Definición de áspero

Áspero es un adjetivo que, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), tiene varios usos. La primera acepción alude a aquello que, por las características de su superficie, resulta poco agradable al tacto.

Por ejemplo: “¿De qué material está hecho ese pantalón? No me gusta, es muy áspero”, “Al pasarse la mano por el rostro áspero y sin afeitar, se dio cuenta de que debía acicalarse antes de la entrevista”, “El banco está un poco áspero, voy a tener que pulir la madera”.

Aquello que es desagradable o desapacible al oído o al gusto también puede ser calificado como áspero: “Era un hombre parco, de voz áspera por culpa del tabaco”, “Un sonido áspero en medio de la noche lo despertó”, “A mi hijo no le agrada comer ese puré porque dice que es áspero”.

Un diálogo áspero, por otro lado, se produce cuando los interlocutores presentan desacuerdos notorios o intercambian palabras ríspidas: “Fue un encuentro áspero que no duró más de quince minutos”, “El entrenador del equipo mantuvo una reunión áspera con el presidente del club”, “Los analistas políticos consideraron que el debate entre los candidatos fue algo áspero”.

En el terreno del deporte, se suele calificar como ásperos a los partidos que son muy parejos y donde los equipos intentan imponer su fuerza física, muchas veces cometiendo infracciones. El mismo calificativo se emplea respecto a los jugadores poco sutiles: “La final fue áspera: el árbitro expulsó a dos jugadores de cada equipo”, “A nuestro seleccionado le hace falta un defensor áspero que no permita a los rivales acercarse al área”, “El primer tiempo resultó áspero, pero en la segunda mitad ambos conjuntos desplegaron su mejor juego”.

Consejos para tratar la piel áspera

Si bien lucir una piel losana no es un objetivo común a todas las personas, la suavidad de la piel suele reflejar el estado de salud e higiene general, por lo cual no es una buena idea descuidar este aspecto de nuestro organismo. Los dos factores que más a menudo influyen en el resecamiento temporal de nuestra piel son el uso de jabones muy agresivos y la falta de humedad en el ambiente.

Es muy importante escoger el tipo de jabón adecuado a las necesidades de nuestra piel, ya que esto varía de un individuo a otro. En este contexto, es fundamental evitar aquellos productos con un pH dañino, y optar por jabones orgánicos o neutros, de aceites esenciales y glicerina, entre otros. Además, se aconseja no jabonar la piel con demasiada frecuencia y asegurarse de enjuagarla correctamente en cada baño.

La sequedad del aire, especialmente agresiva en las épocas de calor, se puede solucionar con el uso de humidificadores. Para las personas que usan cosméticos de forma habitual se recomienda no escatimar en gastos, sino optar por los de mayor calidad, preferentemente por los naturales. El maquillaje barato tapa los poros e impide que la piel respire, dando como resultado un aspecto áspero a causa de las lesiones.

Fumar es otro de los hábitos que puede acarrear el mal estado de la piel, así como diferentes consecuencias negativas en otros de nuestros órganos. El tabaco penetra la piel, la reseca, afecta su color y promueve la aparición de arrugas, especialmente en la zona superior del labio. En este caso, no existe mejor consejo que dejar de fumar definitivamente.

Más allá de la humedad del aire, es necesario hidratar el cuerpo bebiendo abundante agua al día. Aunque muchas personas lo hacen de forma natural, otras necesitan imponerse la costumbre. Algunos de los suplementos más adecuados para combinar con nuestra alimentación son la vitamina C (presente en un sinfín de frutas), el silicio orgánico, el Ginseng americano y el Ginkgo biloba (un árbol medicinal que puede consumirse en forma de infusión).

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