Definición de iniquidad
En el latín es donde podemos establecer que se encuentra el origen etimológico del término iniquidad. En concreto, emana de la palabra “iniquitas, iniquitatis”, que puede traducirse como “cualidad de injusto” y que es el resultado de la suma de varios componentes léxicos:
-El prefijo “in-”, que significa “sin” o “no”.
-La palabra “aequus”, que es equivalente a “justo” y “equitativo”, además de a “equilibrado”.
-El sufijo “-dad”, que es sinónimo de “cualidad”.
El término alude a una gran injusticia o a algo malicioso.
Por ejemplo: “La empresa local acusó al gobierno de haber incurrido en una iniquidad al adjudicar todas las licitaciones a una compañía cercana al presidente”, “Utilizar a los niños en una campaña política es una iniquidad”, “Los jubilados padecen la iniquidad de un sistema que no les otorga aquello que les corresponde”.
Entre los términos que funcionan como sinónimos de iniquidad podemos destacar algunos tales como ilegalidad, maldad, infamia, injusticia, inmoralidad o desafuero. Por el contrario, entre sus antónimos nos topamos con legalidad, bondad, moralidad o justicia, por ejemplo.
Es habitual que iniquidad se confunda con inequidad. La inequidad (con E después de la N) se refiere a la ausencia de equidad. Debido a que la inequidad suele ser injusta, en ocasiones los dos conceptos (inequidad e iniquidad) pueden usarse como sinónimos. De todos modos, la Fundación del Español Urgente – Fundéu BBVA advierte que no siempre son equivalentes, ya que la iniquidad refiere básicamente a un acto perverso, dañino o malo.
La idea de iniquidad suele aparecer en el terreno de la religión. En grupos cristianos, se entiende a la iniquidad como una tendencia que muestra una persona cuando incurre en pecados de manera repetitiva.
La iniquidad, en este contexto, es considerada como un patrón de conducta. Se trata de una especie de círculo vicioso donde se mezclan el pecado, el castigo y la culpa y del cual solo puede salirse con la ayuda de Dios.
Esta creencia cristiana sostiene que el hombre, hasta que no es liberado por Dios, sufre la culpa y el castigo de sus actos pecaminosos. Cuando la inequidad se rompe por la intervención divina, el ser humano es “liberado”.
Es importante establecer, por tanto, en este sentido que la iniquidad está unida de manera irremediable al hecho de que se considera que el ser humano tiene en su esencia la maldad y que esa circunstancia lleva a que en cualquier momento la misma pueda aparecer.
Hay quienes confunden lo que es pecado e iniquidad, pero hay que tener claro que son cosas diferentes. En concreto, el pecado es un error puntual que comete el ser humano, que le hace ir en contra de su palabra y lo que expone Dios y que, por tanto, luego le hace que le remuerda la conciencia.
Sin embargo, la iniquidad es cuando el citado ser humano se acostumbra continuamente a pecar y eso hace no solo que lo vea como algo normal sino también que no se sienta mal por ello.