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Humanismo: historia, características y representantes


El humanismo es un movimiento filosófico e intelectual que buscó el desarrollo del pensamiento y las ideas con el objetivo de desplazar las creencias sobrenaturales o supersticiosas que se difundieron desde la Edad Media. Por ello tiene como base la exaltación del hombre y la razón, así como el impulso del campo científico.

A través de la evolución científica se fomentó el ejercicio analítico e interpretativo y el estudio de los idiomas, en especial griego y el latín. También aumentó el interés hacia los elementos naturales y el progreso de las áreas de investigación, entre las que destacan la política, la sociología y la psicología. El humanismo es, entonces, una revolución cultural.

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De igual manera, se puede apreciar que este movimiento es una corriente de pensamiento polisémica ya que se centra en la restauración del mundo grecolatino, que comprende el estudio del arte y la literatura clásica, la filología y las letras humanas; pero a la vez se puede comprender como el sistema que generó el cuestionamiento existencial.

Esto se refiere al distanciamiento de las religiones y la proclamación de la inexistencia de Dios. Al colocar al hombre como pilar de la sociedad, el humanismo estableció el principio de la duda: los individuos pueden actuar, sentir y pensar sin esperar la intervención en sus vidas de una entidad superior.

Sin embargo, esta manifestación cultural no procedió de un plan preconcebido por una selecta minoría ni surgió de un instante a otro, sino que fue el resultado de un conjunto de circunstancias económicas, políticas y sociales que se expresaron de diversos modos en Oriente y Occidente, originando el proyecto humanista y la interdisciplinariedad.

Índice del artículo

Origen e historia

rasgos humanismo actualidad

Suele manifestarse que el origen del humanismo (como movimiento filosófico e intelectual) se dio en Italia alrededor del siglo XIV y se expandió por gran parte de Europa en el transcurso del siglo XVI, ocasionando el nacimiento de los ismos.

Se trataba de vanguardias que buscaban romper con el pasado y exponer una nueva forma de percibir lo que se consideraba real.

En cuanto al término, que deriva del latín humanismus, fue otorgado por el teólogo alemán Friedrich Niethammer (1766-1848) en 1808 para referirse al aprendizaje que se orientaba en la indagación de los textos clásicos.

El concepto “humanista” fue utilizado desde el siglo XVI por los estudiantes universitarios para designar a los profesores que enseñaban lengua o literatura.

Es preciso recalcar que el humanismo no solo era una doctrina filosófica, sino un sistema educativo y literario cuyo eje fue la valorización de la pedagogía y del hombre. No obstante, los acontecimientos que contribuyeron a su formación son imprecisos o heterogéneos, aunque se presentaron tres que fueron fundamentales para su desarrollo:

Caída de Constantinopla (1453)

Este acontecimiento supuso la decadencia del Imperio bizantino en manos de los turcos otomanos. El suceso se caracterizó por ser una pugna entre las religiones por la conquista territorial, cuando los turcos, bajo el liderazgo de Mehmed, asediaron Constantinopla. La resistencia de su ejército estuvo dominado por jenízaros, un grupo de guerreros expertos.

Las tropas romanas, que seguían el mando de Giovanni Giustiniani, lucharon durante dos días continuos, pero falló su estrategia al dejar una de las puertas de la muralla abierta. Este suceso fue primordial para que el ejército turco se apoderara de la ciudad, asesinando no solo a Constantino XI sino a la mitad de la población.

Dicho hecho representó el agravio del cristianismo por el islam, además del declive comercial porque se fragmentó el enlace cultural entre Asia y Europa, aspecto que dio inicio a la escasez de insumos de primera necesidad.

Con el propósito de encontrar soluciones que los ayudaran a sobrevivir, los habitantes comenzaron a buscar nuevas vías comerciales.

Así fue como surgió la idea de que el mundo era más vasto de lo que se pensaba, siendo este el principio del humanismo. Tiempo más tarde, este ideal influyó en los viajeros que pretendían descubrir nuevas rutas y se confirmó con la llegada a América en 1492.

Éxodo y crecimiento cultural

Después de la caída de Constantinopla, muchos bizantinos comenzaron a emigrar para Italia. La presencia de estos helenistas en territorio europeo fue fundamental para la expansión de las ideas artísticas, pues los griegos fueron uno de los pueblos que impusieron el humanismo como estilo de vida.

El éxodo de dichas élites intelectuales causó el florecimiento económico de Roma, Nápoles, Venecia, Milán y Florencia mediante la actividad mercantil, manufacturera y portuaria, ocasionando el crecimiento de las profesiones jurídicas, tales como los notarios y abogados. Se sustituyó la verdad de la Biblia por la expuesta en documentos jurídicos.

