Definición de ánodo
La noción de ánodo se emplea en el ámbito de la física para nombrar a un electrodo con carga positiva. Un electrodo, por su parte, es el extremo de un material conductor que, al estar vinculado con un medio, le transfiere u obtiene de él una corriente eléctrica (un flujo de cargas).
La etimología de ánodo nos lleva a una expresión griega que puede traducirse como “camino ascendente”. El científico británico Michael Faraday (1791-1867) fue quien empleó el concepto por primera vez.
En el ánodo se genera una reacción de oxidación: aumenta su estado de oxidación a partir de la pérdida de electrones. Cabe recordar que, en este tipo de reacciones, el agente reductor cede electrones al medio e incrementa su estado de oxidación (se oxida), mientras que el agente oxidante recibe dichos electrones y minimiza su estado de oxidación (se reduce).
El ánodo, al oxidarse, permite el paso de la corriente eléctrica hacia el polo negativo, llamado cátodo. En las pilas (también llamadas baterías), las fuentes eléctricas y las válvulas electrónicas, el ánodo se caracteriza por ser el electrodo que dispone de mayor potencial.
Tomemos el caso de una celda voltaica. Este elemento genera energía eléctrica mediante las reacciones de oxidación-reducción que se producen en su interior, donde dos metales se encuentran conectados por un puente salino o existen semi-celdas relacionadas a través de una membrana con poros. El ánodo en estas celdas puede ser el zinc u otro material.
Se llama ánodo galvánico o de sacrificio, por último, a la pieza que se emplea para brindar protección frente a la corrosión en una estructura de metal que se halla sumergida o enterrada. En el ámbito de la náutica, por ejemplo, es muy importante asegurarse de que la corrosión electrolítica no dañe ninguna de las partes que se encuentran indefectiblemente sumergidas de una nave, como ser la pala de su timón, la hélice, el eje, la deriva o la quilla.
Se denomina corrosión electrolítica o electrólisis a un deterioro que el surgimiento de una corriente eléctrica provoca en los metales sumergidos, que se agrupan según su potencial: los cátodos son los que mayor potencial tienen, mientras que del otro lado se encuentran los ánodos, los cuales se descomponen en lugar de los primeros.
Es importante señalar que la acción del ánodo está sujeta a la naturaleza del agua. En base a este factor, existen diferentes tipos de ánodos, como ser los siguientes:
* ánodo de sacrificio de zinc: se usa en agua salada, así como el de aluminio, ya que en este medio la resistividad suele ser menor. Las aplicaciones más comunes de este tipo de ánodo son las plataformas de producción, los timones y las hélices de embarcaciones pequeñas, la superficie interior de los tanques de almacenamiento, los cascos de los barcos y los motores marinos que se refrigeran con agua salada;
* ánodo de sacrificio de magnesio: el magnesio es un metal con un potencial eléctrico especialmente bajo, negativo, y por eso es ideal para zonas en las cuales es mayor la resistividad del electrolito. Este tipo de ánodo se usa en agua dulce, tanto en los barcos como en los calentadores de agua. A pesar de ser una opción frecuente, el magnesio puede ocasionar problemas si el metal protegido tiene un potencial demasiado negativo, ya que la movilización de los iones de hidrógeno en el cátodo puede llevar a que el recubrimiento se desprenda;
* ánodo de sacrificio de aluminio: el aluminio, que se usa en el agua salobre, ofrece un buen número de ventajas frente a los metales antes mencionados, como ser un menor peso y una mayor capacidad. Por otro lado, dado que su comportamiento electroquímico no es tan estable como el del zinc, por ejemplo, no se debe usar sin tomar ciertos recaudos.