Neuropsicología

Adrenalina: funciones, mecanismo de acción, producción


La adrenalina se considera como la hormona de la activación y se relaciona con situaciones intensas en las que se experimentan emociones elevadas. No obstante, es mucho más que eso, ya que no es una sustancia que se limite a proporcionarnos sensaciones de euforia.

La adrenalina es una hormona del cuerpo humano, pero a su vez, también es un neurotransmisor. Esto quiere decir que es una sustancia química que realiza funciones tanto en el cerebro (neurotransmisor) como en el resto del cuerpo (hormona).

Químicamente, esta sustancia forma parte del grupo de las monoaminas, unos neurotransmisores que se vierten al torrente sanguíneo y que se sintetizan a partir de la tirosina.

La adrenalina se produce en la médula de la glándula suprarrenal, una estructura localizada justo encima de los riñones. Hay que tener en cuenta que la adrenalina no es necesaria para la conservación de la vida, por lo que se puede vivir sin ella.

En condiciones normales su presencia en la sangre del organismo es prácticamente insignificante, aunque esto no quiere decir que las funciones de estas sustancia no sean altamente importantes para el funcionamiento del cuerpo.

De hecho, la adrenalina es la hormona principal que nos permite realizar la reacción de lucha o huida, por lo que sin ella nuestro comportamiento variaría notablemente. Así pues, se considera que la adrenalina no es una sustancia vital para el mantenimiento de la vida pero sí que lo es para la supervivencia.

Dicho de otra forma, sin adrenalina no nos moriríamos pero sí que tendríamos mayores opciones de sucumbir ante ciertos peligros y nos costaría más sobrevivir en las situaciones amenazantes.

Índice del artículo

¿Cómo se produce la adrenalina?

La adrenalina se encuentra almacenada en la médula suprarrenal en forma de gránulos. En condiciones normales la liberación de esta hormona es prácticamente imperceptible, por lo que no se vierte en el torrente sanguíneo y queda almacenada en la médula suprarrenal.

Para poder ser segregada, es decir, para abandonar la médula suprarrenal y acceder a la sangre, requiere la acción de otra sustancia, la acetilcolina.

La acetilcolina es un neurotransmisor localizado en el cerebro que cuando accede al torrente sanguíneo permite la liberación de la adrenalina. Esta liberación se produce porque la acetilcolina abre los canales de calcio, excita la glándula suprarrenal y permite la salida de la adrenalina.

¿Cuándo liberamos adrenalina?

En condiciones normales el cuerpo no libera adrenalina. Para poder hacerlo, requiere la presencia de la acetilcolina en la sangre. Ahora bien, ¿qué determina que la acetilcolina motive la liberación de la adrenalina?

Para que la adrenalina pueda acceder a la sangre y realizar sus funciones, se requiere que previamente el cerebro haya percibido un estímulo excitatório. Esto quiere decir que solo liberamos adrenalina cuando percibimos una situación que requiera una respuesta extremadamente rápida y eficaz.

Si el cerebro no percibe un estímulo de este tipo, no se liberará acetilcolina y no conseguirá la salida de la adrenalina. Así pues, la adrenalina es una hormona que nos permite realizar acciones rápidas conocidas como respuestas de lucha/huída.

Por ejemplo, si vas caminando por la calle tranquilamente, pero de repente ves un perro que te va a atacar de forma inminente, tu cuerpo responderá automáticamente con una elevada liberación de adrenalina.

Este mismo principio es el que sucede en “actividades para liberar adrenalina” como practicar deportes de riesgo o subir a atracciones como la montaña rusa.

Mecanismo de acción de la adrenalina

Cuando la adrenalina es liberada en la sangre se extiende por la mayoría de tejidos del cuerpo. Cuando accede a las distintas regiones del cuerpo, se encuentra con una serie de receptores a los que se une.

De hecho, para que la adrenalina pueda actuar y realizar sus funciones, necesita “encontrarse” con este tipo de receptores. De lo contrario, la adrenalina se quedaría vagando por el torrente sanguíneo pero no sería capaz de llevar a cabo ninguna función y no tendría ninguna utilidad.

