Definición de inquilinaje
El concepto de inquilinaje se utiliza en Chile. El diccionario de la Real Academia Española (RAE) reconoce dos acepciones del término.
El primer significado que menciona la RAE alude al conjunto de los inquilinos. El segundo, al sistema que se desarrollaba en un entorno rural con la participación de inquilinos.
Para comprender qué es el inquilinaje, por lo tanto, es indispensable centrarse antes que nada en la noción de inquilino. En el territorio chileno, se llamaba inquilino al sujeto que residía en un campo, contando con un cuarto para vivir y tierra para explotar por su cuenta, aunque con el compromiso de trabajar en dicho campo en beneficio de su dueño.
De acuerdo a los historiadores, el inquilinaje surgió en la mitad del siglo XVII. A partir del crecimiento demográfico de la población de mestizos libres, los propietarios de las haciendas desarrollaron el sistema de inquilinaje para incorporar a estas personas a la producción.
En este marco, los hacendados comenzaron a instalar a los mestizos en zonas alejadas de las estancias, permitiéndoles trabajar la tierra pero obligándolos a pagar un canon anual en especies y a desarrollar tareas laborales. Así se instituyó el inquilinaje, que también ayudó a los estancieros a proteger los límites de sus terrenos.
Los inquilinos de a caballo eran quienes llevaban a cabo los servicios que requerían la monta de un animal de carga. Además, contaban con tierra para la siembra de trigo, un espacio para vivir y tenían derecho a que un máximo de doce animales pastaran en los campos o estuvieran en los potreros de los hacendados.
Suele decirse que el inquilinaje derivó de la encomienda. Una vez establecido, el inquilinaje subsistió sin grandes modificaciones hasta mediados del siglo XX. A partir de entonces, diversos movimientos sociales y políticos empezaron a reclamar el final de este sistema, lo cual se concretó a partir de la reforma agraria que profundizó Salvador Allende durante su régimen.
Con respecto a la encomienda, se trataba de un sistema socioeconómico surgido en España que consistía en la explotación de los indígenas atándolos a una deuda de por vida. Aunque en la actualidad nos cueste creer que medidas como ésta hayan estado en vigor, los colonizadores les exigían que trabajaran a cambio de protegerlos de sus enemigos, enseñarles su idioma y salvarlos por medio de la religión cristiana. Era una relación de dependencia por imposición, una forma de esclavitud sin lugar a duda, ya que los nativos vivían felizmente hasta que fueron invadidos.
El historiador y naturalista francés Claudio Gay Mouret, nacido en 1800 y fallecido en 1873, fue uno de los defensores de la teoría que relacionaba el inquilinaje con la encomienda, tal y como lo recogió el historiador y diplomático chileno Diego Jacinto Agustín Barros Arana en su obra Historia General, publicada en 1886. Sin embargo, los historiadores modernos lo asocian con la depresión económica y demográfica del siglo XVII.
Para agregar más información contextual, podemos decir que fuera de Chile, el concepto que designaba el término inquilinaje se podía mencionar como hacienda colonial, una clase de organización económica muy común en el sistema español aplicado a los territorios del continente americano. Esto tuvo vigencia hasta pasados los cien años desde que se abolió el régimen señorial en España, incluso hasta que tuvieron lugar las medidas económicas, legislativas, sociales y políticas conocidas como reformas agrarias a mediados del siglo XX.
También cabe agregar que este concepto, por su parte, derivó de la hacienda andaluza, una finca dedicada a la agricultura, de gran tamaño y por lo general establecida en torno a viviendas muy valiosas desde un punto de vista arquitectónico. Fue en la época del virreinato que este modelo de explotación se exportó al continente americano.