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Las 140 mejores frases de la Divina Comedia


Te dejo con las mejores frases de la Divina Comedia, obra escrita por Dante Allighieri y de gran reconocimiento en la literatura italiana y universal. Se cree que pudo haber sido escrita entre 1304 y 1321.

Este largo poema fue una de las obras más importantes en la transición al pensamiento renacentista, y está dividido en tres partes: InfiernoPurgatorio y Paraíso. Su estructura se conforma de cantos.

-El demonio no es tan negro como es pintado.

-Cuanto más perfecto es algo, más dolor y placer siente.

-No hay aflicción más grande que recordar la felicidad en tiempos de miseria.

-Tú que aquí te encuentras, alma viva, aparta de éstos otros ya difuntos.

-El amor me gobierna. Determina lo que pido.

-Entre más una cosa sea perfecta, más placer y dolor siente.

-Debes aquí dejar todo recelo; debes dar muerte aquí a tu cobardía.

-Déjanos irnos, ya que la longitud de esta aventura lo demanda.

-No he muerto, y aun así he perdido el aliento de la vida.

-Entra, pero te advierto que aquel que mira hacia atrás se regresa.

-Provengo de un lugar al que anhelo regresar.

-Nunca nadie en esta tierra fue así de hábil para buscar el bien o correr del peligro.

-Pronto se aprende a amar a un corazón gentil.

-Existen aún tres conductas contrarias al cielo: la incontinencia, la malicia y la brutalidad.

-Siempre la confusión de las personas, principio fue del mal de la ciudad.

-No menos que saber, dudar me gusta más.

-Tras sus daños vendrá el llanto originado por el justo castigo.

-Aquellos bien atentos, son bien escuchados.

-El diablo no es tan negro como lo pintan.

-Sé testigo de un poder cuya cabeza ha sido coronada con señales de victoria.

-A quien mucho se le da, mucho se espera de él.

-Tu alma es afligida por el miedo vil.

-Habla breve y claramente.

-Vence la pereza con ánimo que vence cualquier lucha, si con el cuerpo grave no lo impide.

-Sé tan firme como una torre, cuya cima se permanece firme ante cualquier explosión.

-Si el mundo actual se va a la perdición, la causa se encuentra dentro de ti, y solo dentro de ti la podrás buscar.

-Era el tercer recinto, el de la lluvia eterna, maldecida, fría y densa: de regla y calidad no cambia nunca.

-¡Regocíjate, Florencia, viendo que eres grande, que el mar y la tierra agitan tus alas, y que tu nombre es ampliamente conocido en el infierno!

– ¡Oh venganza divina, cuánto debes ser temida de todo aquel que lea cuanto a mis ojos fuera manifiesto!

-Amor, que al noble corazón se agarra, a éste prendió de la bella persona que me quitaron; aún me ofende el modo.

-Solo se debe temer a aquellas cosas que pueden causar algún tipo de daño; más a las otras no, pues mal no hacen.

-El mundo sensible nos enseña que las vueltas son tanto más veloces, cuanto del centro se hallan más lejanas.

-En el centro del Universo, en el punto más alejado de Dios, entre los hielos que envuelven las sombras, está Lucifer, emperador del reino del dolor.

-Ya había yo puesto mis ojos fijos en los suyos, y él se erguía como si despreciase con su pecho y su frente al infierno.

-La borrasca infernal, que nunca cesa, en su rapiña lleva a los espíritus […]. Cuando llegan delante de la ruina, allí los gritos, el llanto, el lamento; allí blasfeman del poder divino.

– Si a la maldad se agrega la ira, vendrán tras nosotros más crueles que perro que a la liebre aferra.

-Perdidos estamos, y solo hasta ese grado somos castigados, ya que sin esperanza vivimos en el deseo.

-Al cansancio guerra que dar tienes con el alma, que siempre es vencedora, que el cuerpo no lo hará que la contiene.

-Ve pues la excelsitud y la grandeza del eterno poder, puesto que tantos espejos hizo en que multiplicarse, permaneciendo en sí uno como antes.

-Esa fruta valiosa que todos los hombres buscan con ansias en diferentes ramas, le dará hoy paz a tu alma hambrienta.

-Es un espíritu divino que muestra el camino de arriba sin pedirlo, y él a sí mismo con su luz esconde.

-Cuando alguno de nuestros sentidos retiene una fuerte impresión de deleite o dolor, el alma se concentrará completamente en ello, descuidando cualquier otro impulso que tenga.

-La comedia debe ser recordada como una visión de progreso del alma humana hacia la perfección.

-La rígida justicia que me hiere se sirve del lugar en que pequé para que ponga en fuga más suspiros.

