Definición de aversión
El vocablo latino aversio llegó al castellano como aversión. El concepto hace referencia al desagrado, el asco o el rechazo que se siente ante algo o alguien. Por ejemplo: “Tengo aversión a las arañas: basta pensar en ellas para que se me erice la piel”, “El gobierno tiene aversión a los periodistas independientes”, “Manuel nunca quiere formalizar sus vínculos sentimentales porque padece aversión al compromiso”.
Puede entenderse la aversión como una resistencia o una objeción. Una persona puede decir que experimenta aversión a las groserías. Esto quiere decir que, cuando oye una mala palabra (o palabrota), o cuando advierte una conducta descortés, se pone de mal humor.
El primer impulso que surge ante el estímulo que nos produce aversión es alejarnos de él, ya sea una cosa, una situación o una persona. Dependiendo del caso, pueden aparecer actitudes violentas en su contra, y esto puede traer consecuencias de variada gravedad, en especial si el daño lo recibe un ser vivo.
Un alimento también puede provocar aversión. Así como se expresa en el párrafo anterior, el rechazo que caracteriza esta sensación nos lleva a alejarnos del estímulo negativo, y en un caso de este tipo la solución más natural es expulsar la comida del organismo.
En términos técnicos, podemos decir que la aversión es una emoción primaria, es decir, uno de los estados afectivos complejos y automáticos que no podemos controlar y que nos ayudan a adaptarnos al medio, ya que favorecen nuestro mecanismo de reacción a los estímulos. Otras emociones primarias son el asco, el miedo, el amor, la tristeza y la ira. En este contexto, algunos creen que la aversión es el fundamento de ciertos sentimientos, como ser el odio y la apatía.
Quien tiene aversión a los vuelos, por su parte, intenta no viajar en avión o helicóptero por las sensaciones desagradables que sufre en el aire. El hecho de volar le provoca temor, incertidumbre y ansiedad, e incluso le genera un malestar físico. Por eso el sujeto con aversión a los vuelos prefiere desplazarse por vía terrestre o acuática.
Se conoce como terapia de aversión al tratamiento psicológico o psiquiátrico que tiene por objetivo superar un comportamiento indeseado por medio de la exposición del paciente al estímulo que lo desata y conseguir que lo asocie con una sensación desagradable. Dependiendo del problema a resolver, la aversión se puede conseguir de diferentes maneras; por ejemplo, para luchar contra el alcoholismo se puede mezclar el alcohol con sustancias eméticas (que provocan el vómito).
En el terreno de la economía, se emplea la noción de aversión al riesgo para referirse a un tipo de comportamiento que adoptan los inversores y los consumidores. La idea alude al individuo que elige la oferta que tiene un riesgo menor aún cuando otra oferta de mayor riesgo le podría otorgar una rentabilidad o beneficio más importante.
La aversión al riesgo puede encontrarse más allá del plano económico, ya que está relacionada a la psicología de las personas. Un sujeto con aversión al riesgo puede optar por permanecer en un empleo mal remunerado y con malas condiciones laborales en lugar de renunciar para tratar de hallar un trabajo mejor.
Este concepto se puede entender a través de la expresión mejor malo conocido que bueno por conocer, que se usa para describir la decisión de la persona que por miedo al cambio prefiere permanecer en su situación actual, con las personas que la rodean, con sus pertenencias y todo lo que la caracteriza hasta el momento. Si bien nada nos asegura que lo desconocido sea más adecuado que lo conocido, es probable que mejoremos si nos mantenemos en movimiento.