Neuropsicología

Sistema límbico: qué es, partes, funciones


El sistema límbico es una parte del cerebro compuesta por varias estructuras interconectadas anatómica y funcionalmente que participan en el procesamiento de las emociones. Muchas de estas regiones se encuentran inmersas en el interior de nuestro cerebro, aunque hay algunas áreas que pertenecen a la corteza cerebral, como la corteza orbitofrontal o el hipocampo.

La función del sistema límbico es controlar aquellos aspectos relacionados con la preservación de uno mismo y la supervivencia de la especie. Por ejemplo, las respuestas emocionales, la motivación, el nivel de activación, e incluso algunos tipos de memoria.

El concepto de “sistema límbico” se debe a Paul MacLean, que en 1952 amplió las estructuras implicadas y definió el circuito de forma más compleja. Propuso además la teoría de los tres cerebros, defendiendo que el cerebro humano estaba compuesto por distintos cerebros, fruto de nuestra evolución como especie.

Así, el primero y más básico sería el cerebro reptil; luego el sistema límbico o cerebro intermedio, que es el viejo cerebro mamífero que origina las emociones. Por último, situado en el exterior, se encuentra el cerebro más recientemente adquirido: el neocórtex.

Partes del sistema límbico y sus funciones

Curiosamente, no existe un acuerdo universal sobre las estructuras concretas que forman el sistema límbico. Las más comúnmente aceptadas son:

Corteza límbica

Se sitúa alrededor del cuerpo calloso, y es una zona de transición, ya que se intercambia información entre la neocorteza y estructuras subcorticales del sistema límbico.

Es un área de asociación, es decir, la que integra información de varios tipos y la reúne para darle un significado. Así, podemos dar una interpretación a algo que nos ha ocurrido y clasificarlo como agradable, desagradable, doloroso, o placentero.

¿Qué áreas incluye?

– El giro cingulado: envuelve parte del cuerpo calloso, se encarga de procesar y controlar la expresión de emociones y aprenderlas. Parece también tener un papel importante en la motivación, estando implicando en las conductas dirigidas a objetivos. Se ha demostrado que es esencial también en el comportamiento materno, apego, y reacción a olores.

– El giro parahipocampal: se localiza en el área inferior de los hemisferios cerebrales, debajo del hipocampo. Participa principalmente en la memoria, más específicamente, en el almacenamiento y recuperación de recuerdos.

Hipocampo

Se sitúa en la parte media del lóbulo temporal y se comunica con la corteza cerebral, el hipotálamo, el área septal y la amígdala gracias a sus múltiples conexiones. Su tarea más destacada es consolidar el aprendizaje y la memoria.

El hipocampo se encarga de introducir en nuestro almacén de memoria a largo plazo aquello que aprendemos.

De hecho, cuando hay una lesión en esta estructura no eres capaz de aprender ninguna cosa nueva, quedando intactos tus recuerdos del pasado. Esto se denomina amnesia anterógrada. ¿Por qué no se alteran los recuerdos más antiguos? Pues porque se almacenan en otros lugares de la corteza cerebral, que, si no se lesionan, los recuerdos siguen estando allí.

El hipocampo también se activa en la recuperación de recuerdos. De esa forma, cuando reconocemos algo, como un lugar o un camino se lo debemos, en parte, a esta estructura. De hecho, es esencial para nuestra orientación espacial y para identificar las pistas del entorno que son conocidas para nosotros.

¿Por qué esta estructura forma parte de un sistema emocional? Pues bien, debes saber que hay un vínculo muy importante entre las emociones y la memoria. En concreto, un nivel óptimo de activación emocional facilitará la formación de recuerdos.

Así, recordamos mejor aquellas situaciones que tuvieron significado emocional para nosotros, ya que las consideramos más útiles para nuestro futuro que aquellas que no lo tienen.

El hipotálamo

El hipotálamo una importante estructura que se localiza en la parte inferior del tálamo, en el interior de los tractos ópticos. Una de sus funciones más destacadas es controlar que el funcionamiento de nuestro organismo se mantenga en equilibrio.

Tiene muchas conexiones con áreas muy diversas del cerebro: lóbulos frontales, tronco cerebral, médula espinal, hipocampo, amígdala, etc.

Posee sensores que provienen de la mayor parte de nuestro cuerpo: sistema olfativo, retinas, vísceras… Además de ser capaz de captar la temperatura, los niveles de glucosa y de sodio, niveles hormonales, etc.

En definitiva, influye en funciones autonómicas, en el sistema nervioso simpático (típicas respuestas de estrés como aumento de los latidos del corazón y sudoración), en el parasimpático (regulación de órganos internos cuando estamos en reposo), funciones endocrinas, y comportamientos como reacciones emocionales.

