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Dinero

Te explicamos qué es el dinero, su creación, historia, funciones y otras características. Además, qué tipos de dinero existen.

¿Qué es el dinero?

El dinero es un tipo de activo o de bien que es aceptado dentro de una comunidad como medio de pago para sus intercambios económicos y comerciales. Estos activos o bienes sirven como unidad de cuenta y depósito de valor, es decir, sirven para medir el valor de las cosas en una misma escala, facilitando así el intercambio y las transacciones entre las personas.

Usualmente, al hablar de dinero pensaremos de inmediato en los billetes y monedas con que compramos cosas en la calle. Sin embargo, estos objetos son sólo representaciones del valor expresado, es decir, no tienen un valor en sí mismos, sino que tienen un valor aceptado por convención.

Por ejemplo, un billete de 100 dólares equivale a dicho valor, o sea, es intercambiable por bienes o servicios hasta alcanzar ese valor, pero en sí mismo es apenas un trozo de papel, o en el caso de las monedas, unas piezas acuñadas de metal.

Desde su invención, el dinero ha jugado un rol importante en las sociedades, y a lo largo de la historia ha adquirido muy distintas formas y presentaciones. En las sociedades sudamericanas precolombinas, por ejemplo, el grano de cacao o la raíz de mandioca (yuca) fueron empleados como unidad de intercambio. En otras geografías ese mismo cometido lo cumplió la sal, la cebada, la plata, el oro, entre otros materiales.

Hoy en día, en cambio, disponemos de efectivo (monedas y billetes), cheques, o simplemente cifras en nuestras cuentas virtuales, pero el principio de funcionamiento del dinero sigue siendo el mismo.

Ver además: Poder adquisitivo

Características del dinero

  • Comúnmente, el dinero carece de valor en sí mismo, pero posee un valor de intercambio que es abstracto y simbólico, o sea, un valor determinado por convención.
  • Dicho valor convencional expresa fundamentalmente lo mismo aunque la escala de representación varíe (por ejemplo, cuántos dólares o cuántos pesos equivalen al pago de una hora de trabajo manual).
  • Debe ser emitido por una autoridad que certifique su valor y controle su circulación, rol que en la economía moderna cumplen los bancos centrales de cada nación. Estos pueden decidir cuánto dinero imprimir y cuándo retirar las piezas deterioradas de la circulación, por ejemplo.
  • Puede expresarse en muy distintas formas: efectivo (billetes y monedas), cheques, etc. En la mayoría de ellas circula de una mano a otra de manera anónima pero consentida: acepto el dinero porque otros lo aceptarán de mi mano también.
  • El dinero forma parte de un sistema económico avalado social e institucionalmente, y en ello se diferencia de cualquier otro bien similar. Por esa razón no podemos comprar con un recorte de periódico, o con un billete que dibujemos nosotros mismos.

Historia del dinero

El dinero no existió siempre: las comunidades primitivas no lo conocían, ni lo necesitaban, pues administraban sus bienes de forma común y tribal. Esto cambió durante la llamada Revolución Neolítica, en la que el sedentarismo y la agricultura cambiaron los modos de vida del hombre, dando así origen a la propiedad privada y a la necesidad del intercambio, ya que la producción agrícola suministraba un conjunto poco variable de bienes comestibles.

De esa manera surgió el trueque, primer sistema de intercambio de mercancía, que consistía en cambiar directamente unos bienes por otros: el pescador ofrecía su excedente en pescados al agricultor y éste a cambio le ofrecía su excedente en frutos.

Pero este sistema, que funciona relativamente bien en comunidades pequeñas de pocas necesidades, presentaba muchos inconvenientes a mayor escala: el trueque no tenía una escala única de valor, dependía siempre de aquello que a los demás les gustara o necesitaran, y no permitía el ahorro.

Por ejemplo: ¿Qué hacía el pescador si el agricultor no quería ya más pescado? ¿Cuántos pescados equivalen a cuántas manzanas? ¿Qué hacer con los pescados que nadie quiere y que mañana estarán podridos?

Para resolver estos inconvenientes, ciertos bienes comenzaron a emplearse como medio de pago, ya que tenían una demanda constante y eran más duraderos. Así, las sociedades que conocieron la Edad de los Metales, como los reinos antiguos de Mesopotamia (alrededor del año 2.500 a. C.), emplearon diversos minerales preciosos: oro, plata, etc., que podían guardarse y que eran universalmente aceptados.

Pero surgió entonces, por ejemplo, el inconveniente de que las pepitas de oro no siempre tenían la misma concentración del metal, o a veces no eran oro sino algún otro mineral similar pero menos valioso. Para evitarlo, en la antigua China alrededor del año 1000 a. C., se forjaban pequeñas espadas o herramientas con el metal y se las empleaba como moneda de intercambio en lugar del mineral en estado crudo.

