Definición de desigualdad social
La desigualdad está vinculada a la ausencia de igualdad: cuando dos o más elementos son diferentes, resultan desiguales. Social, por su parte, es aquello relacionado con la sociedad (la comunidad de individuos que conviven bajo ciertas normas y que tienen intereses en común).
La idea de desigualdad social, en este marco, refiere a lo que sucede cuando distintos grupos viven situaciones disímiles. El concepto suele asociarse a las diferencias económicas, que a su vez se reflejan en múltiples cuestiones.
Cuando hay desigualdad social, las personas no tienen las mismas posibilidades de acceso a los recursos (que son finitos). Esto supone un trato desigual y, por lo tanto, una discriminación. La desigualdad hace que las posibilidades de progreso de un sector de la población se vean afectadas.
Supongamos que una investigación revela que solo el 30% de los individuos que nacen en pueblos rurales de menos de 5000 habitantes logran completar la escuela secundaria, mientras que el porcentaje de sujetos con estudios secundarios completos a nivel nacional llega al 85%. A su vez, se sabe que quienes no tienen el título secundario no logran conseguir empleos bien remunerados. Estas situaciones hacen que se registre una marcada desigualdad social entre los habitantes de los pueblos rurales más pequeños y aquellos que viven en el resto del país.
Las sociedades más violentas suelen tener una importante desigualdad social: las oportunidades de progreso y los recursos están en manos de una minoría, mientras que la mayoría de la gente se ve forzada a subsistir como puede. Los enfrentamientos violentos, en este contexto, son frecuentes.
Sobra decir que la desigualdad social es un problema que afecta a todos los países, aunque en cada uno su impacto pueda ser diferente. Esto nos lleva a la búsqueda de soluciones, algo que en algunos casos se encara de forma particular, es decir a nivel nacional, mientras que en otros se trata de un esfuerzo que emprenden grupos de países.
La pregunta fundamental que surge en principio es «¿se puede hacer algo para luchar contra la desigualdad social?»; de ser así, «¿qué se puede hacer?». Veamos a continuación algunas de las tácticas que pueden emplearse para resolver este problema a nivel global:
* cooperación y desarrollo: los proyectos de cooperación y desarrollo son ideales para reducir la desigualdad social. Su diseño y puesta en marcha queda en manos de los países más desarrollados, los cuales tienen los recursos necesarios para involucrarse en estas iniciativas y ayudar a los menos favorecidos por medio de contribuciones y donaciones, entre otras formas de compensar sus carencias para permitirles abrirse camino;
* protección de los civiles: una de las causas más comunes de migración forzosa es la guerra. Una vez más, los países más desarrollados tienen la posibilidad de colaborar con los afectados, ya sea brindándoles acogida, ayudándoles a desplazarse o bien brindándoles asistencia médica y psicológica. En medio de una situación de emergencia es fundamental que los gobiernos garanticen la protección del pueblo;
* sistemas fiscales justos: la creación de un sistema fiscal justo daría lugar a una realidad en la cual cada individuo aportase en función de sus bienes. Como la realidad dista de dicho equilibrio, la gente evade sus responsabilidades fiscales y esto conduce a una falta de recursos por parte de los gobiernos para invertir en las áreas más importantes. En definitiva, cualquier forma de corrupción debería ser combatida para alcanzar un mundo sin desigualdad social;
* acceso a los recursos públicos fundamentales: es importante resaltar que la economía no es el único plano en el cual se advierte la desigualdad social, sino que comienza con la falta de acceso a los servicios básicos, algo que sufren millones de personas de manera injusta. Cuando una potencia se apropia de ciertos recursos naturales, una gran porción de la sociedad no puede llevar una vida digna.