Ensayo literario
Te explicamos qué es un ensayo literario y cómo realizar uno. Además, las partes que lo componen y un ejemplo de este tipo de ensayo.
¿Qué es un ensayo literario?
Un ensayo literario, a veces referido simplemente como ensayo, es una disertación breve y en prosa, que analiza o reflexiona en torno a un tema de libre escogencia y abordaje por parte del autor. Se lo considera uno de los géneros literarios, junto con la narrativa, la poesía y la dramaturgia, heredero de la didáctica y por lo tanto emparentado con la enseñanza.
Los ensayos pueden ser diversos y variopintos, ya que se trata de un abordaje subjetivo y personal, aunque riguroso, de la materia a tratar. Esto significa que posee opiniones y argumentaciones del autor, pero sustentadas en la lógica, la información y las sensibilidades. Su propósito no es otro que argumentar en torno al tema elegido.
En cuanto a sus dimensiones, el ensayo suele ser relativamente breve, organizado didácticamente para aproximarse gradualmente al tema, haciendo uso de los recursos estilísticos y literarios del idioma para dar fuerza poética y argumentativa a sus ideas.
No debe, por tanto, confundirse un ensayo con una monografía o un documento técnico (como una tesis). Los temas abordados por el ensayo son virtualmente infinitos: desde la política, la sociedad y los saberes, hasta el deporte, las artes o la propia imaginación.
Ha habido a lo largo de la historia grandes pensadores ensayistas, que hicieron de este género uno de los principales vehículos ilustrados de la comunicación y debate de ideas, sobre todo en tiempos previos a la masificación de la información. Algunos nombres importantes en ese sentido son los de Aristóteles (384-322 a.C.), Yoshida Kenkö (1283-1350), Michel de Montaigne (1533-1592), Sir Francis Bacon (1561-1626), José Ortega y Gasset (1883-1955), entre muchos otros.
Ver además: Investigación no experimental
¿Cómo hacer un ensayo literario?
Para escribir un ensayo no hay pasos, dado que se trata de un género literario y requiere pericia artística, documentación y talento. Aun así, como el ensayo se ha vinculado estrechamente con el aparato educativo de muchos países, podría simplificarse su escritura a la elaboración de un ensayo escolar, de la siguiente manera:
- Elección del tema. Un ensayo debe abordar un tema o una arista de un tema de modo tal que genere interés y, de ser posible, pasión. Además, no debe ser un tema tan amplio, sino lo más acotado posible.
- Documentación. Ya elegido el tema, deberemos documentarnos, es decir, leer al respecto desde distintas fuentes, para hacernos una idea más completa respecto al tema.
- Preparación. Antes de escribir conviene hacer un esquema de ideas que nos sirva de guion o esqueleto del ensayo, diciéndonos en qué orden abordar cada idea o argumento.
- Redacción. Se procede a escribir conforme al guion, lo cual significa exponer las ideas lo más claramente posible y en el orden más lógico posible, luego releer la totalidad del texto y corregir lo escrito, asegurándose de que diga lo que se aspira a decir.
Partes de un ensayo literario
La estructura de un ensayo es sumamente libre, ya que se trata de un texto que valora el discurrir sobre la materia y cuyo valor principal es el de argumentar y reflexionar libremente, al antojo del escritor. Sin embargo, en su estudio sistemático se puede identificar tres formas de estructura a muy grandes rasgos, que son:
- Analizante o deductiva. Expone en primer lugar la tesis o el tema que abordará, y luego desarrolla los argumentos vinculados con la materia.
- Sintetizante o inductiva. Explora los argumentos y datos en primera instancia, y luego a partir de ellos recompone el tema como conclusión final.
- Encuadrada. La estructura más escolar, inicia con la exposición de la tesis o del tema, luego debate los argumentos y las posturas, y finalmente reelabora la tesis tomando en consideración lo hallado en el medio.
Ejemplo de ensayo literario
A modo de ejemplo, un fragmento del ensayo “La literatura y el derecho a la muerte” (1949) de Maurice Blanchot.
“(…) Admitamos que la literatura empieza en el momento en que la literatura es pregunta. Esta pregunta no se confunde con las dudas o los escrúpulos del escritor. Si éste llega a interrogarse escribiendo, asunto suyo; que esté absorto en lo que escribe e indiferente a la posibilidad de escribirlo, que incluso no piense en nada, está en su derecho y así es feliz.
Pero queda esto: una vez escrita, está presente en esa página la pregunta que, tal vez sin que lo sepa, no ha dejado de plantearse al escritor cuando escribía; y ahora, en la obra, aguardando la cercanía de un lector –de cualquier lector, profundo o vano– reposa en silencio la misma interrogación, dirigida al lenguaje, tras el hombre que escribe y lee, por el lenguaje hecho literatura.
Es posible tachar de fatuidad esta preocupación que la literatura tiene por sí misma. Insiste en hablar a la literatura de su nada, de su falta de seriedad, de su mala fe; en ello radica precisamente el abuso que se le reprocha. Se presenta como importante, considerándose objeto de duda. Se confirma despreciándose. Se busca: hace más de lo que debe. Pues tal vez sea de esas cosas que merecen encontrarse, pero no buscarse.”