Definición de energía no renovable
Determinar el significado de energía no renovable es nuestro propósito. Pero para ello es fundamental que previamente determinemos el origen etimológico de las palabras que componen a ese término:
• Energía. Viene del latín “energia”, que a su vez procede del vocablo griego “energeia”. Este último se encontraba conformado por tres partes: el prefijo “en”; el sustantivo “ergon”, que es igual a “trabajo”; y el sufijo “-eia”, que se usaba para expresar una cualidad.
• Renovable. También emana del latín como así lo demuestra el hecho de que es resultado de la suma de tres componentes latinos: el prefijo “re-“, que es sinónimo de “reiteración”; la palabra “novum”, que puede traducirse como “nuevo”; y el sufijo “-able”, que es equivalente a “se puede”.
Energía es la capacidad de transformar o de poner en movimiento algo. El concepto suele utilizarse en referencia a un recurso natural con los elementos asociados que permiten realizar un uso industrial del mismo.
Renovable, por su parte, refiere a aquello que puede renovarse (es decir, que se puede regresar a su primer estado o reponer). Aplicada a la energía, esta noción está vinculada a la posibilidad de renovación o restauración a través de un proceso natural.
La energía no renovable, por lo tanto, es el tipo de energía que se obtiene de un recurso natural limitado, por lo que una vez que éste se agote, no podrá sustituirse. Como no existe un sistema de producción o de extracción viable, cuando se agoten las reservas de los recursos que permiten generar una energía no renovable, la misma dejará de existir.
Las energías no renovables proceden de combustibles fósiles o combustibles nucleares. En el primer grupo podemos encontrar al petróleo, el carbón y el gas natural. Estos combustibles son fáciles de extraer, pero sus reservas pueden agotarse en el corto o medio plazo. Una vez que no existan más reservas de petróleo, por ejemplo, el ser humano no estará en condiciones de crear nuevas.
Además, hay que subrayar que los combustibles fósiles tienen otras ventajas igualmente importantes como, por ejemplo, que son baratos o que poseen una larga disponibilidad en el tiempo. No obstante, presentan el gran inconveniente de que expulsan gases contaminantes que son perjudiciales tanto para la atmósfera en sí como para el ser humano.
Entre los combustibles nucleares, por su parte, aparecen elementos como el plutonio o el uranio. Se trata de combustibles limitados y, por lo tanto, no renovables.
En el caso de los combustibles nucleares podríamos destacar como principales ventajas que producen abundante energía y que no emiten gases que puedan crear lo que se conoce como efecto invernadero. No obstante, también tienen sus perjuicios o desventajas como son que, en caso de accidente, pueden ocasionar una grave catástrofe ambiental o personal y que son nocivos durante siglos. En concreto, buena muestra de ello son las catástrofes de Chernóbil (1986) o la de Fukushima (2011).
Las energías renovables, en cambio, proceden de fuentes que son virtualmente inagotables gracias a su capacidad de regenerarse de manera natural o a la gran cantidad de energía que disponen. La energía eólica es un ejemplo de energía renovable, ya que el viento es inagotable.