Definición de olfato
El término latino olfactus derivó, en nuestra lengua, en la palabra olfato. Este concepto se emplea para nombrar al sentido que permite que un ser humano o un animal capten un olor.
Gracias al olfato, las personas pueden percibir las partículas con fragancia a través de la nariz. Los olores están formados por moléculas que se desplazan por medio del aire y que tienen ciertos componentes químicos que son captados por el olfato. Se estima que un ser humano puede distinguir más de diez mil olores distintos gracias a sus más de veinte millones de células de tipo olfativo.
Una vez que el aroma ingresa por la nariz, comienza un recorrido que desencadena diversas reacciones hasta que el cerebro se encarga de procesar la información. La acción del hipotálamo y de otras regiones del cerebro son las responsables de liberar hormonas y de regular las emociones vinculadas a los olores.
Existen diversos trastornos y enfermedades que pueden afectar la capacidad del olfato. La anosmia, que puede producirse por una infección, un traumatismo u otro motivo, es la pérdida total de este sentido. Si la facultad del olfato se ve afectada sólo en parte, se habla de hiposmia.
Olfato, por otra parte, puede usarse en sentido simbólico para nombrar a la habilidad que tiene una persona para comprender o advertir algo que se encuentra oculto o escondido. Por ejemplo: “Si mi olfato no me falla, este hombre quiere algo más contigo”, “Al gerente le falló el olfato y no advirtió que el acuerdo que le ofrecieron era, en realidad, una estafa”.
El olfato de los perros
Es muy común oír que los perros poseen un olfato más agudo que el nuestro, pero los datos específicos que nos ofrecen los muchos experimentos realizados al respecto son verdaderamente impresionantes. Por ejemplo, se sabe que la sensibilidad de estos animales para ciertos olores en particular puede ser un millón de veces superior a la nuestra. Es que el olfato es el sentido que más desarrollan los cánidos y el que más utilizan en su vida cotidiana, para realizar sus actividades principales.
La forma del hocico de los perros deja en evidencia que su contacto con el mundo comienza por el olfato; no importa qué parámetros se tomen en cuenta para comparar su capacidad olfativa con la nuestra, ellos nos superan de manera considerable. El análisis de los olores y aromas es tan importante para los perros que cuando se concentran en uno parecen dedicar todas sus energías a la extracción de información, como los humanos hacemos al leer una noticia en un periódico.
El ser humano no ha perdido la oportunidad de explotar a los perros para obtener beneficios, y su mayor interés reside en su increíble sentido del olfato. Algunos ámbitos en los cuales se hace uso de su inestimable capacidad son: los salvamentos tras derrumbes, inundaciones y terremotos; las zonas aduaneras, para detectar materias ilegales y peligrosas; investigaciones de escapes de gas y fallos eléctricos. En pocas palabras, los perros resultan indispensables para la supervivencia del hombre en muchas situaciones de riesgo, y también para sostener gran parte de la estructura de sus sociedades.
Cabe mencionar que el olfato del perro es capaz de percibir olores que provengan de más de diez metros bajo la tierra, y por eso se aprecia tanto su colaboración para encontrar personas con vida enterradas en los escombros tras un atentado, por ejemplo. Aunque cueste creerlo, su olfato también le permite detectar células cancerígenas e incluso avisar a una persona que está a punto de tener un ataque hipoglucémico.
Con respecto a su reproducción, el olfato juega un papel primordial, ya que los machos pueden detectar las feromonas sexuales de las hembras y comprender su predisposición a la cópula.