Definición de electrocardiograma
Se denomina electrocardiograma al gráfico que se genera utilizando un electrocardiógrafo, un dispositivo que se encarga de registrar la actividad eléctrica del corazón. Este tipo de estudio permite diagnosticar distintas enfermedades cardiovasculares y ayuda a conocer el estado del músculo cardíaco.
También conocido como ECG, el electrocardiograma se realiza mediante la colocación de electrodos en diversas partes del cuerpo del paciente. Dichos electrodos, que se fijan a la piel con broches o cintas de velcro, están conectados al electrocardiógrafo a través de cables. De este modo, los electrodos registran las señales eléctricas del corazón y el electrocardiógrafo se encarga de medirlas, plasmándolas en un rollo continuo de papel que constituye el electrocardiograma.
Existe un dibujo específico que se considera como un electrocardiograma normal: una onda P (correspondiente a la despolarización auricular), un complejo QRS (despolarización ventricular) y una onda T (repolarización ventricular). Dicho trazado revela que no hay alteraciones eléctricas en los latidos cardíacos. Otros tipos de gráficos, en cambio, pueden dar una señal sobre una anormalidad cardíaca.
A través de un electrocardiograma es posible detectar un bloqueo arterial, una arritmia, una hipertrofia ventricular o una alteración electrolítica, por citar algunas posibilidades. Por eso este examen es una de las herramientas de uso más frecuente por parte de los cardiólogos.
Es importante tener en cuenta, de todos modos, que no todas las enfermedades y los trastornos del corazón pueden ser detectados por un electrocardiograma, ya que éste se limita a retratar las señales eléctricas. Hay patologías que solo pueden descubrirse con una ecografía doppler (ecodoppler) o con otra clase de estudios.
A nivel estadístico, se sabe que muchos estudiantes de medicina sienten temor a no poder comprender las bases del electrocardiograma para leerlo de manera correcta. Esto ocurre especialmente la primera vez que se enfrentan a uno, y el miedo se debe en gran parte a la presión que saben existirá el día que deban interpretarlo frente a un paciente, sin tiempo para pensar o acudir a un libro.
Sin embargo, el problema no reside en la complejidad del electrocardiograma sino en la forma en la cual los profesores universitarios lo presentan a sus estudiantes: sin explicar el origen de las ondas que lo componen, ni de las posibles anomalías en caso de enfermedad. En otras palabras, es necesario aprender la teoría pero también tener un contexto para entender adecuadamente un gráfico de este tipo, ya que siempre proviene de una persona real, cuya historia clínica también deberíamos conocer para emitir un juicio preciso.
Uno de los consejos a seguir cuando nos enfrentamos a un electrocardiograma es leerlo de una forma sistemática, con el objetivo de encontrar una o más anomalías. Esta manera de afrontar la interpretación es la misma que se da en muchos otros estudios médicos, ya que nunca debemos buscar rápidamente los puntos que nos llamen la atención, sino mirar todo el documento en orden.
Es muy importante saber que el electrocardiograma se ve diferente en cada persona, es decir que tanto la imagen de la normalidad como la opuesta son particulares en cada una, y por eso se deben entender en contexto. Para preparar a un estudiante de medicina de manera adecuada es necesario enseñarle una gran cantidad de estereotipos, de posibles trazados normales, de manera que aprenda a adaptarse dinámicamente a la situación de cada paciente.
Esto nos lleva al paso fundamental antes de leer un electrocardiograma: conocer al paciente. No debemos olvidar que de él parte este registro de su actividad cardíaca, y por eso es necesario conocer su estado de salud, su personalidad, sus hábitos y sus actividades, que muchas veces nos alertan de un infarto antes que el electrocardiograma.