Definición de progreso

El progreso consiste en un desarrollo, una mejora o un avance. El término, que procede del latín progressus, indica que algo se dirige hacia adelante, ya sea de manera simbólica, temporal o física.

Por ejemplo: “Hacía cuatro años que no visitaba la provincia: el progreso conseguido es digno de admirar”, “En este país, el esfuerzo no siempre se traduce en progreso”, “El equipo comenzó el torneo en excelente forma pero, con el progreso del campeonato, se desinfló”.

Lo habitual es asociar el progreso al desarrollo humano. Se entiende, en este sentido, que el progreso implica una mejora en las condiciones de vida de las personas. Los individuos que progresan, por lo tanto, son aquellos que logran un crecimiento profesional y que tienen los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas y obtener nuevas comodidades.

Mejorar el acceso a la salud, la educación y el trabajo, perfeccionar la infraestructura de las ciudades, reducir el nivel de contaminación, mantener la limpieza de los espacios públicos y garantizar la seguridad son apenas algunas de las cuestiones a tener en cuenta para que una determinada región logre progresar.

Aquello que se entiende por progreso, de todas formas, puede variar. Para la religión, el progreso puede asociarse a encaminar la existencia en sintonía con los designios divinos. La política y la economía, en cambio, vinculan el progreso al desarrollo social. Un trabajador, por su parte, puede entender el progreso como el crecimiento profesional.

Sea cual sea el ámbito en el cual se centre la discusión, alcanzar el progreso depende de una serie de factores que muchas veces se pasan por alto. Progresar y fracasar son conceptos muy amplios, al punto de que una misma situación puede ser catalogada de ambas formas según la apreciación del observador; por ejemplo, vender 100 unidades de un producto puede parecer un fracaso desde el punto de vista de un mercado internacional, pero todo un logro para una pequeña compañía conformada por dos personas que elaboran sus artículos de manera artesanal.

Uno de los secretos fundamentales del progreso es el compromiso con el camino escogido: no podemos esperar un avance constante y significativo a menos que nos dediquemos por completo a la persecución de nuestros objetivos. La perseverancia y la entrega absoluta son indispensables para avanzar en la vida; ya sea que hablemos del plano laboral o sentimental, los resultados positivos nunca son eternos, sino que deben entenderse como un punto en una recta, un hito en una línea infinita.

Para que exista dicho compromiso es preciso sentirse a gusto con la propia vida. Esto es más difícil de alcanzar que la dedicación, y por eso la realidad actual del ser humano suele caracterizarse por un nivel tan alto de insatisfacción. ¿Por qué enfocar todas nuestras energías en una actividad que no nos interesa o que no nos apasiona? Salvando un par de casos extremos, no existe una respuesta del todo convincente, dado que casi siempre es posible cambiar de rumbo.

Una vez que nos situamos en el camino que realmente deseamos recorrer y que nos comprometemos de forma seria a perseguir el progreso, existe otro factor que puede determinar nuestro éxito: saber aceptar nuestros errores. La mayoría de las personas que llegan lejos en la vida, en cualquier ámbito, se caracterizan por la humildad, por la apertura mental, por estar dispuestas a agachar la cabeza, admitir sus faltas y corregirlas, en lugar de negarlas y dejarse ahogar por el orgullo.

Progreso, por último, es el nombre de varias localidades. Hay una ciudad de Canelones (Uruguay), un pueblo de Santa Fe (Argentina) y un corregimiento de Chiriquí (Panamá), en otros lugares, que comparten esta denominación.

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