Definición de consignación

La etimología de consignación nos remite al vocablo latino consignatio. Se trata del acto y la consecuencia de consignar. Este verbo, por su parte, puede aludir a establecer una partida o un desembolso económico para la atención de ciertos gastos; a determinar un sitio para realizar algo en él; a destinar ciertos fondos al pago de rentas o deudas; a depositar o asignar algo; o a dejar asentada una opinión, un dato o un voto de manera formal o fehaciente.

Un comisario, por ejemplo, puede decidir la consignación de dos agentes a un parque ya que en dicho espacio público se produjeron varios delitos en las últimas semanas. Esto quiere decir que el comisario asigna a dos de sus efectivos a la custodia del lugar en cuestión.

En el ámbito del derecho, se denomina consignación a una forma de pago que consiste en el depósito de la cantidad requerida o de la cosa misma a disposición de un juez o del propio acreedor. Este proceso se lleva a cabo cuando el acreedor rechaza recibir el pago correspondiente o no puede hacerlo por algún motivo.

La finalidad del pago a consignación es interrumpir los intereses y trasladar al acreedor los gastos de conservación y el riesgo del bien. La consignación requiere que el deudor, previamente, haya intentado concretar el pago al acreedor en diferentes ocasiones. Dichos intentos, además, deben ser corroborados por un notario.

Un contrato de consignación, por otra parte, consiste en un convenio donde el consignatario asume la obligación de comercializar las mercancías del consignante, acordando previamente un precio que debe pagarle a éste. El consignatario, en este marco, hace propio el valor de las ventas y le paga al consignante el precio convenido. Las mercaderías que no pudo vender las debe devolver en el plazo correspondiente.

Precisamente, hablamos de mercancías en consignación para hacer referencia a aquéllas que una persona denominada consignador, remitente o comitente envía a otra, conocida como consignatario, destinatario o comisionista, para que las venda en su nombre o representación, siguiendo una serie de condiciones bien definidas de forma previa.

Para registrar las operaciones que se encuentran en este ámbito es necesario llevar a cabo ciertos procedimientos, muchos de los cuales también se usan dentro de una empresa, como ser los siguientes: inventarios (estos pueden ser continuos o perpetuos); pormenorizado o analítico de las mercancías; mercancías generales o global.

Se conoce con el nombre de registro contable de inventarios perpetuos al que se lleva a cabo tomando en cuenta las operaciones que involucran mercancías en consignación para poder conocer el importe del inventario final que se encuentra en manos del comisionista en todo momento, así como el importe de las ventas que éste haya realizado y el costo de venta de las mercancías. Gracias a este método es posible determinar la utilidad o la pérdida de forma fiable y precisa.

Del total de las ventas que realiza el comisionista es obligatorio deducir ciertos gastos necesarios para la operación, como ser el importe de acarreos, flete, seguros, comisiones y almacenaje, entre otros que hayan sido originados por la administración, el envío y la venta misma de las mercancías en consignación, ya sea que los haya realizado el comitente o el comisionista. El saldo de este importe es deudor y se trata del costo de venta de las mercancías; cuando se produce el cierre del ejercicio, por su saldo se efectúa un pago contra pérdidas y ganancias.

El importe de las ventas netas de las mercancías en consignación se carga del precio de venta de aquellas unidades que vuelvan a estar en poder del comisionista, de los descuentos sobre ventas y de las rebajas. Su saldo es acreedor y se abona contra pérdidas y ganancias cuando finaliza el ejercicio.

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