Historia

¿Qué es el totalitarismo japonés?


El totalitarismo japonés fue la forma de gobierno que se desarrolló en el estado nipón entre los años 1925 y 1945 bajo el mandato del emperador Hiroito. Al término de la Primera Guerra Mundial, en Alemania con el nazismo, Italia con el fascismo y en Rusia y Japón, se fortalecieron líderes que desplegaron su autoridad a la manera de dioses. Su imagen era mítica y ante sus gobernados aparecían como los salvadores de la nación.

Un gobierno totalitario promueve que la ciudadanía adore a su líder y utiliza distintas herramientas para devolver el honor el país, así como justificar cualquier desempeño para lograr que la nación domine el mundo. Así lo hizo Hitler, así lo hizo Stalin, y así lo hizo Hiroito junto a sus militares .

Características del totalitarismo japonés

El totalitarismo basa su desarrollo en sentimientos de gran nacionalismo nutrido por ideas religiosas. Supera los límites del Estado porque considera a un país como una nación unida e indivisible desde valores tradicionales como la honestidad y la moralidad.

En segundo lugar, un gobierno totalitario promulga una idea de superioridad frente a otras naciones y justifica así las acciones expansionistas.  

Para lograr la expansión, y como tercera característica, prevalece el dominio sobre otro, que es señalado como inferior. 

El totalitarismo ejerce su poder a través de las fuerzas militares en regímenes que generalmente son de terror y por medio de una propaganda política basada en la mentira.

En Japón particularmente se promovió durante años valores extraídos del budismo, confucionismo, e incluso shintoismo, basado en la adoración de espíritus de la naturaleza o Kami.  

Estas tendencias filosóficas, que tanto unieron al pueblo japonés, fue un aspecto que supo aprovechar el régimen totalitario.

Emperador Hiroito

En el año 1926 subió al trono el Emperador Hiroito, un símbolo supremo de unidad de la nación, un hombre sagrado y dueño del Imperio japonés. A sus 25 años concentró los poderes de jefe de estado, comandante supremo del ejército y la marina y se autodefinió como una total autoridad para dirigir la guerra.

Con Hiroito comenzó un régimen totalitario en Japón. Nacionalismo, patriotismo y expansionismo fueron valores que logró instaurar en el corazón de los japoneses.

Y aunque el emperador daba órdenes sobre todo el territorio, verlo era casi imposible ya que sus órdenes se ejecutaban a través de un secreto sistema de jerarquías.

Pero a diferencia de otros Estados totalitarios como Alemania o Italia, en su momento, Hiroito mantuvo el pluralismo en la ideas mientras se mantuvieran alienadas en preceptos nacionalistas.

Fomentó la educación y la formación patriótica y  premió con el honor la carrera militar; así nacieron los kamikazes, soldados que soñaban con dar su vida en la guerra por su país (2).

El Ministro de guerra de Hiroito

Hideki Tojo fue un sobresaliente militar que inició su ascenso al poder en 1935, gracias a la idea de invadir China para que Japón se apoderara de nuevos recursos naturales. Su carácter desafiante presagiaba la desaparición de la democracia.

La idea de invadir China comenzó por la ciudad de Manchuria, el 8 de julio de 1937.  Cuatro meses después las tropas japonesas llegaron a Shangai y a la ciudad de Naiki en donde fueron masacradas más de 200.000 personas durante la ocupación.

Esta acción le costó a Japón la salida de la Liga de las Naciones por voluntad propia, pues los países miembros no apoyaron su campaña expansionista.

Si bien Japón ganaba territorio, al mismo tiempo perdía frente al mercado norteamericano. Fue castigado con el congelamiento de sus activos en los Estados Unidos quien dejó de distribuirles petróleo, estaño y otros materiales.

Uno de los militares que lo acompañó en esta campaña fue Tetsuzan Nagata, quien fue asesinado por fuerzas que no estaban de acuerdo con la guerra en China.

El emperador Hiroito muy afectado le otorgó todo el poder al ya teniente general Hideki Tojo para que restableciera el orden.

Los años del terror

Tojo se convirtió en jefe de las fuerzas militares y se dio inicio así a una época de terror en la que perecieron miles de japoneses quienes, aunque reverenciaban al emperador, no estaban de acuerdo con sus actuaciones.

Durante algo más de cinco años en Japón se sucedieron desapariciones y crueles torturas bajo las órdenes de la Kempeitai, una fuerza paramilitar capaz de las peores atrocidades. Tojo aprendió las criminales acciones amparado en decretos de guerra que copió de Hitler y Mussolini.

Tojo era fiel admirador de los nacionalistas nazis y sus ideas sobre China coincidían sobre el precepto de que una raza superior tiene el derecho de expandir su territorio y usar la mano de obra barata de los países invadidos; a la población china la consideraba una raza subhumana (3).

Más de 300.000 chinos fueron masacrados en tres semanas de ocupación de forma brutal, quemados, enterrados con vida o decapitados por orden de Tajo, conocido por sus amigos como “La Navaja”.

Admirando su propio protagonismo, Tojo propuso la expansión en toda Asia. El emperador no solo estuvo de acuerdo sino que además lo nombró ministro de guerra con plenos poderes para desarrollar la nueva empresa (4).

El fin del totalitarismo japonés

Con el apoyo de Hiroito comenzó la expansión del ejército japonés en el Pacífico. Filipinas, Malasia, Birmania, las Indias Orientales Holandesas y Hong Kong fueron ocupadas por la fuerza nipona mientras Francia, Inglaterra y Estados Unidos tomaban represalias en respuesta a estas campañas militares.

Las medidas drásticas que implantaban los americanos hicieron a Tojo idear el plan de invadir a mansalva la base militar estadounidense de Pearl Harbor, acción que motivó la declaración de una guerra abierta (5).

Si bien Japón ganó varias batallas a los Estados Unidos, fue con la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki cuando Japón se rindió y así se derrumbó un régimen totalitario que gobernó en Japón por casi 30 años.

Hirohito tuvo que pactar con el general Douglas Mac Arthur, comandante de las fuerzas aliadas en el sur del Pacífico, para restablecer la paz en Japón, aceptando restablecer la democracia.

Referencias

  1. Monje A. Aparte Reí, 36. Revista de Filosofía. serbal.pntic.mec.es
  2. Hoyt, E.P. (1992). Hirohito: The emperor and the man. Air Force Magazine. vol 75 no 9. pág 34-56
  3. Dower, J. (1999). Embracing Defeat: Japan in the Wake of World War I.W.W.Norton & Company, inc. pág 25-40
  4. Craven W.F. (1983). The Army Air Forces in World War II. Volume 7. Services Around the World. dtic.mil/get-tr-doc/pdf?AD=ADA440397
  5. Lenihan D. (1989). Submerged Cultural Resources Study: USS Arizona Memorial and Pearl Harbor National Historic Landmark. Submerged Cultural Resources Unit, National Park Service. pág. 54-60.