Definición de castidad
El término castidad, que deriva del vocablo latino castĭtas, hace referencia a la condición de casto: aquel que decide abstenerse de los placeres carnales. Por lo general se asocia la castidad a la decisión de no mantener relaciones sexuales.
Muchas religiones consideran la castidad como una virtud. En el cristianismo, por ejemplo, la castidad se vincula al dominio de los instintos y a su orientación a causas más elevadas. De esta forma se limita la sexualidad a la procreación. Las relaciones sexuales que se desarrollan fuera del matrimonio, la masturbación y la lujuria son consideradas acciones que destruyen esta virtud.
Siguiendo con este razonamiento cristiano, la castidad permite elevar y consagrar el amor a Dios. Por eso los sacerdotes y las monjas deben realizar un voto de castidad y respetar el celibato. Esto implica que los hombres y las mujeres que se convierten en ministros consagrados no pueden mantener relaciones sexuales.
Es de público conocimiento el lamentable lazo que ha unido en más de una ocasión a la Iglesia y la pederastia, así como a otros tipos de abuso sexual. Algunos psicólogos creen que existe una relación entre la castidad y el comportamiento sexual anómalo, que en casos como éstos se agrava considerablemente ya que daña a terceros, por lo general inocentes y más débiles que el atacante.
Cuando la castidad no es una elección del individuo sino una obligación de la cual no puede librarse sin correr el riesgo de perder su trabajo o de manchar su reputación, la presión llega a niveles insoportables, y es entonces cuando comienzan los desvaríos que pueden llevar al acoso y al abuso sexual.
El concepto de castidad conyugal, detalla la Real Academia Española (RAE) en su diccionario, refiere a la castidad que es guardada de forma mutua por personas que están casadas.
Fuera de las imposiciones religiosas o las decisiones de pareja, la castidad es una opción por la cual se inclina mucha gente, más a menudo lo que se cree. Aunque la práctica del sexo puede parecer irresistible para algunos, hay personas que no encuentran en ella un placer que justifique el gasto de energía que supone el acto y el acercamiento a los demás; por estas razones, entre otras, deciden llevar una vida enfocada en otros intereses.
Para la sociedad en general, la castidad es algo indeseable, que solamente quienes no tienen la posibilidad de disfrutar del sexo pueden soportar, pero que nadie en su sano juicio querría practicar. Los medios de comunicación se encargan de hacer propaganda del sexo y del alcohol a diario, promoviendo con total normalidad un estilo de vida que en otra época habría sido considerado libertino: «si no bebemos, no nos divertimos»; «si no mantenemos relaciones íntimas, es porque no podemos».
Bajo estos principios carentes de amplitud y perspectiva, la sociedad avanza hacia la vida desenfrenada, los casamientos de emergencia, los hijos indeseados y, por supuesto, los liberadores divorcios, que nos dan la posibilidad de hacernos creer que la segunda vez haremos las cosas bien, aunque casi nunca es así. Mientras colmamos nuestras vidas de tediosas obligaciones por estar atados al sexo, criticamos a quienes se abstienen de él.
Un cinturón de castidad, por otra parte, es un dispositivo que impide mantener relaciones sexuales. Se trata de bombachas, pantaletas o bragas metálicas que se cierran con una llave y que, utilizadas por una mujer, imposibilitan que un hombre la penetre. En la antigüedad, algunas mujeres eran forzadas a usar cinturón de castidad como método para preservar la virginidad.
Actualmente existen cinturones de castidad que se emplean como juguetes sexuales, sobre todo en el marco de juegos sadomasoquistas.