Definición de inviable
El término inviable, cuyo origen etimológico se halla en la lengua francesa, permite calificar a aquello que no es viable: es decir, que resulta imposible de llevarse a cabo. Lo inviable, por lo tanto, no puede realizarse.
Por ejemplo: “Por cuestiones de costos, disputar el partido en el sur del país es inviable”, “El traslado del aeropuerto es inviable por razones geográficas y presupuestarias”, “La adopción de energía eólica en este tipo de empresas resulta inviable”.
La calificación de inviable implica la realización de un pronóstico o de una predicción. Cuando algo es mencionado como inviable, se supone o se intuye que no podría llevarse a cabo en el futuro por determinados motivos.
Supongamos que un dirigente político presenta un proyecto para la construcción de una nueva carretera que permitiría unir dos ciudades. Esta persona asegura que la obra generaría cientos de puestos de empleo y mejoraría la seguridad vial. Sin embargo, el gobernador de la región afirma que se trata de un proyecto inviable ya que requiere de una inversión millonaria que el Estado no puede asumir. Al no tener ese dinero disponible, no hay forma de iniciar los trabajos.
Un diputado, en tanto, propone implementar la pena de muerte en un país como castigo para los delitos más graves. Aunque la iniciativa logra algunas adhesiones, los expertos en derecho consideran que dicha implementación es inviable debido a que contradice varios convenios internacionales firmados por la nación e incluso se opone a lo establecido en la Constitución Nacional. Por lo tanto, no hay forma de aprobar la pena de muerte a menos que se modifique toda la estructura jurídica.
Como podemos apreciar, el término inviable se suele usar en ámbitos donde existan procesos formales, como ser en la economía, la política o la empresa. Esto se debe a que, como se expresa en un párrafo anterior, es necesario un análisis consciente de una propuesta para poder calificarla de inviable, algo que no suele ocurrir en la vida cotidiana ante ideas tales como «ir a la playa» o «salir a pasear».
En situaciones más triviales, propias del día a día y fuera de una estructura académica, los sinónimos más comunes de la palabra inviable son impensable e imposible. Veamos a continuación un ejemplo que nos permita observar el mismo caso desde una perspectiva formal y otra informal.
Supongamos que una persona decide viajar a su pueblo natal el próximo fin de semana, pero no se preocupa por averiguar si el plan es viable. Un amigo que suele planificar todo con antelación descubre que las carreteras estarán especialmente congestionadas a raíz de una fiesta regional, y entonces le recomienda que lo posponga, ya que lo considera inviable. En una conversación informal, si bien es posible usar el término inviable, es probable que surjan imposible o impensable con mucha más naturalidad.
Si el propósito del viaje fuera concretar una negociación y el amigo fuera un compañero de trabajo, incluso frente a los mismos obstáculos se apelaría al adjetivo inviable, ya que entran en juego ciertos intereses económicos. Y es aquí donde podemos entender en mayor profundidad la elección de un término u otro. Existen ciertos matices en cada expresión, como podemos apreciar en las siguientes oraciones: «Un viaje a tu pueblo este fin de semana es imposible, la carretera estará a tope» («no lo hagas, no creo que te convenga»), «Programar el viaje para este fin de semana es inviable dada la congestión de la carretera que previenen los noticieros» («no lo harás porque no nos conviene»). En resumen, solemos usar este concepto cuando nuestros intereses están en juego, y sus sinónimos cuando nos preocupa más el futuro del otro.