Definición de antihéroe
La noción de antihéroe se emplea para definir al personaje que, en una historia, exhibe conductas y características que no coinciden con las presentadas por los héroes convencionales. De esta forma, aunque sus acciones pueden ser consideradas heroicas, sus procedimientos y propósitos no lo son.
En la ficción, muchas veces el antihéroe es egoísta, ermitaño, arisco y desalmado hasta que su accionar heroico funciona como redención. Con el reconocimiento social y una nueva concepción de sí mismo, el antihéroe se convierte y termina el relato en una posición cercana a la de un héroe tradicional.
La idea de antihéroe también se utiliza para nombrar al personaje que no dispone de las cualidades que se atribuyen a los héroes, aunque sus objetivos y logros sean los mismos. Por lo general los héroes son valientes, fuertes y bellos: el antihéroe carece de estos atributos. Un joven cobarde y poco atractivo que, gracias a su esfuerzo, consigue salvar a su pueblo al enfrentarse a un villano puede ser considerado un antihéroe.
Uno de los nombres alternativos que a veces recibe este tipo de héroe es protagonista antagónico, y esto refuerza las diferencias que pueden apreciarse entre sus características y las del héroe convencional, especialmente el carácter cuestionable de sus métodos y motivaciones.
Dos ejemplos destacados de novelas en las cuales el protagonista puede ser calificado como antihéroe son El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha y La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades. En la aclamada saga de novelas criminales titulada Millennium, creada por el escritor sueco Stieg Larsson, podemos apreciar una versión moderna de antihéroe, en este caso una joven hacker llamada Lisbeth Salander con una personalidad antisociable y poco relacionada con el modelo tradicional de heroína.
En el mundo de los cómics existen muchos personajes que responden a esta descripción, tales como Red Hood, The Darkness, John Constantine, Deadpool, Ghost Rider, The Punisher y Vegeta. Sobra decir que muchos de ellos han llegado al cine, generalmente como protagonistas, y este movimiento puede ser muy positivo para aquellas personas que se sienten ahogadas en un mundo que persigue la perfección como única forma de éxito o reconocimiento.
El antihéroe ha cobrado especial popularidad en estos últimos años, justamente a raíz de ese efecto revitalizante que tiene en los que no ven a Clark Kent cuando se miran al espejo. Quizás la etimología de la palabra no hace lo posible por expresar con claridad su significado, ya que nos hace pensar en algo negativo: a simple vista, antihéroe parece un sinónimo de villano o personaje antagonista, y esta interpretación no es necesariamente correcta.
Además de los beneficios que pueda traer la puesta en escena de un antihéroe para que ciertas personas rechazadas por la sociedad puedan verse reflejadas en un personaje principal, la flexibilidad que ofrece a la hora de definir su personalidad es mayor, y esto puede abrir las puertas a dosis de humor y humanidad mucho mayores que las posibles en personajes tan rígidos y fríos como Superman.
Uno de los aspectos que suele trabajarse en mayor profundidad al crear un antihéroe que un héroe es su pasado, los sucesos y las experiencias que lo llevaron a convertirse en un ser ajeno a las imposiciones sociales. Por lo general tiene historias muy dolorosas, ha sufrido una profunda decepción en alguna relación o una pérdida a causa de la actividad de una banda delictiva; partiendo del sufrimiento, decide reconstruirse a sí mismo, sin prestar atención a otra cosa que su sed de venganza o a su particular forma de comprender la moral y la justicia. Se dice que el antihéroe es menos extremista o definido que el héroe y el villano.