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¿La desaparición de las abejas puede disminuir la población de pájaros?


La relación entre las abejas y las aves es estrecha, considerando que la gran mayoría de los pájaros se alimentan de las plantas que son polinizadas por estos insectos. Además, muchas especies de aves son insectívoras, teniendo entre su principal alimento a la abeja.

Si ocurriera cualquier variación en la población de las abejas, se estaría afectando la cadena alimenticia, lo que podría traer como consecuencia una merma poblacional en la población de pájaros.

Actualmente, la abeja está desapareciendo, tanto de su hábitat natural como de las colmenas de uso comercial. Este problema ecológico es denominado por los investigadores como el trastorno de colapso en las colonias de abejas.

En la última década los apicultores de Europa y Estados Unidos han reportado más de un 30% de pérdida anual de sus colmenas. Este problema sigue agudizándose; en los últimos años la población de este insecto ha disminuido casi en un 70%.

Esto afecta a los cultivos de los árboles frutales, de verduras y de hortalizas. La razón es que no pueden reproducirse eficientemente, porque su principal polinizador, la abeja, no puede fecundarlos.

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Causas de la desaparición de las abejas

La comunidad científica se encuentra en la búsqueda de los agentes causantes del trastorno de colapso en las colonias de abejas. Las investigaciones han arrojado varias causas, sin embargo, se presume que esta problemática se debe a la combinación de varios factores.

Compuestos químicos

El uso de herbicidas y pesticidas químicos, como el neonicotinoides, pudiera estar ocasionando la muerte de las abejas. Estas lo ingieren cuando se encuentran en contacto con las flores. Además, las colmenas de carácter comercial son fumigadas como prevención contra los ácaros.

Calentamiento global

El aumento de la temperatura en la tierra pudiera estar ocasionando el incremento en la tasa de crecimiento de ciertos virus, ácaros y hongos. La abeja se está enfrentando a parásitos como el Nosema apis, que daña a su sistema nervioso.

Otro de los agentes patógenos es el Varroa destructor, un ácaro que absorbe la hemolinfa de la abeja.

Por otra parte, las fluctuaciones climáticas pueden causar estragos en las abejas, debido a que este insecto habita en lugares donde los patrones climáticos no tienen grandes variaciones.

Importancia ecológica de la abeja

La abeja es uno de los principales animales polinizadores de las plantas. Aunado a esto, facilita la dispersión de las especies vegetales a otras regiones, contribuyendo así con la biodiversidad. Esto hace que la productividad en los ecosistemas sea sostenible.

Otro aspecto importante es que dicho insecto contribuye con el mantenimiento de la diversidad genética dentro de las diferentes poblaciones de plantas. Esto a su vez repercute en el incremento del rendimiento de los frutos y de la flora, elementos básicos en la alimentación de los herbívoros.

No solamente las abejas participan en la fertilización de las flores; el murciélago y algunas aves, como el colibrí, también lo hacen. Sin embargo, las abejas tienen algo que las hace más propensas a la polinización: las vellosidades en su cuerpo.

Allí quedan adheridos los granos de polen, creando la posibilidad de una fecundación cruzada entre las especies vegetales.

En Europa las abejas polinizan casi el 84% de los cultivos de tipo comercial. La agricultura a nivel mundial tiene una alta dependencia del trabajo laborioso de este animal.

Relación entre las abejas y los pájaros

Los pájaros tienen una gran dependencia de los insectos; las abejas juegan un papel fundamental en el mantenimiento de las poblaciones de aves a nivel mundial.

Las abejas, fertilizadoras de las plantas

Gracias al trabajo de las abejas de diseminar el polen, los cultivos de frutas, nueces, verduras, oleaginosas y algunos cereales, pueden mantenerse y propagarse. Además, un alto porcentaje de plantas silvestres con flores son fertilizadas por este insecto.

Las flores, los frutos y las especies vegetales, forman la base de la dieta en las aves herbívoras. La disminución en las poblaciones de abejas colapsaría toda la cadena alimenticia, incluyendo el descenso de las especies de pájaros que se alimentan de las plantas y sus derivados.

Incluso la desaparición de una sola de las especies de abejas, desencadenaría un efecto en cascada: no habría semillas, plantas, flores, ni frutos. También desaparecerían todos los animales que se alimentan de estos y posteriormente se extinguirían los carnívoros.

Dentro de las aves, las fructíferas forman un grupo numeroso. Estas se alimentan de los frutos que crecen en los árboles, que mayormente son fertilizados por las abejas.

Algunos ejemplares que podrían verse afectados con la desaparición de la abeja son el loro y el periquito. El loro habita en zonas tropicales y cálidas, tiene el pico curvo y se alimenta de frutos, hojas y semillas.

Cuando el periquito se encuentra en estado salvaje, trepa por los árboles para encontrar semillas, su principal alimento.

Las abejas como parte de la dieta

Estos insectos forman parte de la cadena alimenticia y como tal, su desaparición afectaría los niveles superiores. En esta organización trófica, las aves insectívoras están situadas detrás de las abejas, puesto que algunos de los pájaros se alimentan de ellas.

La alimentación de este grupo de pájaros está formada por abejas, abejorros, lombrices, entre otros. Algunos pudieran ingerirlos de manera estacional u oportunista, mientras que otras especies podrían hacerlo de manera habitual.

Como consecuencia de la desaparición de las abejas, estas aves sufrirían una gran disminución en su población. Al descender el número de abejas dentro de un ecosistema, se reduciría la cantidad y diversidad de alimento.

Dicha situación pudiera ocasionar una competencia alimentaria entre los pájaros, debido a la escasez de insectos. Esto podría ocasionar una posible disminución en la población de aves.

Algunas de las aves que sufrirían esta merma poblacional son el abejaruco del viejo mundo y el ruiseñor del norte. Este pájaro, durante el verano, incluye abejas dentro de su dieta. En el otoño e invierno le gusta comer frutas.

El abejaruco del viejo mundo es un consumidor de insectos, dentro de los cuales la abeja melífera es su presa preferida.

Las abejas como productoras de miel

Las abejas elaboran la miel como producto final de un laborioso y organizado proceso. Con ese néctar azucarado, rico en una diversidad de nutrientes, son alimentadas las larvas de este insecto polinizador.

Los panales donde se conserva la miel, y que serán los nidos de las larvas, están constituidos de cera. Esta es producida por las abejas melíferas jóvenes a través de sus glándulas cereras.

La cera es utilizada para construir los alvéolos de forma hexagonal de las colmenas, donde será almacenada la miel y posteriormente la abeja reina depositará los huevos.

Existen aves, como el indicador de Zambeze, que se alimentan de esta cera. Este material orgánico es muy difícil de digerir, debido a que la enzima encargada de su digestión, la lipasa, es incapaz de hidrolizarla.

A pesar de esto, dicha ave consume de manera regular la cera de abejas. Si estos insectos desaparecen, no existiría esta valiosa fuente de alimento para el pájaro indicador, afectando gravemente su población.

Referencias

  1. Earth Talk (2018). Why Are Honeybees Disappearing?. Thought Co. Recuperado de thoughtco.com.
  2. University of California – Berkeley (2006). “Pollinators Help One-third Of The World’s Food Crop Production.” ScienceDaily.Reperado de sciencedaily.com.
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  5. Hernández, Elisa T. y Carlos A. López Morales (2016). La desaparición de abejas en el mundo: polinización, ecología, economía y política. Ciencias, Recuperado de revistaciencias.unam.mx.