Definición de herbolaria

La noción de herbolaria se emplea de varias maneras. El término puede utilizarse para aludir a la aplicación de la botánica en el campo de la medicina.

La herbolaria, en este sentido, se asocia a la fitoterapia: el uso de plantas para prevenir, aliviar o curar enfermedades y otros trastornos de la salud. Se trata de una terapia natural que recurre a los vegetales para darle bienestar al paciente.

Es importante tener en cuenta que la herbolaria puede resultar riesgosa. Aunque sean naturales, las plantas pueden causar una intoxicación o generar diversos tipos de reacciones adversas. Además, en ciertos casos, sus efectos resultan desconocidos, a diferencia de lo que ocurre con un medicamento controlado por las autoridades.

De todos modos, el hombre recurre a la herbolaria desde tiempos prehistóricos y numerosas plantas han demostrado sus propiedades beneficiosas para curar diversos males. Por eso muchas veces la herbolaria se combina con la medicina científica.

En un principio, el ser humano se acercó a los efectos medicinales de las plantas por accidente, y esto habrá ocurrido de forma entrelazada con ciertos episodios de envenenamiento al probar aquellas que debería haber evitado. La herbolaria es el resultado de siglos y milenios de sabiduría, de aportes de varios campos para conseguir aprovechar aquellos productos vegetales que nos ofrecen beneficios sin el riesgo que acarrea el consumo de químicos industriales.

En Irak, por ejemplo, se hallaron restos de granos de polen cuya antigüedad supera los 60 mil años, y se cree que fueron usados con fines medicinales. Estamos hablando de la era del Homo neanderthalensis, una especie que para ese entonces tenía casi 200 mil años y que se extinguió unos 20 mil años más tarde. En otras palabras, incluso estos antepasados nuestros tan lejanos poseían conocimientos de herbolaria. Los primeros documentos que reflejan el uso de plantas curativas son bastante más recientes, ya que datan de tres milenios antes de Cristo y fueron hallados en la región Sumeria.

En la actualidad, existe una clara distinción entre las personas que apoyan la herbolaria para tratar sus males y aquellas que prefieren acudir a su clínica más cercana para ser atendidas por un profesional de la salud. ¿Qué bando tiene razón? ¿Es mejor la medicina tradicional o el uso de plantas directamente cortadas de nuestro jardín para curar una enfermedad o calmar el dolor? La respuesta, indepedientemente de las interminables discusiones, está en cada individuo.

Los detractores de la herbolaria denuncian la falta de control que reina en el uso de plantas medicinales y la facilidad con la que se divulgan las recetas caseras para tratar todo tipo de males. Quienes se oponen a la medicina académica, por otro lado, aseguran que el sistema de asistencia sanitaria no es del todo fiable, ya que infunde en sus pacientes el miedo a contraer enfermedades graves sin ser conscientes de ello y de este modo les genera una suerte de «adicción» que los lleva al consultorio con mucha frecuencia.

Un herbolario, por otra parte, es una tienda que comercializa plantas medicinales. Además se llama herbolario, herbolaria o herborista a la persona que trabaja en esta clase de establecimientos.

La actividad de los herbolarios está regulada de diferentes maneras según el país. Puede tratarse de una labor informal, con conocimientos empíricos o surgidos de la cultura tradicional, o de un oficio controlado que exige un cierto nivel de capacitación.

Por último, la idea de herbolario puede aludir a un herbario: una colección de plantas secas que se conservan y se identifican con información sobre el lugar y la fecha de recolección. Este tipo de colecciones suelen pertenecer a universidades, centros de investigación o jardines botánicos.

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