Definición de cutis
En el latín es donde se encuentra el origen etimológico de la palabra cutis. En concreto, procede de la palabra latina “cutis”, que se empleaba para referirse tanto a la piel de las personas como de las frutas. Ella, a su vez, emanaba del griego “kytos”.
El cutis es la piel que cubre el cuerpo del ser humano, aunque el término suele usarse en referencia a la piel del rostro. Su cuidado recae en la cosmética, una disciplina que combina conocimientos de la medicina, la biología y la química para preservar y embellecer la piel y el cabello.
Por ejemplo: “Es admirable el cutis que tiene esta mujer de ochenta años”, “La cosmetóloga me recomendó utilizar una crema para combatir la resequedad del cutis”, “Cuando era adolescente, me preocupaba mucho por el aspecto de mi cutis”.
Muy en relación con la palabra que nos ocupa está lo que se conoce como aplasia cutis congénita. Esta es una enfermedad que aparece desde el momento del nacimiento de una persona y se caracteriza por el hecho de que ella carece de piel en algunas zonas de su cuerpo. Por regla general, esa ausencia de piel se hace notable en lo que sería el cuero cabelludo, no obstante, también puede afectar a lo que son las extremidades o incluso al tronco en sí.
El consumo de algunos medicamentos, como metimazol, por parte de la madre durante el embarazo, anomalías en el cuello del útero de la madre o incluso determinadas alteraciones genéticas son algunas de las causas que llevan a una persona a padecer esta mencionada patología que viene a afectar a tres de cada 10.000 individuos.
Es habitual que se distinga entre tres tipos de cutis. El cutis seco suele ser tirante, con poros poco perceptibles. La piel seca tiene una apariencia opaca y promueve la aparición de arrugas y escamas.
El cutis graso, en cambio, dispone de poros grandes y abiertos. En este caso, la piel tiene la superficie húmeda. Otro tipo de cutis es el mixto, con piel grasa en una zona del rostro y seca y tirante en otra.
Hay que decir que además de acudir a todo tipo de cremas y mascarillas para tener un cutis perfecto, muchas son las mujeres y los hombres que recurren a trucos caseros. En concreto, los más empleados al respecto son los siguientes:
• Lavarse la cara todos los días con infusión de romero.
• Eliminar las células muertas del rostro mediante una mezcla elaborada con yogur, huevo y avena.
• Lavar la cara con aspirina disuelta en agua, para conseguir un cutis limpio.
De acuerdo a las características del cutis, los dermatólogos pueden sugerir distintos tratamientos para mejorar su aspecto. El procedimiento más habitual es la limpieza de cutis, que busca eliminar los puntos negros y barros y corregir la dilatación de los poros.
La limpieza de cutis, por lo general, es indicada por un dermatólogo y realizada por un cosmetólogo. El procedimiento consta de cuatro pasos: pulido (con emulsiones según las características de la piel), extracción (a partir de cremas abrasivas que eliminan las capas superficiales de la dermis), descongestión (mediante lociones antisépticas) y nutrición de la piel (máscaras con colágeno y vitaminas).