Definición de laísmo
Se denomina laísmo a la utilización de los pronombres personales la y las como objeto indirecto femenino, reemplazando de este modo las formas le y les. Se trata de una modalidad que no es adecuada según la norma culta de nuestro idioma.
De acuerdo a la Real Academia Española (RAE), siguiendo las reglas de la etimología corresponde que asuman la función de complemento indirecto femenino los pronombres le y les. El uso de la y las, en este marco, resulta antietimológico.
Se cree que el laísmo surgió en la Edad Media en la zona de Castilla. En la actualidad varios dialectos del español lo siguen empleando, sobre todo en Castilla y León, Cantabria y Extremadura.
Veamos un caso concreto de laísmo. Supongamos que alguien quiere comentar que le obsequió una muñeca a su sobrina. Esta persona debería indicar: “Le regalé una muñeca a mi sobrina”. Sin embargo, si incurre en el laísmo, se expresará de este modo: “La regalé una muñeca a mi sobrina”.
De manera similar, si un joven informa a sus amigos acerca de un pedido de perdón que le realizó a su novia, debe señalar: “Luego de la pelea, le pedí perdón a mi novia porque sé que estuve mal”. Con el laísmo, en cambio, señalaría: “Luego de la pelea, la pedí perdón a mi novia porque sé que estuve mal”.
Otros ejemplos de laísmo: “A mi madre la gusta el ballet”, “La solicité que se retirara del bar, pero la chica no me hizo caso”, “La pregunté qué le ocurría y empezó a llorar”.
Uno de los ámbitos en los que el laísmo se presenta con mayor frecuencia es el dialecto madrileño, y los verbos que suelen aparecer en este contexto son los siguientes:
* decir: «La dije que iría sobre las siete de la tarde»;
* dar: «Como no me especificaron el modelo, las di éste»;
* gustar: «Es que la gusta especialmente este plato, y por eso lo he preparado»;
* poner: «Las voy a poner un poco de música, a ver si se calman un rato»;
* contar: «Lo siento, pero la he contado toda la verdad»;
* quitar: «Está decidido: este mes la quito la paga por no haber estudiado»;
* escribir: «Aunque ya no se use, la he escrito una carta para explicarle lo sucedido»;
* preguntar: «Déjame que la pregunte y ya te cuento».
Otro verbo que con bastante frecuencia se complementa incorrectamente con el pronombre personal la es ver, aunque en este caso es necesario hacer alguna aclaración además de ofrecer una oración de ejemplo. Cuando lo usamos en referencia a una persona a la que vemos, es correcto usar la o lo: «Ayer por la tarde la vi en la plaza del centro». Sin embargo, si queremos hacer referencia a una parte de su cuerpo o a una de sus pertenencias, entonces lo correcto es recurrir a le: «Le vi la cara al pasar y no la reconocí».
Dicho esto, se entiende que invertir estas palabras nos conduce a casos de leísmo y laísmo. No es correcto decir «La vi la cara» ni «Le vi en la plaza». Cabe mencionar que esta tendencia no es común en América Latina, aunque allí existen otras, como ocurre en todas partes del mundo con respecto a las reglas lingüísticas, tan difíciles de cumplir a rajatablas como inestables.
Con algunos verbos se puede dar una situación en la que no se entienda el sentido de la oración a menos que sepamos si el hablante está incurriendo en laísmo. Un ejemplo muy claro sucede con el verbo pegar: «La pegó» puede significar que el sujeto golpeó a otra persona o bien que adhirió un objeto a otro.