Definición de equitativo
El vocablo aequĭtas, que puede traducirse como “igualdad”, llegó al castellano como equitativo. El término califica a lo que cuenta con equidad (igualdad, justicia). Por ejemplo: “Nuestro partido político trabaja para lograr una distribución equitativa de la riqueza”, “El desarrollo equitativo de la nación es una deuda pendiente”, “Tenemos que garantizar que haya un reparto equitativo de la ayuda”.
Precisamente, si observamos en detalle la etimología de esta palabra, notaremos que viene del latín aequivalens, que puede traducirse como «imparcial, neutro». Los componentes léxicos de este vocablo latino, por otro lado, son los siguientes: aequu, que significa «llano, equitativo, equilibrado, justo, igual», y el sufijo -ivo, que puede denotar una relación pasiva o activa , según el caso.
La equidad es un valor deseado en la mayoría de los ámbitos. Por eso se aspira a que determinadas cuestiones sean equitativas ya que es lo que se considera correcto o adecuado. Lo equitativo, al fin y al cabo, es razonable o imparcial.
Supongamos que las autoridades de un municipio deciden obsequiar juguetes a los niños para celebrar la Navidad. Todos los chicos que viven en la zona, por lo tanto, deberían recibir un regalo. Sin embargo, el reparto no es equitativo: los funcionarios les entregan los juguetes a los hijos de los adherentes a su partido político, discriminando al resto. Una entrega equitativa, en cambio, no estaría sujeta a este tipo de condiciones.
Una madre con tres hijos menores, por otro lado, debería propinar el mismo trato a sus descendientes. Si uno de sus hijos es su favorito y recibe beneficios que los otros dos no, no está siendo equitativa.
Cabe destacar, de todas formas, que lo equitativo no siempre es lo más justo. Tomemos el caso de dos compañeros de trabajo que tienen el mismo cargo: uno se desempeña con esfuerzo y cumple con sus obligaciones, mientras que el otro suele ausentarse sin motivo y descansa casi toda la jornada. Si el salario es equitativo para todos los trabajadores con un cierto cargo, los dos ganarán lo mismo. Pero esto, dadas las características mencionadas, no resulta justo en este caso específico.
En cualquier sociedad que se precie de apostar por la igualdad, debe existir un trabajo constante que apunte hacia el acceso equitativo a las diferentes oportunidades. En este grupo entran las nuevas tecnologías, los avances científicos en el ámbito de la salud, los puestos de trabajo y cualquier otro aspecto de la vida moderna que facilite el desarrollo a nivel personal y profesional de los ciudadanos.
Nos encontramos en una era que se caracteriza por el predominio de una serie de tecnologías, principalmente del ámbito de las comunicaciones, al punto de que se han vuelto parte de la cultura misma: en las grandes ciudades, la gente de clase media no puede imaginar una realidad sin Internet o teléfonos móviles. Esto se vuelve aún más complejo en aquellas regiones donde existen medios de transporte de última generación, salas de cine pioneras en sus métodos de proyección y estadios deportivos de diseños innovadores.
Los ciudadanos de bajos recursos no tienen acceso a ninguna de estas oportunidades, y eso genera una fisura en la sociedad que la aleja de un ideal de armonía y justicia. Si bien la pobreza es un tema muy complejo, del cual no es fácil opinar sin contar con información precisa acerca de varias cuestiones complementarias, a simple vista no resulta equitativo que haya gente pasando hambre y frío mientras otros cambian su teléfono móvil todos los años. Lejos de ser una problemática que nadie atiende, existen muchos grupos dedicados a promover la igualdad y poco a poco consiguen cambios significativos.