Definición de laceración
Laceración, del latín laceratio, es la acción y efecto de lacerar. Este verbo refiere a lastimar, herir, magullar, dañar, vulnerar o afligir. Puede usarse, por lo tanto, en un sentido físico (una herida concreta y corporal) o en un sentido simbólico (una herida emocional).
Por ejemplo: “Los médicos dijeron que es una laceración importante que tardará bastante en sanar”, “La laceración producida por el golpe nos obligó a aplicarle siete puntos de sutura a la víctima”, “Lo que más duele son las laceraciones del alma”.
Puede definirse la laceración como una ruptura que se produce en la piel, la cual puede ser de variada gravedad. Las laceraciones menores implican poco dolor y sangrado, sin entumecimiento ni hormigueo en la zona. Este tipo de heridas suelen sanar en poco tiempo, sin necesidad de acudir a un médico.
Las laceraciones más importantes, en cambio, incluyen un sangrado abundante y duelen mucho. En ocasiones pueden verse tendones o huesos a través de la herida. En estos casos, se necesita atención médica urgente.
Si se sufre una laceración menor, es importante limpiar la herida con agua tibia y jabón. Después se debe aplicar algún ungüento o remedio antibiótico y finalmente cubrir la laceración con una gasa estéril. Cabe señalar que este tipo de herida es bastante común, ya que no se trata de un grave accidente que amerite dirigirse a un centro de salud, sino del resultado de un pequeño descuido.
Cómo curar las laceraciones
Todas las laceraciones, sin importar su gravedad, deben ser tratadas tan pronto como sea posible. Lo más recomendable es proceder con la curación apenas se ha producido la herida, y para ello existen ciertos pasos esenciales, que se detallan a continuación:
* si el accidente se produjo con pequeños trozos de algún material, como ser madera, metal o vidrio, se recomienda inspeccionar cuidadosamente la zona de la laceración para buscar cualquier residuo. Es muy importante no quitar los de gran tamaño, aquellos que estén incrustados y que mantengan cerrada la herida, dado que esto podría aumentar el sangrado considerablemente;
* frenar el sangrado presionando la herida, ya sea con gasa o con un trozo limpio de tela, durante un promedio de 15 minutos, según la gravedad de la laceración. Si el sangrado no se detiene, entonces será necesario acudir a un centro médico para recibir atención inmediatamente;
* determinar la profundidad de la herida, ya que si es mayor a 6 milímetros se vuelve necesario algún método para cerrarla, tal como la aplicación de puntos o grapas, el cual debería ser practicado por alguien con experiencia y conocimientos específicos;
* utilizar solución salina o agua limpia para lavar la laceración, de manera que se pueda eliminar la suciedad. Es recomendable presionar suavemente, para evitar que la herida se abra nuevamente o que vuelva a sangrar;
* cubrir la laceración por completo utilizando una venda o una gasa, evitando usar cualquier material que pueda pegarse a la herida.
El vendaje líquido es un producto ideal para cualquier laceración menor, y una alternativa recomendable por encima de las vendas tradicionales. Su acción consiste en sostener la piel y mantener cerrada la herida hasta que se cure, y el riesgo de infección es considerablemente menor al de la gasa.
En sentido metafórico
La laceración también puede ser metafórica, cuando se sufre un dolor profundo en el alma: “Cada palabra tuya produce una laceración en mi espíritu: te pido que no continúes”, “Nunca perdonaré las laceraciones emocionales que le causaste a mi hijo”, “Las heridas en el rostro sanarán rápido, pero no las laceraciones que se produjeron en la profundidad de mi ser”.