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Consumismo

Te explicamos qué es el consumismo, su origen histórico, causas actuales y consecuencias. Además, qué tipos de consumo existen.

¿Qué es el consumismo?

Se conoce como consumismo, sobreconsumo o consumo irresponsable a una dinámica de consumo exacerbado de bienes y servicios, es decir, a la tendencia a consumir en demasía, de manera exagerada o frenética, sin prestar demasiada atención a si lo comprado es realmente necesario o no.

Al mismo tiempo, el consumismo es una doctrina sociocultural y una creencia, que propone la adquisición de posesiones materiales como la única vía hacia la satisfacción personal, y que distinguen entre las personas en base a su mayor o menor capacidad de consumo.

El consumismo es una tendencia presente en las sociedades capitalistas postindustriales, especialmente en aquellas cuyos ciudadanos poseen altos ingresos y por lo tanto mucha capacidad de consumo.

Por otro lado, el consumismo es radicalmente opuesto al consumo responsable o a la sustentabilidad: quienes practican el consumismo (“consumistas”) no se preocupan por la perdurabilidad de la sociedad ni por el daño ecológico que su modo de vida ocasiona, sino que se entregan al frenesí de la compra y la acumulación.

Por otro lado, el consumismo suele ser promovido por el marketing y la publicidad, ya que el consumo constante y masivo crea demanda allí donde no la había o había poca, y provee a las empresas de un escenario ideal para sus productos. En cambio, muchos sectores sociales, ecologistas y progresistas critican las posturas consumistas y las acusan de llevar adelante un despilfarro cuyas consecuencias serán dramáticas para las generaciones venideras.

Ver también: Consumidor

Origen del consumismo

El consumismo es sólo posible en el seno de la llamada “sociedad de consumo”, cuyos orígenes datan del siglo XX. La industrialización, la producción masiva y la aparición de la publicidad fueron factores determinantes para la formación de la “cultura del consumo”, es decir, un modelo de ciudadanía que se valora a sí misma en tanto consumidores principalmente.

Uno de los principales responsables de la expansión del consumismo en la historia fue Estados Unidos, debido a la sobreproducción que experimentaron sus industrias en la década de 1920, fruto a su vez del aumento de la productividad gracias a las nuevas innovaciones tecnológicas industriales.

Esa fue, además, una época de florecimiento cultural en la que el voto se hizo accesible para las mujeres, y los ciudadanos negros dieron sus primeros pasos hacia la palestra pública, en medio de un aire de gran euforia. Esta sensación de bienestar y esperanza quedó en la cultura estadounidense identificada con el consumo masivo, a pesar de que sus consecuencias no tardaron en llegar: la gran depresión de 1929.

Tipos de consumo

Consumo y consumismo no son necesariamente sinónimos, y para entender esta diferencia, puede ser útil establecer los distintos tipos de consumo que se dan en el seno de nuestras sociedades postindustriales, muchos de los cuales están justamente dirigidos e impulsados por la publicidad y por el marketing, así como por los eventos sociales y políticos. Nos referimos a:

  • Consumo experimental. Se llama así a la adquisición de un producto o servicio que se desea probar, que no se conoce de antemano y que por lo tanto puede desembocar en un consumo ocasional o habitual, o simplemente no repetirse en el tiempo. Es lo que ocurre cuando aparece un nuevo producto o una nueva marca en el mercado.
  • Consumo ocasional. También llamado consumo intermitente, no se rige por patrones sino que es esporádico, casual, dependiendo de la disponibilidad de los bienes o servicios demandados y de la situación financiera, social e individual del consumidor.
  • Consumo habitual. También llamado consumo regular, es aquel que se lleva a cabo con frecuencia, en el que uno o varios bienes son consumidos de manera continua y constante, como los productos básicos o de primera necesidad. Los alimentos, por ejemplo, suelen estar en esta franja.
  • Consumo extraordinario. A esto se refiere quien habla de “compras nerviosas” o “compras impulsivas”, y suelen darse en los momentos previos a un gran evento de importancia política, social o histórica, o bien en los momentos inmediatamente posteriores. Son una forma de reacción defensiva de los consumidores, y suelen caracterizarse por hacer foco en bienes básicos y fundamentales, o en aquellos que corran riesgo de escasear.
  • Consumo responsable. Lo exactamente contrario al consumismo: una forma de consumir que es consciente de las consecuencias de la compra de un producto, tanto en la vida individual como social y medioambiental, y que privilegia productos seguros y de poco riesgo a aquellos que brinden un placer inmediato y momentáneo a un costo muy alto para las generaciones futuras.

Causas del consumismo

El consumismo es producto de dinámicas complejas en el seno de la “sociedad de consumo”, como la entienden los antropólogos. Dichas dinámicas pueden resumirse en:

  • La fuerza social y psicológica de los medios publicitarios y el marketing, capaces de incentivar el consumo de ciertos bienes mediante estrategias de seducción a las que todos somos, en alguna medida, vulnerables. Los productos compiten de esa manera por nuestra atención, y es normal responder a ello de maneras impulsivas e irracionales.
  • Las facilidades que ofrecen ciertos productos desechables, cuyo uso es inmediato y luego van a la basura, sin importar que sus desechos y residuos puedan permanecer (como en el caso de los plásticos) cientos de años contaminando el medio ambiente. Sin embargo, como el producto ha desaparecido de nuestros hogares, tenemos la impresión de que ha dejado de existir del todo.
  • La obsolescencia programada de muchos productos, especialmente los tecnológicos, que obedecen a la lógica consumista de verse obligado a comprar uno nuevo cada cierto tiempo, para así mantener la industria andando. Estos productos podrían durar mucho más, pero están programados para dejar de funcionar en un cierto momento y obligarnos a comprar uno nuevo.
  • La cultura de la novedad y la innovación, que nos recompensa social y emocionalmente sólo si tenemos el último modelo de un producto o servicio, y en cambio nos avergüenza si nos hemos quedado atrás en la carrera. Lo peor es que estar al día es prácticamente imposible, dado que el ritmo de innovación es mucho más veloz que cualquier capacidad personal de ahorro o de generación de riqueza.

Consecuencias del consumismo

Las consecuencias del consumo irresponsable pueden ser muy positivas para la industria y la economía local, y a la vez pésimas para el medio ambiente y para la salud de los seres humanos. Algunas de ellas pueden ser:

  • Crea demanda donde no la había, o incentiva la demanda de un producto determinado por encima de otros, especialmente aquellos de bajo precio y baja calidad. Esto contribuye a la mala distribución de la riqueza, pues usualmente son las clases medias y bajas las que consumen de manera continua bienes baratos producidos en masa, invirtiendo su dinero en objetos que no duran nada y que brindan poco beneficio.
  • Producción continua y excesiva de basura, ya que los residuos de los productos, especialmente los de vida breve, se acumulan en el medio ambiente y pueden tardar miles de años en descomponerse. Esto, a su vez, causa estragos en el delicado balance biótico del planeta.
  • El consumo masivo de productos industrializados de baja calidad, especialmente los alimenticios, trae consigo consecuencias en la salud individual, familiar y regional, causando enfermedades como la obesidad y la diabetes.
  • La preferencia masiva de ciertos productos por encima de otros, especialmente los de un solo uso por encima de los más duraderos, conducen al desbalance económico y comercial entre países y regiones enteras, empujando los ciclos del capitalismo hacia crisis más frecuentes y agudas.

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Referencias