Definición de laminado
Laminado es un adjetivo que se emplea para calificar a aquello que está dotado de láminas. El concepto también alude al acto y el resultado de laminar: hacer láminas o guarnecer algo con este tipo de planchas.
Para comprender qué es un laminado, primero debemos centrarnos en la idea de lámina. Así se denomina a una pieza de escaso grosor, plana y por lo general metálica.
En su uso más habitual, la noción de laminado refiere a un revestimiento de varios estratos. El laminado suele componerse de tres capas: una inferior que funciona como barrera ante la humedad, una intermedia de mayor grosor que actúa como sustrato y una superior que supone el acabado del material.
El laminado puede utilizarse para revestir el suelo o la pared. El objetivo es que este producto resulte decorativo gracias a su estética, pero que además brinde una serie de beneficios (como impedir el paso de la humedad, por citar una de sus ventajas).
El proceso de laminado o laminación, por otra parte, se lleva a cabo para reducir el espesor de una plancha de metal o de un material similar que sea maleable. Para desarrollar este laminado, se suele aplicar presión con un dispositivo que se conoce como laminador.
El laminado se realiza en caliente o en frío, según el caso. La plancha debe pasar continuamente por cilindros que generan las fuerzas de compresión y que provocan la deformación plástica del material.
Por lo general, el laminado en caliente representa la primera fase del proceso mediante el cual se transforman los materiales fundidos en productos finales, y es posible realizar importantes reducciones de sección. Debemos procurar que la temperatura de la masa del metal se eleve de manera uniforme hasta alcanzar el punto deseado antes de que comience a deformarse, para evitar problemas tales como roturas o agrietamiento.
Entre los productos acabados que suelen generarse mediante el laminado en caliente destacan las barras, los redondos, los flejes y las chapas. Una vez obtenidos, se usan en operaciones de mecanizado o de conformado en frío.
Por medio del laminado en frío es posible obtener piezas completamente acabadas, con características mecánicas y una textura muy pareja. A diferencia del laminado en caliente, no se pueden generar reducciones considerables en la sección.
El acero laminado, en este marco, es aquel que se somete a un proceso de esta clase. La aleación de hierro y carbono se funde en lingotes que son laminados hasta alcanzar las medidas buscadas.
Es común llevar a cabo el proceso de laminado en lo que se conoce con el nombre de tren de laminación, una serie de unidades de rodillos que se encadenan y actúan sobre el metal hasta finalizar el producto. Estos trenes se clasifican del siguiente modo:
* de desbaste: sirven para desbastar lingotes en caliente con el objetivo de convertirlos en tochos o petacas, según las necesidades. El espesor y el ancho de las piezas obtenidas se encuentran en un rango de 130-140 y 130-550 milímetros, respectivamente;
* de palanquilla: se usan para el laminado del desbaste que se obtiene mediante los trenes anteriores y lo convierten en productos de sección cuadrada o rectangular, que se conocen como palanquillas y llantones, respectivamente;
* de acabado: se consiguen los productos acabados tomando como punto de partida los que surgen del tren anterior. Según la forma que tengan los cilindros de los trenes de acabado, es posible obtener diferentes piezas. Por ejemplo, los resultados varían si son lisos o acanalados.
Gracias al laminado de perfiles es posible producir contornos en la sección transversal para dar lugar a varias formas. Para ello se pasa el material por rodillos con la forma impresa.