-Aquí no cruza nunca un alma justa, por lo cual, si Carón de ti se enoja, comprenderás qué cosa significa.

-No es el ruido mundano más que un soplo de viento, ahora de un lado, ahora del otro, y muda el nombre como cambia el rumbo.

-Amor, que a todo amado a amar le obliga, prendió por éste en mí pasión tan fuerte que, como ves, aún no me abandona

-¡Dichoso tú que de nuestras regiones, volvió a decir aquel que habló primero, para mejor morir sapiencia adquieres!

-Llegó aquel mal querer, que males busca con su sabiduría, y humo y viento movió con el poder de que es dotado.

-¿Quién eres tú que sientas cátedra para juzgar desde lejos a mil millas con la vista de un palmo corta?

-Por mí se va hasta la ciudad doliente, por mí se va al eterno sufrimiento, por mí se va a la gente condenada.

-Oh codicia ciega, ignorante y egoísta, que estimula la corta vida mortal y se extiende por toda la eternidad.

-La fama es como la flor, que tan pronto brota, muere, y la marchita el mismo sol que la hizo nacer de la tierra ingrata.

-El sol se va -siguió- y la tarde viene; no se detengan, aceleren el paso, mientras que el occidente no se adumbre.

-Cuando cualquiera de estas llaves falla y no da vueltas en la cerradura, dijo él, esta entrada no se abre.

-Abre la mente a lo que te manifiesto y aférralo adentro; que no se hace ciencia, sin retención de lo que se ha entendido.

-Y fui advertido acerca de esta tortura, el infierno de los pecados carnales, cuando la razón da paso al deseo.

– Tienen su muerte todas vuestras cosas, como vosotros; más se oculta alguna que dura mucho, y son cortas las vidas.

– Vamos, que larga ruta nos espera. Así me dijo, y así me hizo entrar al primer cerco que el abismo ciñe.

-¡No imites al cordero, que abandona la leche de su madre, y por simpleza, consigo mismo a su placer combate!

-Así bajé del círculo primero al segundo que menos lugar ciñe, y tanto más dolor, que al llanto mueve.

-Nuestros pies no se habían aún movido cuando noté que la pared aquella, que no daba derecho de subida, era de mármol blanco y adornada con relieves […].

-El hombre debe, siempre que pueda, cerrar sus labios antes de decir una verdad que tenga visos de mentira; porque se expone a avergonzarse sin tener culpa.

-Es Homero, el mayor de los poetas; el satírico Horacio viene luego; tercero, Ovidio; y último, Lucano.

-De cómo me quedé helado y atónito, no lo inquieras, lector, que no lo escribo, porque cualquier hablar poco sería.

-De ese punto depende el cielo y toda la naturaleza. Ve el círculo que está de él más cercano; y sabrás que tan rápido se mueve por el amor ardiente que le impulsa.

– Según que nos afligen los deseos y los otros afectos, toma forma a sombra, y es la causa que te admira.

-Tan oscuro es el fondo, que no deja ver nada si no subes hasta el dorso del arco, en que la roca es más saliente.

-¡Oh milicia de cielo que ahora miro, ruega por los que se hallan en la tierra detrás del mal ejemplo desviados!

-Antes de mí, no fue cosa creada sino lo eterno y duro eternamente. Todo el que aquí entre, deberá de abandonar toda esperanza.

-Tu espíritu es atacado por un miedo cobarde, que a menudo somete a los hombres a un peso que a menudo los disuade de las acciones honorables.

-Hermano, tu alto deseo ha de cumplirse allí en la última esfera, donde se cumplirán todos y el mío.

-La justicia en su pecho muchos guardan, y, prudentes, disparan tarde el arco; más tu pueblo la tiene en plena boca.

-Aquel en quien bulle un pensamiento sobre otro pensamiento, se extravía, porque el fuego de uno ablanda al otro.

-La angustia de las gentes que están aquí en el rostro me ha pintado la lástima que tú piensas que es miedo.

-Mira la bestia por la cual me he vuelto: sabio famoso, de ella ponme a salvo, pues hace que me tiemblen pulso y venas.

-Que no te detenga el miedo, que por mucho que pudiese, no impedirá que bajes esta roca.

-Y mientras él, con un aliento cansado, ha escapado de las profundidades a la orilla, voltea hacia las aguas peligrosas y contempla.

-Quien pinta allí no tiene quien le guíe, sino que guía, y de aquél se origina la virtud que a los nidos da su forma.

-Oh, raza humana, nacida para volar en las alturas, ¿por qué caíste con tan solo un poco de viento?