Los receptores de la adrenalina se conocen como receptores adrenérgicos y existen distintos tipos. De forma general se pueden distinguir los receptores adrenérgicos alfa de los receptores adrenérgicos beta.

Cuando la adrenalina se acopla a los receptores adrenérgicos alfa (distribuidos por distintas regiones corporales), realiza acciones como la vasoconstricción cutánea y renal, la contracción de la cápsula esplénica, del miometrio y del dilatador del iris, o la relajación intestinal.

Por el contrario, cuando se acopla a los receptores beta realiza acciones como la vasodilatación del músculo esquelético, la cardioaceleración, el aumento de la fuerza de contracción del miocardio o la relajación de los bronquios y los intestinos.

¿Qué funciones desempaña la adrenalina?

La adrenalina es una hormona excitatoria que activa el cuerpo de forma muy elevada. La función biológica de esta hormona es la de preparar el cuerpo para la respuesta de ataque/huída.

Si nos fijamos en los efectos comentados en el mecanismo de acción de esta sustancia, lo que hace la adrenalina es realizar todos los cambios necesarios en el cuerpo para maximizar la eficacia de la respuesta inmediata.

Podemos especificar los siguientes efectos de la adrenalina:

Dilata las pupilas

Cuando la adrenalina se acopla a los receptores alfa, se produce una contracción del dilatador del iris.

Este hecho se convierte en una mayor dilatación de la pupilar, por lo que entra mayor luz en los receptores del ojo, la capacidad visual se incrementa y conseguimos ser más conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor.

En las situaciones de emergencia y amenaza, este incremento de la dilatación pupilar resulta clave para estar más alerta y maximizar la efectividad de las respuesta de lucha/huída.

Dilata los vasos sanguíneos

También hemos visto cómo cuando la adrenalina se acopla a los receptores beta, se produce de forma automática una dilatación de los vasos sanguíneos. Específicamente, lo que hace la adrenalina consiste en ensanchar los vasos sanguíneos de los órganos vitales y comprimir los vasos sanguíneos de la capa externa de la piel.

Esta doble acción la realiza a través de los dos tipos de receptores. Mientras que los receptores alfa realizan vasoconstricción en la piel, los receptores beta realizan vasodilatación en las regiones más internas del cuerpo.

Esto permite sobreproteger los órganos más importantes del cuerpo y disminuir la presión sanguínea en las zonas de la piel, ya que ante una situación de amenaza se podrían romper y originar una hemorragia.

Moviliza el glucógeno

Otra de las funciones principales de la adrenalina consiste en movilizar el glucógeno. El glucógeno es la energía que tenemos almacenada en los músculos y otras regiones del cuerpo. De este modo, la adrenalina convierte el glucógeno en glucosa lista para ser quemada para incrementar el nivel de energía del cuerpo.

Ante situaciones de emergencia lo más importante es contar con cuanta más energía mejor, por lo que la adrenalina estimula las reservas para que el cuerpo pueda disponer de toda su energía almacenada.

Aumenta el ritmo cardíaco

Cuando tenemos que llevar a cabo acciones rápidas, intensas y eficaces, necesitamos que la sangre circule a gran velocidad por el cuerpo.

La adrenalina se acopla a los receptores beta para incrementar el ritmo cardíaco, bombear más sangre, nutrir mejor los músculos de oxígeno y conseguir que estos puedan realizar mayores esfuerzos.

Inhibe el funcionamiento intestinal

Los intestinos gastan grandes cantidades de energía para realizar los procesos de digestión y nutrición necesarios. En situaciones de emergencia esta acción no resulta primordial, por lo que la adrenalina la inhibe para no gastar energía y reservarla toda para la reacción de ataque o huída.

A través de esta acción la adrenalina consigue que toda la energía se concentre en los músculos que son los órganos que tendrán que actuar, y no se depositen en otras regiones.

Aumento de la acción del sistema respiratorio

Finalmente, en situaciones de emergencia también necesitamos mayores cantidades de oxígeno. Cuanto más oxígeno entre en el organismo, mejor rendimiento tendrá la sangre y más fuerza tendrán los músculos.

