Definición de desenlace

Lo primero que vamos a hacer, antes de entrar de lleno en el significado del término desenlace, es conocer su origen etimológico. En este caso, podemos exponer que deriva del latín y que es fruto de la suma de los siguientes componentes:
-El prefijo “des-”, que se usa para indicar “de arriba hacia abajo”.
-La partícula “en-.
-El sustantivo “laqueus”, que es sinónimo de “trampa”.

La idea de desenlace puede emplearse con referencia a la resolución o el final de un conflicto o de la trama de una historia. En una obra narrativa o dramática, el desenlace es el clímax (la instancia culminante).

Por ejemplo: “La nueva novela del escritor alemán me gustó, aunque el desenlace me decepcionó un poco”, “Mañana se emitirá el desenlace de la serie televisiva más exitosa de los últimos tiempos”, “El enfrentamiento entre el gobierno y los sindicatos podría tener un desenlace inminente”.

Una narración tiene una introducción donde se presentan los personajes y los acontecimientos y se plantea el conflicto central. Luego llega el nudo, que supone una mayor complejidad de los acontecimientos y el desarrollo de diversas intrigas. La última parte de la narración es el desenlace, donde el nudo “se deshace” y se resuelven las distintas problemáticas de la historia.

Si importante es conocer qué es el desenlace no lo es menos descubrir que existen distintos tipos de desenlaces. En concreto, entre los más significativos se encuentran los siguientes:
-El terminante, que es el que tiene lugar cuando el problema o nudo que se había planteado se resuelve por completo. De esta manera, el lector se quedará satisfecho con el final.
-El previsible, que, como su propio nombre indica, es el que se espera a tenor de cómo han ido transcurriendo los acontecimientos en la obra.
-El abierto, que es el que se caracteriza porque lo que consigue es que el espectador no sepa muy bien cómo acaba la historia ya que queda un poco a su imaginación.
-El problemático, que es el que tiene lugar cuando el problema se queda absolutamente sin resolver.
-El feliz, que es el que permite que los protagonistas de la historia queden todos alegres con la resolución que ha tenido el nudo.
-El dilemático se parece un poco al poco al abierto ya que queda en el lector el “elegir” el final que considere. Eso sí, se le plantean varias opciones y él tendrá el dilema de elegir una para cerrar ese libro.

De manera simplificada, podemos decir que, en un determinado cuento, el planteamiento nos presenta a los tres personajes principales: un joven, una muchacha y un hombre de mayor edad. El joven y la muchacha están enamorados y planean casarse, mientras que el otro hombre siente un amor no correspondido por la chica. En el nudo de la historia, el hombre mayor secuestra a la muchacha, una acción que lleva al joven a iniciar una búsqueda desesperada. Finalmente, el desenlace: el joven encuentra a su enamorada, la rescata y la pareja contrae matrimonio. El secuestrador, por su parte, termina en la cárcel. Como se puede advertir, el desenlace permite resolver el conflicto del nudo y cierra la narración.

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