Se asocia con el apetito (área hipotalámica lateral) y la saciedad (núcleo ventromedial del hipotálamo), las respuestas sexuales, y la regulación de los ritmos circadianos (sueño y vigilia).

La amígdala

La amígdala una de las estructuras del sistema nervioso más estudiadas y más directamente vinculada con las emociones. Tiene forma de almendra y se compone de dos núcleos, cada uno situado en el interior de un lóbulo temporal.

Por un lado, parece que las hormonas del estrés que se liberan cuando tenemos una vivencia emocional importante, hacen que se consoliden los recuerdos afectivos. Y todo ese proceso lo realiza la amígdala.

Además, esta área cerebral interviene en el reconocimiento de expresiones emocionales faciales. Es un proceso que, aunque no lo parezca, se realiza de manera breve, automática, e incluso inconsciente. Esto es muy importante para una interacción social adecuada.

Otra función esencial de la amígdala es procesar el miedo en el condicionamiento conductual. Es decir, aprender que un estímulo o entorno está asociado a algún peligro, por lo que nuestro organismo debe prepararse para defenderse.

Por tanto, la amígdala se encargaría de aprender y almacenar las memorias implícitas del miedo (más inconscientes); mientras que el hipocampo adquiriría las memorias declarativas (aquellas que se pueden evocar conscientemente).

Por ejemplo, un daño solo en la amígdala dejando el hipocampo intacto haría que nos sujetos no aprendieran a tener miedo de estímulos amenazantes, pero sí aprenderían las circunstancias o ambiente donde ocurrió ese suceso.

Mientras que una lesión exclusiva en el hipocampo afectaría al aprendizaje de las claves contextuales conscientes, pero no alteraría el aprendizaje del miedo condicionado.

El área septal

Se sitúa justo encima de la comisura anterior y posee numerosas conexiones con el hipocampo, el hipotálamo y otras áreas.

Parece que se encarga de inhibir el sistema límbico y el nivel de alerta cuando se han sobreactivado por una falsa alarma. Gracias a esta regulación, el individuo será capaz de mantener su atención y su memoria, y estará listo para responder correctamente a las demandas del entorno.

Es decir, controla estados de activación extremos que serían contraproducentes para nosotros.

Los núcleos septales, además, tienen una función integradora de aspectos emocionales, motivacionales, de alerta, de memoria, y sensaciones placenteras como la excitación sexual.

Área tegmental ventral

Se sitúa en el tronco cerebral y presenta vías dopaminérgicas (de dopamina) que son las encargadas de las sensaciones agradables. Si se sufre una lesión en esta área, los sujetos tendrán dificultades para sentir placer y tratarán de buscarlo a través de conductas adictivas (drogas, comida, juegos de azar…).

En cambio, si se estimulan partes mediales del área tegmental, los sujetos indican que se sienten alerta, pero irritables.

Corteza insular

Se localiza dentro de la cisura de Silvio y tradicionalmente parece que tiene un importante papel en el procesamiento e interpretación del dolor, sobre todo su área anterior. Además, procesa aspectos subjetivos de emociones primarias como el amor, el odio, el miedo, el enfado, la alegría y la tristeza.

Se puede decir que da sentido a los cambios del organismo, haciendo consciente a la persona de que tiene hambre o que quiere volver a consumir cierta droga.

Corteza orbitofrontal

Tiene conexiones con áreas del sistema límbico como la amígdala, encargándose así de codificar datos sobre las señales sociales, y planificar estas interacciones con los demás.

Parece que participa en nuestra capacidad para averiguar la intención de los demás por su mirada, gestos y lenguaje. Sin embargo, no se puede negar su influencia en el procesamiento emocional y en la valoración de recompensas y castigos.

Se ha demostrado que una lesión en esta área provoca desinhibición como hipersexualidad, habla soez, chistes pueriles, falta de control de impulsos con las drogas, adicciones; así como problemas para empatizar con los demás.

Ganglios basales

Compuesto por núcleo de accumbes, núcleo caudado, putamen, globo pálido, sustancia negra…  Principalmente están involucrados en el control motor.

Partes como el núcleo de accumbens son fundamentales en las conductas adictivas, ya que aquí se encuentran los circuitos de recompensa del cerebro y las sensaciones de placer.  Por otro lado, también se encargan de la agresión, la ira y el miedo.

Referencias

  1. Insular cortex. (s.f.). Recuperado de Wikipedia.
  2. Orbitofrontal cortex. (s.f.). Recuperado dee Wikipedia.