-Y ahora vete, toscano, que deseo más que hablarte, llorar; así la mente nuestra conversación me ha obnubilado.

-Podremos ver allí lo que creemos, no demostrado, más por sí evidente, cual la verdad primera en que cree el hombre.

-Allí el horrible Minos rechinaba. A la entrada examina los pecados; juzga y ordena según se relíe.

-El orgullo, la avaricia y la envidia son los lenguajes que el hombre conoce y presta atención, un bullicio de desesperación.

-Yo no me opongo, pues, siempre que un pedido es razonable, actuando se responde, y sin rezongos.

-¡Vamos!, sacude las sábanas de este perezoso, ya que permanecer cómodamente sentado o quedarse acostado en la cama no es manera alguna para ganar fama.

-Esta montaña es de aquel tipo que al escalarla al principio es más difícil; pero a medida que subimos, la inclinación se vuelve menos cruel.

-Oh hermano, todos somos ciudadanos de una Ciudad auténtica; tú dices que viviese en Italia peregrina.

-Descendamos ahora al ciego mundo –dijo el poeta todo amortecido-: yo iré primero y tú vendrás detrás.

-Hay dos justos, más nadie los escucha; son avaricia, soberbia y envidia, las tres antorchas que arden en los pechos.

-Querer y razón, en los mortales, por causas de ustedes conocidas, tienen las alas de diversas plumas.

-¡Oh, insensatos afanes de los mortales! ¡Qué débiles son las razones que nos inducen a no levantar nuestro vuelo de la tierra!

-Tanto honor tu fortuna te reserva, que la una parte y la otra tendrán hambre de ti; más lejos pon del chivo el pasto.

-Mira cómo hizo pecho de su espalda: pues mucho quiso ver hacia adelante, mira hacia atrás y marcha reculando.

-En redondo seguimos nuestra ruta, hablando de otras cosas que no cuento; y al llegar a aquel sitio en que se baja encontramos a Pluto: el enemigo.

-A mitad del camino de mi vida, me encontré a mí mismo dentro de un bosque oscuro, ya que había perdido mi camino.

-El corazón me has puesto tan ansioso de echar a andar, con eso que me has dicho que he vuelto ya al propósito primero.

-Ustedes hacen un religioso de quien nació para ceñir espada, y un rey del que gusta de sermones; y así pues su ruta se extravía.

-Grueso granizo, y agua sucia y nieve descienden por el aire tenebroso; hiede la tierra cuando esto recibe.

-Faltan fuerzas a la alta fantasía; más ya mi voluntad y mi deseo giraban como ruedas que impulsaba. Aquel que mueve el sol y las estrellas.

– Al cristianismo fueron anteriores, y a Dios debidamente no adoraron: a estos tales yo mismo pertenezco.

-Con el terror ciñendo mi cabeza dije: «Maestro, ¿qué es lo que yo escucho, y quién son éstos que el dolor abate?

-¡Oh tú, concupiscencia que en tu seno los mortales ahogas, sin que puedan sacar los ojos fuera de tus ondas!

-El cielo te llama y gira en torno tuyo, mostrando sus bellezas inmortales, y pones en la tierra la mirada; y así te castiga quien todo conoce.

-El día en que el hombre le permita al verdadero amor aparecer, las cosas bien hechas serán confundidas y todo aquello que creíamos correcto y verdadero será revertido.

-¡Cuán cautos deberían ser los hombres junto a aquellos que no sólo las obras, más por dentro el pensar también conocen!

-Toma en cuenta tu origen. No fuiste creado para vivir como los salvajes, sino para seguir la virtud y el conocimiento.

-¿Eres Virgilio, pues, y aquella fuente de quien mana tal río de elocuencia? Eres tú mi modelo y mi maestro; el único eres tú de quien tomé el bello estilo que me ha dado honra.

-Hay detrás un demonio que nos abre, tan crudamente, al tajo de la espada, cada cual de esta fila sometiendo.

-Probarás cuán amargamente sabe el pan ajeno y cuán duro es subir y bajar las escaleras ajenas.

-Tras de largas disensiones ha de haber sangre, y el bando salvaje echará al otro con grandes ofensas; después será preciso que éste caiga y el otro ascienda […].

-Considerar cuál es vuestra progenie: hechos no estás para vivir como brutos, más para conseguir virtud y ciencia.

-Se sabe cuan poco dura en la mujer la ardiente llama del amor, cuando la mirada y la mano, no son capaces de avivarla de continuo.

– ¿No me preguntas qué espíritus son estos que estás viendo? Quiero que sepas, antes de seguir, que no pecaron: y aunque tengan méritos, no basta, pues están sin el bautismo.