De esa manera nació la diplomacia, que fue incrementando el desprestigio de los monjes y teólogos al ser considerados ociosos, a la vez que se llevaba a cabo la transformación ética-social. Los valores de los ciudadanos ya no se centraban en la fe y la virtud que había profesado el Medievo, sino que prevaleció la felicidad terrenal que proporcionaba el dinero.

La realidad económica e intelectual fue desplazando la promesa de la beatitud eterna. Por esa razón aparecieron nuevos roles en la sociedad, como los gramáticos, letrados y artistas cuya función era refutar la antigua visión de mundo y difundir los conocimientos que les habían sido negados a los hombres. Ser culto se volvió un deber para con la nación.

Renacimiento

A pesar de que este movimiento no posee una fecha concreta de origen, el auge que tuvo se produjo en Europa occidental en los siglos XV y XVI.

En este período se manifestó la transformación del pensamiento y el desarrollo científico. Es decir, el Renacimiento personifica la etapa de transición entre la Edad Media y la modernidad.

Sin embargo, este cambio no se originó de un momento a otro, pues las primeras ideas sobre la individualidad y la expansión de los estudios científicos aparecieron gracias a la burguesía, clase que gobernó una parte de la época medieval. Así pues, más que una transición, el Renacimiento es una continuidad cultural.

Es una continuidad porque el Renacimiento no se enfocó en los ideales propuestos por el humanismo, sino que los expandió. Mientras el humanismo se caracterizó por renovar e intentar retornar la sabiduría grecolatina, teniendo como base un marco teológico-filológico, el Renacimiento impulsó el progreso de la ciencia.

De esa forma, ambos movimientos se apoyaron para proclamar la importancia del conocimiento como núcleo de la sociedad, desligándose de la perspectiva religiosa que había sido el principio del humanismo y dando como resultado la creación de las academias artísticas, escuelas y universidades donde se procuraba la formación científica y literaria.

Humanismo en el mundo

Occidente

El humanismo en Occidente estuvo estrechamente vinculado con el programa educativo y el lenguaje, distanciándose del ideal racional que predominó durante el siglo XVI para enfocarse en la creatividad y en la interacción entre los sujetos. La finalidad fue motivar el crecimiento poético y retórico.

Esta manifestación fue influenciada por la cultura grecorromana, que no enfatizaba en la necesidad de los dioses ni en la relevancia de lo divino para explicar el mundo.

Por esa razón, a partir del siglo XIII el humanismo occidental representó una ruptura entre el espacio religioso y el laico debido al conflicto que se generó en torno a las instituciones políticas y eclesiásticas.

Tanto el papa como los reyes buscaban tener la potestad absoluta sobre el Estado y sus habitantes. Esto se extendió hasta mediados del siglo XVIII, momento en el que nació la Ilustración, movimiento que enalteció al hombre como figura principal de la historia. De ese modo se fue desdibujando el dominio tanto del imperio como del cristianismo.

Algunos hombres ya no tenían dioses ni monarcas a los cuales alabar, motivo por el que nació el conocimiento como instrumento que organizaba la realidad; junto a este destacaba el lenguaje, atributo que diferenciaba a los humanos del resto de los seres. De ahí partió la concepción del progreso lingüístico como proyecto unificador del humanismo.

Oriente

A diferencia del humanismo en Occidente, que se fue distanciando del ámbito eclesiástico, en Oriente estuvo relacionado con numerosos momentos de transformación o humanización religiosa.

Al principio, la fe en el continente asiático se comprendió como un sistema social para solventar los inconvenientes que pudiesen tener los hombres, pero dicha visión cambió debido al hinduismo.

El hinduismo, aunque brotó en la India, influyó en todo el continente asiático porque comunicó la idea inmanente de la presencia de la divinidad en todas las acciones y decisiones de los hombres.

Por tanto, constituía la realidad interna y externa de los individuos. Si el ser perdía su fe, también se distanciaba de la verdad y de la conexión con el “alma universal”.

Es decir, se alejaba de la sensibilidad y, por tanto, del sentido humano. Este culto proclamaba que el hombre no era el eje del mundo, pero sí se relacionaba con la naturaleza.

A pesar de la paradoja en cuanto al lugar que ocupaban los individuos, el humanismo en Oriente consiguió estabilizarse después de la era védica (327 a. C. – 1500 a. C. ), siendo anterior al que surgió en Europa (Occidente).

