Definición de hocico
Se llama hocico al sector prominente de la cara de ciertos animales, en el cual se encuentran la nariz y la boca. Los hocicos son muy diversos de acuerdo a la especie en cuestión.
Los perros se encuentran entre los muchos animales que tienen hocico. En el lebrel afgano, por ejemplo, el hocico es alargado, mientras que en el bulldog el hocico es muy corto.
Algunas razas de perros se consideran «peligrosas» porque se cree que tienden a morder o bien que sus mordidas pueden causar daños considerables, incluyendo la muerte. En tales casos, es habitual que se les coloque un bozal en el hocico. Este dispositivo (que suele fabricarse en cuero, metal o plástico, entre otros materiales) se ajusta para que el individuo no pueda abrir la boca, y muchos modelos les causa problemas al respirar.
A los animales de carga también se les suele colocar un bozal en el hocico. En este caso, el objetivo es que no se detenga a comer y así continúe su recorrido sin interrupciones.
El bozal, por otro lado, puede usarse en el hocico de los caballos de carrera como parte de la cabezada (un armazón de correas). El utensilio, en este contexto, sirve para atar al equino al pesebre o a otro sitio.
Otra clase de hocico es la probóscide, el aparato bucal que tiene forma de pico o de trompa. La trompa del elefante, de hecho, es considerada como el hocico de mayor longitud del reino animal.
Hocico, por último, es el nombre de un grupo mexicano de música electro-industrial. Fundada por Erk Aicrag y Racso Agroyam en 1993, la banda editó más de una decena de álbumes y ha actuado junto a artistas como Marilyn Manson y Rammstein.
A simple vista, el hocico es uno de los rasgos que más distingue al ser humano del resto de los animales mamíferos. Lejos de tratarse de una disposición diferente de la nariz y la boca, o bien de una protuberancia del rostro, esta parte del cuerpo animal esconde otra serie de diferencias que los vuelve fascinantes.
Retomando el caso de los perros, es sabido que poseen un sentido del olfato muy superior al nuestro. De hecho, para hacer una comparación burda, podemos apoyarnos en la cantidad de receptores olfativos que posee cada especie: ellos pueden contar con trescientos millones, mientras que nosotros, solamente con cinco; de todos modos, los perros pueden ser hasta un millón de veces más sensibles a ciertos olores que nosotros. Fuera de estos números, el secreto de su desarrollada percepción se encuentra en la morfología del hocico.
Tampoco debemos olvidarnos de la boca de los perros, que ostenta una potencia de mordida considerablemente superior a la nuestra. Esto se debe a que los lobos, la especie de la que descienden, son animales principalmente carnívoros y, por lo tanto, deben cazar para alimentarse. Gracias a la longitud y la forma ligeramente puntiaguda de su hocico pueden triturar a sus presas, rasgarles la piel e hincar su boca cuando lo necesitan.
Otra de las características del hocico está relacionada con la respiración y la regulación de la temperatura corporal de los perros. La mayoría de las razas populares tienden a abrir la boca con mucha frecuencia, especialmente en las épocas de calor; la razón es tan simple como sofisticada, ya que al respirar por la boca consiguen reducir su temperatura a un ritmo mucho mayor que por la nariz.
Esta necesidad, que algunos perros tienen más pronunciada que otros, es una de las razones por las cuales nunca deberíamos someterlos al uso del bozal. La solución para evitar infringir la ley es dejar de apoyar la cría de perros considerados peligrosos.