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Consumo responsable

Te explicamos qué es el consumo responsable, cómo surgió, sus beneficios y ejemplos. Además, el consumo irresponsable.

¿Qué es el consumo responsable?

El consumo responsable o consumo consciente es un modelo de compra de bienes y servicios defendido por distintas organizaciones ecológicas, sociales y políticas. Su precepto central es la adopción, en tanto consumidores, de un compromiso con las condiciones laborales, ecológicas y morales detrás de la elaboración de lo consumido.

Dicho de manera más simple, el consumo responsable propone que, a la hora de consumir, la humanidad debería optar por los bienes y servicios que cuya fabricación cumpla con ciertos parámetros éticos, y no simplemente por el producto más económico.

En líneas generales, la idea es no consumir aquellos productos cuyos fabricantes y comercializadores incumplan con los requisitos mínimos en materia de conservación medioambiental, bienestar de los trabajadores e igualdad socioeconómica.

Parte de la idea de que los compradores somos, también, corresponsables en el mantenimiento de un modelo productivo específico. O sea, que, al consumir, estaríamos voluntaria o involuntariamente perpetuando un modo de hacer las cosas que perjudica a la gente y al ecosistema.

El consumo responsable aboga, así, por una actitud menos pasiva de parte de los consumidores, quienes podrían ejercer una presión selectiva sobre ciertas empresas e industrias, mediante estrategias de boicot, o sea, dejando de comprar sus productos y/o servicios.

Para ello se emplea a menudo el lema “comprar es votar”, para decirle al consumidor que no debería comprarle nada a sectores inescrupulosos que jamás votaría para gobernar su propio país.

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Origen del consumo responsable

El consumo responsable surge como una contrapartida del consumismo desatado durante el siglo XX, y de la trasnacionalización industrial que antecedió a la globalización; dos fenómenos que acarrearon enormes dividendos a los grandes capitalistas, que privilegiaron la rentabilidad por sobre la justicia social y la preservación del medio ambiente.

Los efectos de dicha manera de hacer las cosas se hicieron notar después de cierto tiempo. Por un lado aumentaron las desigualdades económicas, sociales y laborales dentro de los países. Por otro lado, en el mundo entero, se aceleró el cambio climático y la masiva pérdida de biodiversidad en el planeta Tierra.

A medida que esto ocurría, lo que inicialmente eran reclamos aislados y locales, por parte de agrupaciones de poco poder político y mediático, empezaron a ganar notoriedad.

El Informe Sobre Desarrollo Humano de la PNUD de 1998 alertaba sobre la insostenibilidad en el tiempo del modelo actual de desarrollo industrial, tanto en términos humanos como ecológicos.

Además, ya en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992 se había acordado la necesidad de promover iniciativas de consumo que cumplieran con el medio ambiente y permitieran satisfacer las necesidades básicas de la mayor parte de la humanidad.

Desde entonces el concepto de consumo responsable ha continuado ganando terreno, aunque existen también quienes se le oponen o simplemente lo consideran utópico.

Beneficios del consumo responsable

Del consumo responsable se espera que:

  • Fomente la distribución más equitativa de la riqueza del mundo, dado que actualmente el 1% de la población acumula el 82% de la riqueza mundial total.
  • Impulse una cultura del trabajo que contemple a los trabajadores como seres humanos dignos, dotados de derechos, a quienes el trabajo debe recompensar y ofrecer mejorías en su calidad de vida, no simplemente someter a condiciones de explotación.
  • Fomente el respeto al delicado equilibrio medioambiental, permitiendo que los recursos renovables se repongan a un ritmo sostenible, y manejándose dentro de los límites de la contaminación y la explotación que permitan la subsistencia de la vida y no atenten contra la biodiversidad global.
  • Obligue a los grandes capitales trasnacionales a revisar sus políticas empresariales y a luchar en términos éticos por conquistar a su clientela, en lugar de aplicar criterios monopólicos o simplemente inundar al mercado con publicidad y competencia desleal.
  • Permita la construcción de un modelo de desarrollo sustentable a corto, mediano y largo plazo.

Ejemplos de consumo responsable

Como ejemplo del consumo responsable, citemos algunas directrices o principios prácticos desde el punto de vista de un consumidor cualquiera:

  • Antes de consumir, cuestionarse si el producto o servicio es realmente necesario o si constituye un gasto superfluo cuyos beneficios no compensan el daño mundial que su fabricación probablemente haya implicado.
  • Informarse sobre las empresas, averiguar cuáles hacen esfuerzos por llevar adelante su negocio de manera respetuosa con el medio ambiente y con la sociedad en general, y preferir sus productos a los de empresas que no lo hacen.
  • Rechazar el exceso de plástico: bolsas plásticas, sorbetes (pajitas, popotes, pitillos), cubiertos, platos, vasos, empaques, etc., al mínimo necesario, y optar en caso de haberlos, de sustitutos biodegradables.
  • En lo posible, aplicar las tres R de la ecología: reducir, reutilizar y reciclar.
  • Separar la basura entre biodegradables y reciclables, y priorizar envases retornables a los desechables.
  • No consumir productos que hayan sido testeados en animales o producidos mediante mecanismos de explotación humana o de maltrato animal.
  • Optar por el software libre en lugar de variantes monopólicas.

Consumo irresponsable

Al contrario del consumo responsable, el consumo irresponsable opta en lo individual por no enterarse o simplemente obviar las implicaciones éticas de la compra de un producto o servicio, cuando no simplemente resignarse a que el mundo es así.

Se trata de un modelo de consumo que privilegia el bienestar efímero del consumo, sin interesarse en lo que ocurra durante la cadena de producción de lo que compra: cuántos seres humanos trabajaron bajo condiciones inhumanas para hacerlo, cuántos recursos naturales no renovables se explotaron para hacerlo, y en qué medida se perjudicó al medio ambiente al hacerlo.

El consumo irresponsable puede ser una forma más feliz y despreocupada de consumo, pero también es una forma inmoral, insostenible a mediano plazo.

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Referencias