres embarazadas.
El estrés, el calor y el dolor intenso pueden provocar una lipotimia. Lo habitual es que, una vez que se restaura el normal flujo sanguíneo al cerebro, el sujeto recupere el nivel de conciencia sin padecer ningún tipo de secuela.
Se estima que la mitad de los seres humanos experimentan alguna lipotimia a lo largo de la vida. Cuando los episodios se repiten o surgen complicaciones, es necesario acudir a un médico para determinar sus causas y el alcance de sus consecuencias.
Entre los exámenes que los médicos suelen indicar para determinar las causas de la lipotimia se encuentran los siguientes:
* análisis de sangre;
* ecocardiografía;
* radiografía de tórax;
* monitoreo del ritmo cardíaco;
* electroencefalografía.