Definición de aleluya
El concepto hebreo de hallĕlū yăh llegó al latín como halleluia, que derivó en el castellano aleluya. El término tiene varios usos, aunque el más frecuente alude a la interjección que se emplea en el cristianismo y el judaísmo para expresar alegría por la alabanza a Dios.
Por ejemplo: “¡Gloria a Dios! ¡Aleluya!”, “La profesora de catequesis nos enseñó a cantar el aleluya”, “Aleluya, hermanos: el Señor se ha manifestado una vez más en el seno de nuestro pueblo”.
La noción de aleluya puede entenderse como una alabanza a Dios.
Aleluya como alabanza
El vocablo hebreo hallĕlū puede traducirse como “alaben” o “alabad”. Aleluya, de todos modos, suele incluir de manera implícita al destinatario de la alabanza, que sería Dios. Esto quiere decir que, cuando alguien expresa “Aleluya”, puede entenderse que está indicando “Aleluya al Señor” o similar.
En la liturgia, se conoce como aleluya a un canto ritual. Cuando los fieles entonan el aleluya, alaban a la divinidad. Muchas composiciones musicales, por extensión, llevan el nombre de aleluya.
Se menciona como aleluya a un tipo de canto ritual.
Canciones y libros
Una de las canciones más conocidas del famoso cantautor, novelista y poeta norteamericano Leonard Cohen (1934 – 2016) se da en llamar así. Este compuso “Aleluya” en el año 1984 y decidió incluirla dentro de su álbum titulado “Various Positions”. Es uno de los singles que más popularidad le dio y que más éxitos consiguió cosechar. De ahí que después haya sido versionado por numerosos artistas tales como John Cale, Jeff Buckley, Alexandra Burke o incluso Pentatonix.
Es una canción que versa sobre temas incluidos en “La Biblia”. En concreto, en la misma aparecen desde el rey David hasta la amistad, el dolor, la felicidad o el amor. De ahí que incluya versos tan significativos como estos: “el amor no es una marcha de victoria, es un frío y roto aleluya”.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que son otras distintas obras culturales las que también utilizan en sus títulos la palabra que ahora nos ocupa. Este sería el caso, por ejemplo, de “El aleluya y otros textos”. Se trata de un libro de Georges Bataille, publicado en el año 1981 y que se enmarca dentro del género de la filosofía.
Otros usos del término aleluya
Más allá de la religión, la interjección aleluya puede emplearse para manifestar felicidad o algo positivo: “¡Aleluya! El equipo italiano volvió a ganar después de ocho partidos y salió del fondo de la tabla de posiciones”, “Ayer estuvimos cuatro horas sin luz hasta que, aleluya, la empresa reestableció el servicio”, “¿En serio has aprobado el examen? ¡Aleluya! Estoy orgullosa de ti”.
La Real Academia Española (RAE), en su diccionario, enumera otras acepciones de aleluya: puede tratarse de una planta perenne que puede ingerirse como alimento; de estampas antiguas que componen una serie; de un individuo muy flaco; o de un tipo de pintura.
En concreto, podemos subrayar que aleluya es un conjunto de estampas con imágenes que se convirtieron en los primeros antecedentes de literatura y prensa infantil que hubo en España. Datan de los siglos XVIII y XIX y su objetivo fue darles a conocer a los niños leyendas, historias y fábulas a través de los dibujos.