Latitud: concepto, zonas y cómo varía el clima
La latitud es la distancia angular que existe entre la línea del ecuador y un punto en específico de la Tierra; es decir, se trata de una medida que se extiende a lo largo del meridiano teniendo como punto de referencia un lugar determinado. En consecuencia, la latitud permite conocer la localización o ubicación de cualquier zona del globo terráqueo.
Dependiendo del hemisferio en el que se encuentre el punto o lugar, la latitud puede catalogarse en dirección sur o norte. Así mismo, sus resultados se expresan a través de medidas angulares que pueden abarcar desde 0 ° hasta 90 °.
Esto quiere decir que cuanto más cercano al ecuador se encuentre el lugar o el punto que se quiere calcular, más pequeña será la medida, y el número irá en aumento si se incrementa su cercanía con el polo norte o con el polo sur. En decir, los 0° se corresponden con el ecuador y los 90 °N o 90 °S son del polo norte o del polo sur, respectivamente.
A su vez, las fracciones o subdivisiones de los grados se pueden representar mediante la añadidura de valores positivos o negativos; es decir, usando los signos “+” o “-“. En consecuencia, la latitud norte también puede representarte con el signo “+”, mientras que la latitud sur se puede representar con el signo “–“.
Por ejemplo, catorce grados en latitud norte pueden representarse de la siguiente manera: 14°N o +14°. Por otro lado, veinte grados en latitud sur se representan como 20°S o -20°.
Índice del artículo
El concepto de latitud es utilizado con frecuencia en las disciplinas de astronomía y geografía, ya que su aplicación permite identificar las distancias que separan a cualquier punto o lugar ubicado en la superficie de la Tierra del ecuador.
Tanto la latitud como la longitud son conceptos que se usan para establecer distancias planetarias que permiten determinar las coordenadas globales de un lugar. Dentro del lenguaje marítimo, la latitud es representada con la letra griega Φ (phi), mientras que la longitud se representa con la letra λ (lambda).
Una de las utilidades de la latitud consiste en que esta permite dividir a la Tierra en regiones o zonas climáticas homogéneas; es decir, este concepto sirve para registrar de qué manera afecta la luz solar en los diferentes lugares del globo. En consecuencia, las regiones con latitudes similares suelen compartir un clima parecido.
Se puede establecer que la Tierra se encuentra divida en tres zonas latitudinales; estas se caracterizan por poseer ciertos climas o temperaturas que las hacen diferenciarse de las otras. Dichas zonas son las siguientes:
También conocida como zona tropical o tórrida, se caracteriza por su clima tropical, lo que genera ecosistemas llenos de sabanas, selvas y algunos desiertos.
Su ubicación está principalmente entre el trópico de Capricornio y el trópico de Cáncer; por consiguiente, sus medidas latitudinales oscilan entre las 23 °S y las 23 °N.
En esta zona predominan los climas templados, aunque también se pueden desarrollar otros climas como el subpolar y el subtropical. Dentro de estas latitudes se pueden encontrar extensas praderas, grandes bosques y algunos desiertos.
Esta zona está constituida principalmente por el clima antártico y por el polar ártico; a raíz de esto su ambiente es gélido y provoca enormes conjuntos de hielo. En esta zona también se desarrollan las tundras, y sus medidas latitudinales oscilan entre 60 ° y 90 °.
Como se estableció en párrafos anteriores, la latitud tiene gran influencia en los tipos de clima que se desarrollan en el globo terráqueo, ya que influye en la manera en que incide la luz solar dependiendo de la ubicación.
Es decir, la incidencia de la luz del Sol, junto con la cantidad de precipitaciones fluviales, genera ciertos ecosistemas que se han adaptado para sobrevivir en los climas que se desarrollan en determinadas latitudes. En consecuencia, las especies de animales y de plantas variarán según su ubicación geográfica.
Por ejemplo, las zonas más cercanas al ecuador suelen ser más calurosas que otras partes del mundo, ya que son las que reciben luz solar de forma más directa; esto se debe a que el Sol irradia su luz perpendicularmente a ellas.
En cambio, a medida que las zonas se alejan del ecuador son más frías, puesto que la luz del Sol incide sobre estas de manera oblicua y no directamente.
La forma en que las latitudes reciben la luz explica por qué existen algunos países con estaciones y otros no, ya que las regiones cercanas al ecuador cuentan con iluminación constante. Por el contrario, los climas de los otros lugares sufrirán modificaciones durante el año dependiendo de la inclinación que experimente el eje terrestre.
Así mismo, las estaciones suelen durar seis meses consecutivos, puesto que ese es el tiempo que tarda la Tierra en invertir su eje o inclinación.
A continuación se presentan algunos de los ecosistemas que aparecen en el planeta dependiendo de las zonas latitudinales.
Selvas tropicales
Las selvas tropicales se caracterizan por recibir abundantes precipitaciones; sin embargo, la temperatura de estas zonas se mantiene caliente durante todo el año. Esta unión entre lluvia y calor hace que estos lugares sean muy ricos en flora y fauna.
Sabanas
Los ecosistemas de las sabanas son un poco diferentes a los de las selvas tropicales, ya que durante un tiempo reciben abundantes precipitaciones pero el resto del año el clima se torna muy seco. A pesar de esto, las sabanas son ideales para la existencia de cierto tipo de animales.
Desiertos
Los desiertos son ambientes muy secos que casi no reciben precipitaciones durante el transcurso del año. Esto ocasiona que la flora y la fauna que surge en estos lugares sea muy específica y tenga la capacidad de adaptarse a la sequía. Por ejemplo, los cactus son plantas emblemáticas de estas regiones.
Taigas y tundras
Las taigas son bosques donde son frecuentes los árboles coníferos, que tienen la capacidad de soportar climas fríos muy largos. Los veranos en estas zonas no solo son cortos, sino también muy frescos.
Por otro lado, las tundras son ecosistemas que solo se desarrollan en las frías zonas costeras del ártico. Para calentarse, los especímenes de esta región se valen de los vientos oceánicos que llegan a las costas. En estas zonas los inviernos son muy largos y fríos.
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