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Señor feudal

Te explicamos qué era un señor feudal en la Edad Media y qué era el poder de ban. Además, su relación con siervos y campesinos.

¿Qué era un señor feudal?

Durante buena parte de la Edad Media y en algunos casos la Edad Moderna, el continente europeo estuvo regido según las normas del feudalismo, un sistema político, social y económico caracterizado por el control de la sociedad por parte de la aristocracia.

Esa clase social estaba conformada por los terratenientes de la nobleza, cuyo abolengo o sangre azul provenía de antiguos imperios europeos o de hazañas militares recompensadas por la corona local. El medioevo fue una época caracterizada por la descentralización del poder, tras la caída del Imperio Romano.

En ese contexto, los señores feudales eran los grandes propietarios de tierras, quienes constituían la autoridad máxima de sus feudos o comarcas. Ejercían el poder político y hacían las veces de juez, a la par que administrador, líder militar y cobrador de impuestos para la corona.

Algunos eran más poderosos, dueños de grandes ejércitos al servicio del Rey. Otros, de menor poder, estaban sometidos a su vez a otros señores más fuertes, en un sistema piramidal a la cabeza del cual estaba siempre el Rey, y que reforzaba ideológica y socialmente la Iglesia Católica.

Los señores feudales detentaban el poder de ban o poder de mando, otorgado por la corona, de manera vitalicia: al morir, lo transferían a sus descendientes, de haberlos, o familiares más cercanos, quienes heredaban las tierras y junto a ellas, los siervos o campesinos que las trabajaban.

Existía un acuerdo sumamente desigual en el que buena parte de la labor agrícola de los campesinos era pagada como diezmo. A cambio, se les ofrecía orden, estabilidad, trabajo y protección militar en caso de invasiones, saqueos o conflictos. A estos campesinos y trabajadores de origen plebeyo se les conocía como siervos.

Los señores feudales tenían poder casi ilimitado sobre los siervos que cultivaban sus tierras. Ejercían la justicia y eran la autoridad única, excepto en el caso en que dichos señores fueran vasallos a su vez de otro señor más poderoso.

Muchas tradiciones les conferían poderes y ritos como el «derecho de pernada», según el cual un señor feudal podía elegir desvirgar a una mujer que se casara en su feudo, ocupando durante la noche de bodas el lugar de su esposo. Esto, curiosamente, debía considerarse un honor.

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Referencias