Definición de demencia

Este término proviene de un vocablo latino relacionado con los trastornos emocionales; sirve para referirse a un desorden en las funciones racionales y comunicativas. Su uso más común es en el ámbito de la salud psíquica y se utiliza para hablar de un desajuste de la razón, al que coloquialmente se conoce como locura.

En el habla cotidiana el concepto demente se utiliza para denominar a todas aquellas personas que tienen un comportamiento extraño, sin que sea necesario que se haya probado que sufran de una determinada patología mental. Algunas frases donde se encuentra utilizado el concepto son:“El artista empezó a mostrar signos de demencia a temprana edad”, “Jorge, en su demencia, creyó ver al demonio y saltó por la ventana”, “A veces siento que estoy al borde de la demencia y me da mucho miedo”, “El acusado alegó demencia temporal y dijo no recordar nada de lo sucedido”.

Para la medicina y la psicología, la demencia es un deterioro progresivo e irreversible de las facultades mentales, que genera importantes afecciones en la conducta de la persona que la padece.

Los desórdenes cerebrales de la demencia producen daños en las funciones cognitivas y terminan incapacitando al sujeto para la realización de sus actividades cotidianas. La memoria, la atención y el lenguaje son algunas de las áreas que pueden verse afectadas por la demencia.

A lo largo de la enfermedad, es probable que el sujeto pierda la orientación espacio-temporal y hasta la conciencia sobre su identidad y de sus seres queridos. En los casos muy severos de demencia, los enfermos desconocen el año en el que viven, el lugar y con quiénes comparten su vida; también suele ocurrir que ignoren hasta su propia identidad.

La demencia suele incluir delirios y rasgos psicóticos. El demente puede asegurar que habla con personas ya fallecidas, entre otras alucinaciones o confusiones.

Dado que es un trastorno irreversible, la demencia no puede ser curada. Los expertos sugieren distintos tipos de tratamientos que pueden incluir fármacos (como analgésicos y depresores del sistema nervioso central) y terapia psicológica (con actividades para preservar la actividad mental); no obstante los mismos tienen objetivos paliativos, que ayudan al paciente a afrontar de una forma menos violenta los efectos de la enfermedad.

Causas y síntomas

Las causas de la demencia pueden ser muy diversas: desde accidentes cerebrovasculares hasta afecciones físicas como tumores cerebrales, cambios bruscos en los niveles de azúcar o calcio en el cuerpo o niveles bajos de vitamina B12.

Entre las afecciones que más comúnmente desembocan en demencia se encuentran: la enfermedad de Huntington, la esclerosis múltiple, ciertas infecciones como VIH/SIDA y la enfermedad de Lyme, la parálisis supranuclear progresiva, entre muchas otras. Algunas de estas afecciones pueden ser controladas si se detectan a tiempo, de lo contrario podrían llevar a la pérdida absoluta de control racional de la persona.

Entre los síntomas más característicos de esta dolencia se encuentran trastornos en el lenguaje y en la memoria, dificulta para mantener un comportamiento coherente emocional y racionalmente y la distorsión de la percepción en el entorno. Además se ven claramente afectadas las habilidades cognitivas (el cálculo, el pensamiento abstracto y la capacidad de discernimiento). Cabe mencionar que hasta que se percibe el deterioro claro de las capacidades de una persona se desarrolla un proceso que va desde invisible hasta lo tangible; lento y paulatino.

Se conoce como deterioro cognitivo leve (DCL) a la fase que se caracteriza por el olvido normal propio del envejecimiento y la aparición clara de la demencia. Muchas veces hay personas que parecen dementes pero se encuentran en esta fase, donde es muy difícil declarar esta patología como tal. De hecho, muchas personas con deterioro cognitivo leve, jamás se vuelven dementes.

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