Cultura general

Gobiernos totalitarios: características y ejemplos


Los gobiernos totalitarios son aquellos gobiernos que ejercen el control en un país de forma autoritaria, imponiendo en la legalidad un sistema no democrático y generalmente unipartidista donde las libertades están supeditadas a los intereses de la dictadura.

Históricamente, los gobiernos totalitarios se han presentado desde el inicio de la humanidad. Sin embargo, han podido catalogarse de tales desde que comenzó a expandirse en todo el globo terráqueo el concepto de democracia, que ha servido de antónimo a los totalitarismos.

El partido único en los regímenes totalitarios suele ser la autoridad indiscutible en el país. La cúpula del mismo tiende a ser la misma del gobierno, que prohíbe cualquier libertad y cercena los derechos de los ciudadanos.

En los países totalitarios, el brazo ejecutor de la justicia depende directamente del gobierno y actúa conforme a sus directrices y lineamientos. Para que los gobiernos totalitarios puedan ejercer un control casi absoluto sobre la población, necesitan a su vez manejar todo el poder militar, que se deberá plegar a las directrices de la ideología gobernante.

Los totalitarismos no tienen una ideología única asignada, aunque se suelen ubicar en los extremos del espectro político como el comunismo o el fascismo, mientras que otros disfrazan su pensamiento en ideologías moderadas

Ejemplos de países totalitarios

La comprensión del totalitarismo surge a raíz de su comparación con los modelos democráticos. Ejemplos de gobiernos totalitarios se pueden encontrar en cualquier latitud del planeta Tierra.

Iósif Stalin – Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas

La Unión Soviética fue, desde sus inicios en 1917, un estado socialista en el cual se estableció un partido único que formaba el gobierno.

Fundada por Vladimir Ilich Lenin, tuvo como uno de sus sucesores a Iósif Stalin, que gobernó con mano férrea el país por treinta años, hasta su muerte en 1953.

Stalin combatió cualquier intento de oposición interna dentro del sistema, como la liderada por Trotski, logró vencer a Hitler y atentó sistemáticamente contra los derechos humanos de sus ciudadanos.

Su legado fue execrado por parte de sus sucesores, comenzando un proceso de desestalinización.

Adolf Hitler – Alemania Nazi

Antes de la Segunda Guerra Mundial, el Partido Nacional Socialista alemán consiguió llegar al poder, aniquilando posteriormente todos los poderes constituidos por la República de Weimar.

El líder del Partido Nazi fue Adolf Hitler, que después de instaurar el totalitarismo y proclamar el Tercer Reich que duraría mil años, se enfrentó al Reino Unido, Francia, la Unión Soviética y posteriormente a Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

Hitler acabaría suicidándose y con él el estado totalitario nazi, que ahora se dividiría en dos: el oeste, una democracia occidental y el este un estado socialista.

Partido Comunista Chino – China

Después de la victoria de la República de China en la Segunda Guerra Mundial, el régimen político dirigido por Chiang-Kai Shek comenzó a desmoronarse.

Liderados por Mao Zedong, en China se suscitó una Revolución que en varios años dominó todo el país y terminó proclamando la República Popular China, relegando a la República de China a la isla de Taiwán.

Desde entonces y aunque se ha abierto ampliamente al capitalismo comercial, China sigue siendo un país totalitario regido por un sistema de partido único.

Benito Mussolini – Italia

Benito Mussolini fundó el Partido Nacional Fascista y comenzó a organizar un grupo armado de militares para combatir al comunismo, llamado las camisas negras.

La presión de este grupo armado fue tal que a pesar de ser minoría en el Congreso, el rey Víctor Manuel II designó a Mussolini presidente del consejo de ministros, e hizo entrada triunfal en Roma.

Así comenzó una dictadura de más de 20 años, que se enfrentó al comunismo y de la que se inspiró la Alemania Nazi, que fue su posterior aliada en la Segunda Guerra Mundial.

Mussolini tuvo como empeño la creación de un Imperio Colonial Italiano, que fracasó con el fin de la guerra y su posterior ajusticiamiento popular.

Fidel y Raúl Castro – Cuba

El 1 de enero de 1959, Fidel Castro acompañado del Movimiento 26 de julio, toma el poder y pone fin a la Revolución Cubana.

Aunque en un principio se planteó como un movimiento redemocratizador que devolvería las libertades retiradas por la dictadura de Fulgencio Batista apoyada por los Estados Unidos, rápidamente Castro le dio un tinte marxista e hizo de Cuba una república socialista, con un partido único.

Aunque el país tiene tasas de educación y salud por encima del promedio latinoamericano, en Cuba se han violado sistemáticamente las libertades de sus ciudadanos, forzando a muchos grupos al exilio, como los homosexuales y los opositores.

Robert Mugabe – Zimbabue

Rodesia era parte del Imperio Colonial Británico y ya habían comenzado a propagarse las ansias de independencia en el país africano.

En Rodesia había un apartheid impuesto por los colonos blancos, que después de una insurrección armada en la que participó Mugabe y que acabó otorgándoles la independencia, con igualdad de condiciones con sus ciudadanos con respecto a la raza.

Mugabe primero fue primer ministro, donde entabló relaciones cordiales con la minoría blanca y desató una guerra civil contra determinadas tribus negras.

Ya en la presidencia, abandonó sus pretenciones de instaurar un estado marxista, pero de cualquier manera acabó con la oposición interna. Actualmente se posiciona más del lado de Rusia y China, y Mugabe sigue en el poder.

Augusto Pinochet – Chile

Las Fuerzas Armadas chilenas el 11 de septiembre de 1973 encabezaron un golpe militar, apoyado por los Estados Unidos, contra el gobierno democráticamente electo de Salvador Allende.

Aunque el gobierno de Allende estaba enfrentando una crisis de popularidad y de abastecimiento de productos básicos, su Comandante del Ejército Augusto Pinochet tomó el poder e ilegalizó a todos los partidos políticos.

Usando su propia constitución redactada en 1980, Pinochet se sometió a un plebiscito para ratificar su permanencia en el cargo, que perdió.

Dos años después se pondría fin a la dictadura chilena que trajo persecuciones y desapariciones, aunque Pinochet seguiría como senador vitalicio y Comandante del Ejército.

Referencias

  1. Hermet, G. (1991). Totalitarismo. Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica.
  2. Martínez, M. (2011). Totalitarismo, ¿un concepto vigente? Episteme. 31(2). 45-78.
  3. Menze, E. (1980). Totalitarianism reconsidered. Port Washington, Nueva York, Estados Unidos: Kennikat Press.