Definición de cobre
El cobre es un elemento químico que pertenece al grupo de los metales y cuyo número atómico es 29. Este metal de transición (por el lugar que ocupa en la tabla periódica de los elementos) se caracteriza por su brillo y su tonalidad rojiza.
Junto con aluminio y el hierro, el cobre es uno de los metales que más se usan. Esto se debe, en parte, a su gran capacidad para conducir la electricidad, que permite que sea utilizado en la fabricación de piezas electrónicas y eléctricas y en la producción de cables. El cobre además es un material maleable y dúctil que nunca pierde sus propiedades mecánicas.
El ser humano, de hecho, descubrió los beneficios del cobre en la Prehistoria. Se conoce como Edad del Cobre al periodo en el cual el hombre comenzó a realizar diversas herramientas con este metal.
Más allá del cobre nativo (en estado natural), también se usan diversas aleaciones. La más popular es la aleación de cobre y estaño, que recibe el nombre de bronce. Esta aleación tiene una gran resistencia frente a la corrosión y el roce. La aleación de cobre y zinc, por otra parte, se denomina latón.
El cobre en la alimentación
Es sabido que el ser humano necesita de los minerales para varias de sus funciones vitales, entre las que destacan la producción de hormonas y la formación de los huesos. Para conseguir estos nutrientes, lo ideal es llevar una dieta variada y balanceada.
La presencia del cobre en la corteza de nuestro planeta es abundante. Su papel en nuestro organismo es esencial; es un elemento muy importante para la vida ya que interviene en el desarrollo de los glóbulos rojos y contribuye a mantener el estado de los huesos, los nervios y los vasos sanguíneos. El ser humano incorpora cobre a través del agua potable y de alimentos como las legumbres (judías, garbanzos y lentejas, entre otras).
Este micromineral es también necesario para asimilar y usar el hierro, permitiendo que se distribuya de forma adecuada y que actúe como debe. Como puede apreciarse, las funciones del cobre en nuestro organismo son muchas y de gran importancia; veamos algunas más a continuación:
* ayuda a regular las reacciones enzimáticas, a transportar el hierro y a producir ATP (la clase de energía que puede usar nuestro cuerpo);
* participa de la formación de hemoglobina y varias enzimas, además de los ya mencionados glóbulos rojos;
* colabora en la degradación de proteínas, lípidos e hidratos de carbono;
* ayuda al cuerpo a asimilar la vitamina C, tan beneficiosa para nuestra salud general;
* además de colaborar en el mantenimiento de los huesos, también lo hace en el del sistema nervioso central.
Además de las fuentes alimenticias mencionadas anteriormente, también podemos encontrar cobre en las los cereales, los alimentos integrales, los frutos secos, las pasas de uva y las ciruelas.
Cuando no existe la cantidad suficiente de cobre en nuestro organismo, es posible que surjan ciertas patologías, entre las que se encuentran la osteoporosis, la anemia, la despigmentación (la piel se decolora), las anomalías en el sistema nervioso central (tanto su degeneración como diversas alteraciones), el exceso de canas y la pérdida de minerales.
Es importante señalar que el exceso de cobre tampoco es beneficioso para nuestro organismo, ya que puede llegar a ser muy tóxico. Entre los trastornos que puede causar la toxicidad de este mineral se encuentran los problemas neurológicos, las alteraciones renales y las hepáticas. Por esta razón, los trabajadores que se ven expuestos al cobre en sus tareas diarias deben proteger sus cuerpos con equipos especiales y seguir determinadas medidas de prevención; la negligencia por parte de las empresas está penada por ley.