Definición de apodo
Apodo es un término que refiere al sobrenombre que se le otorga a un individuo de acuerdo a alguna característica física o a una circunstancia. Hay apodos que son manifestaciones cariñosas, mientras que otros buscan dejar a la persona en ridículo o burlarla.
Los apodos más comunes están vinculados a cuestiones corporales: Gordo, Flaco, Negro, etc. Su uso puede ser simplemente apelativo, pero también discriminatorio o agresivo. El sujeto que recibe el apodo, por otra parte, puede tomarlo de manera positiva, indiferente o con enojo.
Muchas veces el modo en que se considera el apodo depende del contexto. Si un amigo le dice a otro “Hola, Gordo, ¿cómo andás?”, es probable que la expresión no resulte ofensiva. En cambio, si le grita “¡Dale, Gordo, apurate que siempre llegás tarde!”, probablemente el apodado no se sienta a gusto.
Los apodos ofensivos pueden acarrear graves consecuencias a nivel psicológico, especialmente durante las etapas más delicadas de nuestro desarrollo, como ser la infancia y la adolescencia. En un mundo ideal, nadie llamaría a otra persona con un término que denote algún defecto físico o una incapacidad mental; pero la realidad es que éstos son los tipos de apodo más comunes.
Cabe señalar que no todas las personas reaccionan del mismo modo ante la misma ofensa; de hecho, las posibilidades son infinitas, y dependen de un gran número de factores relacionados con la personalidad y las experiencias de cada uno. Dos ejemplos extremos son un individuo que se hunde y se bloquea emocionalmente a causa de no soportar la humillación que supone su apodo, frente a otro que hace lo posible por superarse a sí mismo y volverse invulnerable a los ataques.
Hay apodos que, por múltiples motivos, aluden a animales. Al futbolista argentino Lionel Messi se lo suele llamar la Pulga Messi, por citar un caso. El Toro Acuña, el Tigre Falcao y el Pitbull Medel son otros futbolistas con apodos de animales.
También en el ámbito de la música se suelen utilizar apodos. Bruce Springteen es conocido como el Jefe (The Boss), mientras que Elvis Presley era llamado el Rey (The King).
De acuerdo a la Real Academia Española (RAE), los apodos se escriben con mayúscula inicial. El artículo empleado antes del apodo, en cambio, se inicia con minúscula: “Ganó Argentina con un gol de la Pulga Messi”, “Mañana cantará el Jefe en el Estadio Nacional”.
Desde la llegada de Internet a nuestras vidas, se ha vuelto sumamente común adoptar uno o más apodos para comunicarnos con otras personas, o incluso para identificarnos frente a las diversas compañías con las cuales entablamos vínculos. Desde el chat hasta la cuenta de nuestra entidad bancaria, pasando por la inevitable casilla de correo electrónico y los perfiles en las redes sociales, esta era se caracteriza por el uso generalizado del sobrenombre para movernos por el espacio cibernético.
Así como un avatar nos permite mostrarnos con el cuerpo, la edad y el sexo que deseamos tener, el apodo nos da la oportunidad de presentarnos de la mejor manera posible, según nuestras necesidades y nuestros gustos. En algunos casos sirve para hacer referencia a nuestros pasatiempos o artistas favoritos, por ejemplo, mientras que en otros también puede servir para promocionar una actividad profesional.
Alguien cuyo apodo es «cantante81» puede ahorrarse una buena porción de su presentación en un chat, o bien dirigir la conversación hacia el terreno donde se siente más confiado desde el principio. Por otro lado, «elNintendero» seguramente se abrirá camino entre los fanáticos de Sony y Microsoft para dar con sus compañeros de gustos sin necesidad de malos tragos. En el ámbito profesional, es muy común encontrar usuarios con apodos que indiquen de forma clara su especialidad.