Luego de ese período, el hombre asiático —a pesar de estar arraigado a su doctrina religiosa— ejerció la responsabilidad y el protagonismo en la construcción de su propio destino, que se basaba en el bienestar y la perfección de sus actos.

El humanismo y la interdisciplinariedad

Este movimiento filosófico-religioso que se desarrolló tanto en Oriente como en Occidente generó la libertad de pensamiento y la llamada teoría humanística.

Estos términos que no deben utilizarse como sinónimos, aunque uno deriva del otro. El humanismo se puede apreciar como una corriente intelectual, mientras que la doctrina humanista es la materialización de las ideas científicas.

La teoría humanística fue un proyecto que tuvo como fin impulsar el progreso de las ideas artísticas y culturales, así como la evolución de las investigaciones empíricas, con el objetivo de que se manifestaran nuevas explicaciones que ayudaran a comprender los hechos y el orden del mundo.

De ahí emergió la interdisciplinariedad: campo de estudio donde se aunaron las disciplinas académicas que tenían el propósito de ampliar la concepción sobre el humanismo a través de los experimentos y trabajos realizados.

Características

Interés por estudios clásicos

Uno de los rasgos que más destacó del humanismo fue su interés por los estudios clásicos: intentar volver al pasado e instaurar la didáctica grecolatina mediante las indagaciones filológicas.

El fin fue desarrollar el estudio histórico a través del aprendizaje de otra cultura. Por tanto, esta manifestación consolidó la historicidad como eje del pensamiento moderno.

Se legitima el deseo de poder

El humanismo promueve el desarrollo de las potencialidades humanas y, por ende, defiende el legítimo derecho de fama, prestigio y poder. Tal postura se aprecia en el libro El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, leído por gobernantes de la actualidad y cuyas tácticas de poder se siguen de cerca.

Estos valores más mundanos que divinos, potencian las virtudes humanas en desmedro de la moral cristiana de Dios, que velaba por evitar los pecados y resaltar la bondad religiosa, en el periodo escolástico.

El hombre es consciente de sus derechos

En este periodo las civilizaciones europeas evolucionaron desde el punto de vista ético, moral y judicial. El hombre fue más consciente de sus derechos y también de los principios de igualdad ante la ley, frente a injusticias o fechorías que ocurrían en aquel tiempo.

Ser humano mundano

A diferencia de la visión que se tenía en la Baja Edad Media, los humanistas presentaron a los hombres como seres mundanos y destruyeron el altar religioso donde se hallaban.

La humanidad era el centro del mundo, pero aun así era natural e histórica. Ese planteamiento presentó al individuo como un ser imperfecto e impregnado de vicios e inteligencia.

Iglesia desplazada

Otra de las características esenciales es que la institución eclesiástica fue desplazada, pero no eliminada.

Es decir, la religión tenía la función de asegurar la paz civil o, mejor dicho, de mantener el orden social y los contratos matrimoniales; puede decirse que se pasó de una postura teocrática a una antropocéntrica de la realidad.

Identidad cultural

El humanismo restauró la concepción de las academias neoplatónicas con el fin de promover una identidad cultural particular.

Por ello, proclamó el principio de que todo ser debía conocer su naturaleza; así identificaría sus defectos y virtudes. Los primeros los alejaban del bien social, los segundos se usarían para el progreso moral del Estado.

El optimismo le gana a pesimismo medieval

En el humanismo existe una fe en el hombre, que deja de lado la fe en Dios. El culto al ego toma forma y se propaga la idea de que vale la pena luchar por la fama y la gloria para trascender. De este modo, se configura un mundo que impulsa a realizar grandes proezas.

El hombre optimista es dueño de su vida y no delega su futuro en Dios, dado que ese pesimismo conservador lo pierde y se atreve a innovar, sepultando el pasado.

Surgimiento de grandes artistas

Francesco Petrarca, Dante Alighieri, Giovanni Pico Della Mirandola, Giovanni Boccaccio, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Donatello, entre otros, son los artistas que vivieron en aquella época del esplendor humanista.

Así, en el campo político y religioso, surgieron personajes como Erasmo de Rotterdam y Giordano Bruno, este último fue condenado a muerte por la Inquisición, dado que comenzó a estudiar astronomía, en contra de “los designios de Dios”.

Bruno sostuvo que existía un universo vasto, del que la Tierra era solo una pequeña esfera. Sin embargo, no le creyeron, lo consideraron blasfemo y lo incineraron públicamente. Con el tiempo la ciencia le daría la razón.