-Saber de alguno es bueno; de los demás será mejor que calle, que a tantos como son el tiempo es corto.

-Todos los otros que tú ves aquí, sembradores de escándalo y de cisma vivos fueron, y así son desgarrados.

-Esta mísera suerte tienen las tristes almas de esas gentes que vivieron sin gloria y sin infamia.

-Las almas están mezcladas con el coro infame de ángeles que no se rebelaron, no por lealtad a Dios, sino a ellos mismos.

-Vieja fama en el mundo llama ciegos, gente es avara, envidiosa y soberbia: líbrate siempre tú de sus costumbres.

-Todas las cosas guardan un orden entre ellas, y por lo tanto la forma hace que el universo se parezca a Dios.

-Si otras cosas les grita la codicia, ¡sean hombres, y no ovejas insensatas, para que no se burlen los judíos!

-Su propio recuerdo le da forma a un miedo. ¡La muerte puede ser apenas más amarga que este lugar!

-Cuando un alma feroz ha abandonado el cuerpo que ella misma ha desunido, Minos la manda a la séptima fosa.

-En la profundidad de tal pena la lengua se mueve en vano; el lenguaje de nuestra memoria y nuestros sentidos carece de un vocabulario propio para tal dolor.

-¡Mira cómo me desgarro! Y mira qué tan maltrecho está Mahoma! Delante de mí Alí llorando marcha, rota la cara del cuello al copete.

-Soy el amor angélico, que esparzo la alta alegría que nace del vientre que fue el albergue de nuestro deseo; y así lo haré, reina del cielo, mientras sigas tras de tu hijo y hagas santa la esfera en que habitas.

-El día se marchaba, el aire oscuro a los seres que habitan en la tierra quitaba sus fatigas; y yo sólo me disponía a sostener la guerra, contra el camino y contra el sufrimiento que sin errar evocará mi mente.

-El hombre que se queda dormido nunca encontrará su fama, y sus deseos y vida pasarán como un sueño, y los rastros de sus recuerdos se desvanecerán en el tiempo, como humo en el aire.

-Sin que lo hayas proferido, mejor he comprendido tu deseo que tú cualquiera cosa verdadera; porque la veo en el veraz espejo que hace de sí reflejo en otras cosas, más las otras en él no se reflejan.

-Los grandes sabios dicen que muere y luego renace el fénix, al acercarse los cinco siglos: no pace en vida cebada ni hierba, sino incienso, lágrimas y amomo, y muere entre nardos y mirra.

-De almas desnudas vi muchos rebaños, todas llorando, llenas de miseria, y en varias posturas: unas gentes yacían boca arriba; encogidas algunas se sentaban, y otras andaban sin cesar.

-Hay leyes, pero ¿quién las administra? Nadie, pues su pastor acaso rumie, más no tiene partida la pezuña; y la gente, que sabe que su guía sólo tiende a aquel bien del que ella come […].

-No te aventures, hombre, a juzgar, como aquel que aprecia el trigo sembrado antes de haber madurado; que las zarzas he visto componerse cuando en invierno estaban ásperas y rígidas.

-Por tu bien, pienso y decido que vengas tras de mí, y seré tu guía, y he de llevarte por eterno lugar, donde oirás el aullar desesperado, y verás las antiguas sombras, gritando la segunda muerte.

-De entre todo lo que has visto desde que atravesamos esa puerta, cuyos umbrales a nadie se niegan, no has visto cosa más notoria que el presente río que apaga las llamas antes de tocarle.

-La salvación debe derivar del entendimiento, y el entendimiento procede de la experiencia abundante, la cual debe de ganarse mediante la disciplina de moldear nuestra atención absoluta.

-Solo a una mente, por la propia vergüenza o por la ajena turbada, será brusco lo que digas. Quita toda mentira y pon de manifiesto lo que has visto; y deja que se rasquen los sarnosos.

-Trepamos, él primero y yo después, hasta que una abertura redonda se abrió frente a nosotros y vi las cosas hermosas que alberga el cielo, y salimos para ver las estrellas una vez más.

-Rompió el profundo sueño de mi mente un gran trueno, de modo que como alguien que despierta a la fuerza, me repuse, la vista recobrada volví en torno […] quería saber en dónde estaba.

-La vida es “valle de lágrimas”, un periodo de pruebas y sufrimiento, una desagradable pero necesaria preparación para después de la muerte, donde el hombre puede esperar felicidad.

-Mujer que das fuerza a mi esperanza, y por mi salvación has soportado pisar el infierno, de tantas cosas que aquí he visto, tu poder y tu misericordia, la virtud y la gracia reconozco.