Definición de imprudencia
En el latín es donde podemos establecer que se encuentra el origen etimológico del término imprudencia que ahora vamos a abordar. En concreto, tenemos que indicar que deriva de “imprudentia”, que podemos señalar que se trata de una palabra que es el resultado de sumar varios componentes léxicos de dicha lengua:
-El prefijo “im-”, que significa “no”.
-El elemento “pro”, que es sinónimo de “adelante”.
-El verbo “videre”, que puede traducirse como “ver”.
-El sufijo “-ntia”, que se usa para indicar la cualidad de quien hace una acción.
Usar el teléfono mientras se conduce un vehículo es una imprudencia.
Qué es la imprudencia
El término imprudencia alude a la ausencia de prudencia: cautela, mesura, cuidado. Quien actúa con imprudencia, por lo tanto, lo hace sin buen juicio.
Por ejemplo: “El accidente se produjo por una imprudencia del conductor de la camioneta”, “El juez deberá determinar si el policía cometió una imprudencia al disparar en el interior del bar”, “Me enoja la imprudencia de los padres que no prestan atención a sus hijos mientras juegan en la plaza”.
Sinónimos y antónimos
Además de los ya indicados, no podemos pasar por alto otra serie importante de sinónimos del término que nos ocupa. Entre esos se pueden destacar algunos tales como descuido, insensatez, temeridad, irresponsabilidad, ligereza, irreflexión o impremeditación.
Por el contrario, entre sus antónimos nos topamos con palabras tales como cautela, mesura, cuidado, sensatez, responsabilidad, reflexión o premeditación.
Actuar con imprudencia puede poner en riesgo la vida propia y de terceros.
La imprudencia en distintas acciones
La imprudencia suele reflejarse en conductas que ponen en peligro a uno mismo y/o a otras personas. Un hombre que conduce a alta velocidad en una ciudad y sin frenar en los cruces está actuando con imprudencia ya que podría provocar un accidente de gravedad. La persona que realiza un trabajo en las alturas sin arnés ni ningún tipo de sujeción también está cometiendo una imprudencia.
Cuando se habla de los errores que ha podido cometer un sanitario en el ejercicio de su labor y que pueden traer consigo consecuencias para sus pacientes se habla de imprudencia y de negligencia. En ocasiones, hay quienes los usen como sinónimos, pero son diferentes.
Diferencias con la negligencia
Así, una negligencia médica, por ejemplo, se produce cuando el profesional no actúa de acuerdo a las normas de su profesión y tampoco acorde a las habilidades y destrezas que como tal tiene.
Por el contrario, la imprudencia tiene lugar cuando dicho profesional realiza una acción de forma temeraria poniendo en serio peligro la recuperación o la propia vida del paciente en cuestión.
En el terreno del derecho, la imprudencia se asocia a la culpa, provocada por la omisión de una diligencia necesaria para prever los efectos de la acción. Cuando la culpa resulta grave y no puede excusarse, se trata de una imprudencia temeraria.
La imprudencia, en este marco, es punible cuando implica la existencia de una negligencia por parte de aquel que no tomó las debidas precauciones. Al accionar sin prudencia y de manera inexcusable, la persona imprudente comete un delito.
Supongamos que un muchacho lleva en su motocicleta a sus tres hijos menores de edad, todos ellos –al igual que él– sin casco. Al girar en una calle, pierde el control del vehículo y los niños caen al suelo, sufriendo diversas heridas. El conductor puede ser juzgado por su imprudencia, ya que debió prever el riesgo de trasladar a sus hijos de ese modo.