Surgen las investigaciones científicas

En el humanismo, el hombre comenzó a usar su inteligencia y se preguntó sobre su origen. Es así como también empezó a realizar investigaciones científicas, con el uso de su raciocinio.

La ciencia hizo que se dejaran de lado los mitos, leyendas e historias divinas, quitándole valor a los libros sagrados como la Biblia, que tanta preponderancia habían tenido en décadas anteriores.

La élite contribuye en el arte

Los mecenas eran la élite que contribuían a la creación de arte. Eran personas que, por tener recursos económicos abundantes, tomaban bajo su protección a un artista o científico para que pudieran hacer sus obras o investigaciones, pero siempre pensando en beneficiarse o sacar provecho de ello.

En concreto, el mecenazgo es la manifestación de este vínculo que podría, en alguna medida, ser una circunstancia parecida a lo que fue el vasallaje en la Edad Media.

Arte más popular

Cabe indicar que el arte humanista se inspira en temas populares, y los escoge para convertirla en algo estilizado e idealizado. En la poesía, el canto al amor, a la guerra o a la existencia adquieren relevancia.

Por otro lado, surge la novela pastoril, la cual recrea una vida campestre alejada de preocupaciones habituales de los campesinos.

Popular no quiere decir vulgar. Es decir, en el arte humanista no hay cabida para manifestaciones ordinarias de la “plebe” (pueblo), las que sí verán apogeo más tarde con el Barroco, en el siglo XVII.

Visión antropocentrista

En el humanismo se impuso una visión sobre el rol del hombre diferente a la que había existido en la época anterior y dio luz a la época moderna.

Se trata del antropocentrismo. Alude a una rama de la filosofía que además de estudiar al hombre en sociedad, lo comprende como factor de cambio social: “El hombre es conductor de civilizaciones y constructor de ciudades; es la referencia para todo lo que se idea y conceptualiza”.

En concreto, lo que pretende esta doctrina es que el hombre sea la medida para que todo sea ejecutado y constituido a su albedrío, y no justificar sus acciones antes un ser superior, como ocurría en el medievo.

Comerciar no es pecado

La economía comienza a tener auge y la comercialización entre países termina por imponerse y crecer constantemente. Ya no se consideraba el comercio como un pecado. Todo lo contrario.

Incluso el protestante Juan Calvino glorifica el dinero; cree que es una señal de que Dios ha bendecido a las personas que trabajan

Manifestaciones del humanismo

El humanismo es una corriente de pensamiento que ha ido variando con el transcurrir de las décadas, ya que su doctrina fue asimilada por otros movimientos culturales o religiosos. Por tal razón, aunque es una manifestación que emergió a mediados del siglo XIII, sigue vigente en la actualidad, tal como se evidencia en las escuelas de letras y filosofía.

A lo largo del tiempo se han manifestado tres clases de humanismos, que se relacionaron por fomentar la reflexión personal como instrumento de vida. Estos son el humanismo renacentista, el secular y el religioso.

Humanismo renacentista

Surgió a finales del siglo XIV con la finalidad de oponerse a la educación escolástica, cuyo método de estudio era la lógica aristotélica.

La enseñanza de la filosofía escolástica se basaba en mostrar la veracidad de los hechos sobrenaturales que derivaban del cristianismo. Por tal razón nació el humanismo renacentista, pues buscaba exhibir que los milagros eran una ficción.

Esta manifestación reaccionó en contra del utilitarismo y creó un nuevo círculo cultural, que se destacó por incluir a las mujeres que tenían la habilidad de hablar y escribir con fluidez.

De ese modo se puede apreciar que su objetivo fue contribuir en la evolución de la sociedad, motivo por el cual procuró persuadir a todos los civiles para que tuvieran un compartimiento prudente.

Humanismo secular

El humanismo secular se caracterizó por ser el espacio en el que se desarrolló la interdisciplinariedad.

Este movimiento fue una filosofía de vida que quiso ampliar la visión sobre el mundo a través de la incorporación de todas las creencias en el mismo lugar; es decir, no contradijo ninguna religión que tuviese coherencia y no enfatizara en sucesos sobrehumanos.

Dentro de este movimiento se encontraban el naturalismo, la moralidad y la justicia. La labor de estas corrientes fue vigilar, otorgar y propiciar la estabilidad física y mental de los hombres, que tenían el derecho de otorgarle un sentido propio a sus vidas.

Por tal motivo, este humanismo —al igual que el renacentista— no aceptó la explicación sobrenatural que ofrecía el cristianismo.