Pero un mejor sistema surgió alrededor del siglo VI o V a. C., con la acuñación de las primeras monedas: un proceso que consistía en trabajar el metal precioso de manera tal que la autoridad del rey certificara su valía verdadera (su contenido de oro, plata o lo que fuera), imprimiéndole generalmente el rostro del monarca y alguna inscripción o glifo oficial.

Así nació la primera forma de dinero, simultáneamente en China, India y Lidia (Anatolia). Desde entonces, el dinero no ha parado de cambiar de forma. Cada imperio emitía su propia moneda y algunas eran tan codiciadas que eran asumidas como propias por sus reinos vecinos. Los primeros billetes se emitieron en China, alrededor del siglo IX, como una forma de movilizar grandes cantidades de monedas que no era práctico llevar consigo en la calle.

Los primeros billetes europeos surgieron en Suecia en 1661, de la mano del surgimiento de los bancos y del crédito: el Banco de Estocolmo, dirigido por el holandés Johan Palmstruch (1611-1671), entregaba a quienes depositaban en él sus metales preciosos un recibo que podía guardarse o negociarse, y que funcionó como el primer vale de la historia.

Hasta 1970, las distintas monedas del mundo estaban respaldadas en el patrón oro, es decir, que el dinero en circulación en un país era reflejo de la cantidad de oro que hubiera en su banco central. De modo que, al menos en principio, uno podía tomar un billete y acudir al banco para retirar su valor en oro.

En la actualidad esto último ya no es necesario, dado que el complejo sistema económico asigna valor a unas monedas por encima de otras dependiendo de su demanda: mientras mayor confianza haya en el valor de una moneda, más se la codiciará por encima de las demás, y esto es lo que distingue a las monedas “fuertes” de las “débiles”.

Funciones del dinero

El dinero, a grandes rasgos, cumple con las siguientes tres funciones:

  • Sirve como medio de intercambio. Facilitando así las transacciones comerciales y evitando las dificultades para asignar un valor común, propias del trueque. Además, es aceptado por toda la comunidad sin distinción, y es un bien liviano, fácil de transportar y de acumular.
  • Sirve como unidad de cuenta. Esto es, como una unidad de medida para expresar el valor de bienes y servicios, y así poder establecer una escala respecto a qué cosa es barata y qué cosa es costosa. Además, permite expresar en términos comunes el ahorro, las deudas, etc.
  • Sirve para preservar el valor. Ya que normalmente no se deteriora de un día para otro, ni es perecedero a corto y mediano plazo, de modo que el dinero recibido en las ventas de hoy puede ser usado la semana que viene para comprar otros bienes o servicios. Esto permite el ahorro, la inversión, el préstamo, etc.

Tipos de dinero

Existen diversas formas de dinero, dependiendo de su presentación y del sistema empleado para sostener su valor. Así, podemos distinguir entre:

  • Dinero mercancía o “real”. Se conoce así al dinero que consiste en bienes o mercancías de valor propio, intercambiables por otras y también utilizables en sí mismas. Es el caso de los granos de cacao con que comerciaban ciertas culturas precolombinas.
  • Dinero representativo. El dinero cuyo valor no es propio, sino de intercambio, es decir, que representa un valor respaldado en algún activo “real”: petróleo, oro, plata o incluso otras monedas de mayor valor, como el dólar empleado para las reservas internacionales de los países.
  • Dinero “fíat” o por decreto. Carente de valor intrínseco, este dinero es decretado por el Estado y obtiene su valor de la confianza en la solidez económica del Estado. Es el caso del dólar, el yen, el euro y muchas de las monedas más fuertes del mundo.
  • Dinero fiduciario. Su nombre proviene de la voz latina fiducia, traducible como “confianza”, ya que justamente su valor proviene de la confianza que la comunidad deposita en él. De modo que no está respaldado en ningún bien de valor intrínseco, sino en una promesa de pago por parte del ente emisor. Visto así, funciona de modo similar al dinero fíat, y es el modelo predominante de moneda de reserva en el mundo entero.
  • Dinero electrónico o e-money. En este caso se trata de dinero que no posee una forma tangible de presentación, sino que existe dentro de sistemas informáticos y se emite de manera electrónica. Este es el caso del dinero movilizado en transferencias bancarias de dinero, y también de divisas electrónicas como el bitcoin.

Creación de dinero

Obviamente, el dinero no puede crearlo cualquiera. Conforme al sistema bancario que existe hoy en día, sólo hay dos mecanismos disponibles para crear dinero por parte de los Estados:

  • Dinero legal. Este mecanismo sólo puede ponerlo en marcha el Banco Central de cada nación, e implica diversos procesos de acuñación e impresión de billetes. Así es generado únicamente el dinero en efectivo.
  • Dinero bancario. Por su parte, los bancos privados y comerciales pueden emitir dinero para otorgar préstamos, depositándolo en las cuentas de sus clientes y con un respaldo parcial en su coeficiente de caja. Dicho dinero normalmente es de tipo electrónico.

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Referencias