Por este motivo, la adrenalina hace incrementar el sistema respiratorio y motiva que las ventilaciones sean más abundantes y rápidas.

Aplicaciones médicas de la adrenalina

La adrenalina produce una activación corporal con el objetivo de poder asegurar una respuesta más eficaz. A pesar de que haya personas que experimenten un mayor o un menor agrado ante los efectos de la adrenalina, el objetivo biológico de esta hormona no consiste en proporcionar placer.

Además, la adrenalina ha sido usada para tratar una serie de afecciones, incluyendo el paro cardiorrespiratorio, la anafilxia y el sangrado superficial.

La adrenalina en uso médico se conoce tanto a través del propio nombre de adrenalina, como a través del nombre de epinefrina. Ambas nomenclaturas hacen referencia a la misma sustancia química, la adrenalina.

Paro cardíaco

La adrenalina se utiliza como medicamento para tratar el paro cardíaco y otras patologías como las arritmias. La utilidad de esta sustancia radica en que cuando la adrenalina entra en el torrente sanguíneo, se incrementa la frecuencia cardíaca al acoplarse a los receptores beta.

Cuando se padece enfermedades producidas por un gasto cardíaco disminuido o ausente, la adrenalina puede incrementarlo y regularizar el buen funcionamiento del corazón.

Anafilaxia

La anafilaxia es una reacción inmunitaria generalizada del organismo que hace que el cuerpo entre en shock anafiláctico y se ponga en riesgo inmediato la vida del individuo. Como la adrenalina tiene efectos de dilatación en la vía área, se ha erigido hoy en día como el medicamento de elección para tratar esta enfermedad.

Así mismo, también se utiliza para el tratamiento de la septicemia (respuesta sistémica abrumadora y potencialmente mortal a una infección) y para el tratamiento de las alergias a las proteínas.

Laringitis

La laringitis es una enfermedad respiratoria que se desencadena usualmente por la infección viral aguda de las vías respiratorias superiores.

La adrenalina permite mejorar e incrementar los sistemas respiratorios por lo que se ha utilizado esta sustancia durante muchos años como tratamiento de la laringitis.

Anestesia local

La adrenalina se añade a una serie de anestésicos locales inyectables, tales como la bupivacaína y la lidocaína. El motivo por el que se utiliza la adrenalina en los procesos anestésicos recae en su poder vasoconstrictor.

Cuando la adrenalina accede a la sangre los vasos sanguíneos se hacen más estrechos, hecho que permite retardar la absorción del anestésico y, por lo tanto, prolongar su acción sobre el cuerpo.

La adrenalina y el estrés

La adrenalina, junto al cortisol es la hormona principal del estrés. Los efectos que origina la adrenalina en el cuerpo son únicamente de activación; cuando esta sustancia está en la sangre, el cuerpo adquiere un estado de activación mucho mayor del normal.

Uno de los principales factores que explican el estrés es por tanto la presencia de adrenalina en el cuerpo. Cuando estamos estresados, la adrenalina no se libera únicamente cuando estamos en una situación de emergencia, sino que se libera en cantidades más elevadas de lo normal de forma constante.

Este hecho hace que el cuerpo del estresado esté más activo de lo normal permanentemente, y la ansiedad relativa a los momentos de amenaza se prolongue en las situaciones que deberían ser de mayor tranquilidad.

Así pues, el estrés provoca una mayor liberación de adrenalina, la cual es la responsable de ocasionar buena parte de la sintomatología de esta enfermedad.

Referencias

  1. Aldrich, T. B. A preliminary report on the active principle of the suprarenal gland. Am. J. Physiol., Vol. 5, p. 457, 1901.
  2. Emery, F. E. and W. J. Atwell. Hypertrophy of the adrenal glands following administration of pituitary extract. Anat. Rec, Vol. 58, No. 1, Dec, 1933.
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  4. Rogoff, J. M., and G. N. Stewart. The influence of adrenal extracts on the survival period of adrenalectomized dogs. Science, Vol. 66, p. 327, 1927.
  5. Hartman, F. A., and G. W. Thorn. The effect of cortin in asthenia. Proc. Soc. Exper. Biol. and Med., Vol. 29, p. 49, 1931.