Decir que el mundo fue creado a través de la magia o acontecimientos inexplicables significaba atentar contra la salud psicológica de los seres. Por otro parte, el humanismo secular tuvo gran relevancia ya que fue el primero en incluir los ideales políticos como elementos pilares a la hora de edificar alguna comunidad.

Humanismo religioso

Esta expresión ética se caracterizó por integrar la filosofía y los rituales religiosos en la misma corriente de pensamiento. Su propósito fue cooperar en el desarrollo de las habilidades e intereses de cada individuo.

Durante la Revolución francesa (1789-1799) presentó varios objetos o manifestaciones que tenían la función de actuar como símbolos. Dichos símbolos debían ser adorados por los hombres porque correspondían a la representación de su nueva religión.

Debido a ello, en 1793 la catedral de Notre Dame se convirtió en la imagen del “templo de la razón”, mientras que la “dama de la libertad” remplazó a los retratos de la virgen María; pero el ícono más importante fue el llamado culto de la razón, doctrina iniciada por Jacques Hérbert (1757-1794).

Ese culto consistió en un conjunto de fiestas cívicas donde se reunían aquellas personas, fuesen humanistas o científicas, que tuviesen el proyecto de demostrar que Dios no existía porque no cesaba con el terror de la guerra.

Este planteamiento originó otro sistema de devoción basado en el razonamiento y el pensamiento crítico, denominado “siglo de las luces”.

Tipos de humanismo

El humanismo fue un movimiento que participó en diversos ámbitos de la vida, como el político, el religioso y el científico.

Cada corriente influyó en la percepción que tenía el hombre sobre el universo y la verdad. Sin embargo, deben subrayarse tres movimientos que cambiaron de forma drástica la manera de ver el entorno: empirismo, existencialismo y marxismo.

Empirismo

Fue una teoría psicológica-epistemológica que tuvo como base de estudio la experiencia. Esta doctrina expresó que los conocimientos no son verídicos si no se pueden comprobar con hechos físicos.

El empirismo es la rama del humanismo que se centró en los sucesos prácticos y no en los argumentos abstractos.

Existencialismo

Fue una doctrina filosófica-literaria difundida por Jean Paul Sartre (1905-1980) a lo largo de la década de 1920, donde se expuso que el hombre era el único responsable de sus actos, libertad y emociones. Cada individuo está solo en el mundo porque la divinidad lo abandonó y la compañía de otros seres no es constante.

Esta corriente de pensamiento tuvo como núcleo el despojo de los elementos materiales e intelectuales, que solo limitaban los pensamientos y las conductas de las personas.

Marxismo

Fue una manifestación política-económica basada en las ideas de Karl Marx (1818-1883), en la que se planteó que el hombre debía desarrollar su identidad mediante la interacción con los demás individuos. Este aspecto generaba vínculos de cordialidad en el entorno social.

Esta doctrina humanística también rechazó el capitalismo y defendió la construcción de una sociedad sin jerarquías.

Representantes

Como pensamiento filosófico, político e intelectual, el humanismo se caracterizó por tener numerosos representantes que desarrollaron varias hipótesis a través de sus experiencias.

Así fue como el movimiento se transformó en un saber intelectual que se enfocó en los valores. En ese sentido se tienen que distinguir dos precursores: Erasmo de Róterdam y Leonardo Da Vinci.

Erasmo de Róterdam (1466-1536)

Fue un filósofo, filólogo y teólogo neerlandés que presentó una concepción pesimista de la realidad. Este humanista manifestaba que la vida no depende del cristianismo, ni la religión es la base de la existencia. Sin embargo, todo hombre tenía que recibir el bautismo para consagrarse con dignidad.

El aporte de Róterdam radica en su lucha contra la escolástica ya que, según él, era una tendencia que no contribuía con la evolución de los conocimientos científicos.

Además, proclamó que el hombre es tan racional como sensible y su realidad nunca sería ideal. Su propósito fue proponer que se aceptara la decadencia con felicidad.

Leonardo da Vinci (1452-1519)

Fue un autor que se dedicó a los estudios tanto humanísticos como científicos, pues estaba obsesionado con la idea de lo absoluto.

Da Vinci consideraba que el individuo era una unidad desigual que debía estructurarse a través de sus propios conocimientos. Así fue como surgió el boceto del Hombre de Vitruvio, proyecto donde expuso el canon del hombre ideal.

Este artista motivó las indagaciones en las diversas ramas de las ciencias y el arte, porque manifestaba que la virtud solo se encontraba a través del aprendizaje racional.

Referencias

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