Definición de recipiente

Recipiente es una noción que tiene su origen en el vocablo latino recipĭens. Una palabra esta que, a su vez, deriva del verbo “recipere”, que puede traducirse como “recoger” o “recibir” y que es fruto de la suma de dos partes diferenciadas: el prefijo “re-”, que se usa para indicar repetición”, y el verbo “capere”, que es sinónimo de “coger” o “tomar”.

La primera acepción que menciona el diccionario de la Real Academia Española (RAE) refiere a aquello que recibe alguna cosa.

El uso más habitual del concepto está vinculado al elemento que permite contener o almacenar algo. Un recipiente, por lo tanto, recibe un cierto un contenido y lo alberga en su interior. Por ejemplo: “¿Me alcanzas el recipiente de las galletas, por favor? Tengo un poco de hambre”, “El recipiente de cristal cayó al suelo y estalló en mil pedazos”, “Voy a juntar todos los tornillos en un recipiente”.

Los recipientes disponen de una cavidad que permite introducir líquidos, elementos sólidos o hasta gases, de acuerdo a sus características. Dentro de lo que se entiende por recipiente ingresan objetos muy diversos, de diferentes formas y tamaños y creados con todo tipo de materiales.

Existen recipientes de vidrio, plástico, cuero, metal, madera o porcelana, por citar algunas posibilidades. Pueden utilizarse en la cocina doméstica, en un local comercial o en el ámbito industrial.

En la cocina es en uno de los ámbitos donde podemos encontrar más tipos de recipientes. Así, están los conocidos como “tuppers”, que se emplean para almacenar comida que luego se guarda en el congelador o que se lleva consigo para comer fuera de casa; los bol, que se pueden emplean para preparar una ensalada o para ingerir cereales con leche; los vasos medidores, que se utilizan para albergar cualquier tipo de producto de cara a saber qué cantidad de ese hay que emplear para elaborar un plato…

Todo eso sin olvidar que los más usados en ese campo son los cazos, que pueden servir para cocer huevos; las ollas, que se emplean para preparar guisos de diversa índole; las sartenes, que tienen como objetivo poder asar o freír determinados productos, o las cazuelas de barro, que son utilizadas para poder preparar platos específicos como el cordero o incluso el arroz.

En una casa, puede haber recipientes que alberguen cereales, fideos secos, harina, galletas o caramelos. Los recipientes también sirven para guardar objetos pequeños, como tuercas y clavos, o incluso para almacenar la bisutería (bijouterie) o joyería, como aros, colgantes o pulseras.

Además de estos recipientes de tamaño reducido que podemos encontrar en una vivienda, existen recipientes de grandes proporciones que se utilizan en las industrias, capaces de contener toneladas de materias primas. Si el material que guardan es potencialmente peligroso, los recipientes deben cumplir con ciertos requisitos de seguridad para evitar accidentes.

Teniendo en cuenta todo lo expuesto hasta el momento, no podemos pasar por alto que como recipientes podrían calificarse objetos tan dispares como un maletín, una bañera, una botella, un orinal, una cantimplora, un plato, un tanque de almacenamiento o una fuente.

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