Definición de bilirrubina
El primer paso importante que hay que dar para así poder analizar en profundidad el término que ahora nos ocupa es proceder a determinar el origen etimológico del mismo. Así, queda patente que este se encuentra en el latín donde podemos observar como está formado por la unión de varias claramente diferenciadas: el vocablo bilis que puede definirse como “hiel”, el adjetivo rubrum que puede traducirse como rojo, y el sufijo –ina que equivale a “sustancia”.
Se conoce como bilirrubina a un pigmento de origen biliar y tonalidad amarillenta que surge como resultado de la descomposición de la hemoglobina. Se trata de una biomolécula nacida tras la rotura de la membrana celular del eritrocito y la liberación de hemoglobina, que es fagocitada por los macrófagos del organismo.
Es importante subrayar el hecho de que la bilirrubina es una sustancia que fue descubierta en el siglo XIX por el científico Heiktz.
Poco después, los macrófagos se encargan de liberar el hierro de la hemoglobina, que queda almacenado en el hígado o es conducido hasta la médula ósea. Este hierro se mantiene como reserva para casos de extrema necesidad. Los macrófagos de los tejidos se encargan de transforman la porfirina de la hemoglobina en bilirrubina, la cual circula por la sangre hasta el hígado. Con la acción de la bilis, la bilirrubina llega a degradarse.
El incremento de la bilirrubina en el torrente sanguíneo hace que este pigmento se acumule en los tejidos con mayor cantidad de fibras elásticas. Los valores normales de bilirrubina en sangre se ubican entre 0,3 y 1 mg/dl: cuando el nivel supera los 2 mg/dl, la piel y la mucosa se vuelven amarillentas.
Este fenómeno se conoce como ictericia. El incremento de la bilirrubina puede producirse por la bilirrubina indirecta o no conjugada (que no se filtra por el riñón) o por la bilirrubina directa o conjugada (filtrada por el riñón). Cuando el aumento tiene lugar por ambas fracciones, se habla de hiperbilirrubinemia mixta.
Es posible distinguir entre tres tipos de ictericia: la ictericia prehepática (vinculada a la hemólisis y la enfermedad de Gilbert), la ictericia hepática (por hepatitis viral aguda, hepatitis crónica o cirrosis hepática) y la ictericia post-hepática (originada por cálculos o cáncer).
La citada enfermedad de Gilbert hay que subrayar que es una patología de tipo hereditario que supone unos altos índices de bilirrubina que son ocasionados por el hecho de que la persona en cuestión tiene una deficiencia parcial de la llamada enzima glucuroniltransferasa.
Entre los síntomas más frecuentes que indican que alguien padece dicho síndrome destaca, sin lugar a dudas, la ictericia y especialmente en épocas donde sufre mucho estrés o situaciones de gran tensión.
Además de todo lo expuesto no podemos pasar por alto el hecho de que el término que nos ocupa forma parte del título de una de las canciones más famosas de la década de los años 90. Nos estamos refiriendo a la composición “La bilirrubina” que realizó el compositor dominicano Juan Luis Guerra, uno de los cantautores más importantes de su país y en concreto una de las figuras claves de la llamada música latina.