Lengua y literatura

8 poemas con onomatopeyas


Un poema con onomatopeyas se refiere al reflejo del sonido a través de frases que mencionen una acción sonora. Por ejemplo: “se escuchaba el sonido de las olas rompiendo”.

Aunque fuera del contexto lírico la onomatopeya normalmente se representa con la equivalencia escrita de un sonido (como el miau al aullido de un gato), en la poesía se busca más un efecto conocido como armonía imitativa.

La onomatopeya busca proyectar el sonido mediante una frase que transporte al lector o al oyente. Puede ser tan simple como “se oían las aves cantar”.

Listas de poemas con onomatopeyas

– Escuchad – Vladimir Maiakovski

¡Escuchad!
Las estrellas están iluminadas,
¿quiere decir esto
que le son necesarias a alguien,
que alguien desea su existencia,
que alguien está echando
margaritas a los puercos?
Arremetiendo
contra la tormenta y la polvareda,
llegó hasta Dios,
temiendo estar en retraso.
Lloró,
besó su mano nudosa,
imploró—
¡necesitaba una estrella!—
juró
que no podía soportar
su martirio sin estrellas.
Después
paseó su angustia
fingiendo estar tranquilo.
Le dijo a uno:
«Ahora te sientes mejor, ¿verdad?
¿Ya no lloras?»
¡Escuchad!
Las estrellas están iluminadas—
¿Quiere decir que alguien
las necesita? ¿Quiere decir
que es indispensable
que todas las noches
por encima de los techos
brille al menos una estrella?

Este poema es del dramaturgo y poeta ruso Vladimir Maiakovski, el máximo exponente del futurismo ruso, una corriente literaria relacionada con el futurismo surgido en Italia.

Ambos movimientos están estrechamente relacionados y mantienen numerosas similitudes entre sí.

Hace uso recurrente de referencias a las estrellas y como estas son capaces de brindar luz en la oscuridad, enfocándose precisamente en el dinamismo que otorgan a la noche y a quienes se encuentren en ella.

Es un ejemplo muy claro de la exaltación buscada en el futurismo.

– Abrazarte – Filippo Marinetti

Cuando me dijeron que te habías marchado
Adonde no se vuelve
Lo primero que lamenté fue no haberte abrazado más veces
Muchas más
Muchas más veces muchas más
La muerte te llevó y me dejó
Tan solo
Tan solo
Tan muerto yo también
Es curioso,
Cuando se pierde alguien del círculo de poder
Que nos-ata-a-la vida,
Ese redondel donde sólo caben cuatro,
Ese redondel,
Nos atacan reproches (vanos)
Alegrías
Del teatro
Que es guarida
Para hermanos
Y una pena pena que no cabe dentro
De uno
Y una pena pena que nos ahoga
Es curioso,
Cuando tu vida se transforma en antes y después de,
Por fuera pareces el mismo
Por dentro te partes en dos
Y una de ellas
Y una de ellas
Se esconde dormida en tu pecho
En tu pecho
Como lecho
Y es para siempre jamás
No va más
En la vida
Querida
La vida
Qué tristeza no poder
Envejecer
Contigo.

Es uno de los poemas del principal promotor e impulsor del futurismo, Filippo Marinetti.

Relata un tema al que se recurre mucho en la poesía, el romance, con una historia sobre la pérdida de un ser amado y la posterior tristeza y reflexión que esto genera.

– Cuarto poema secreto a Madelaine – Wilhelm Apollinaire

Mi boca tendrá ardores de averno,
mi boca será para ti un infierno de dulzura,
los ángeles de mi boca reinarán en tu corazón,
mi boca será crucificada
y tu boca será el madero horizontal de la cruz,
pero qué boca será el madero vertical de esta cruz.
Oh boca vertical de mi amor,
los soldados de mi boca tomarán al asalto tus entrañas,
los sacerdotes de mi boca incensarán tu belleza en su templo,
tu cuerpo se agitará como una región durante un terremoto,
tus ojos entonces se cargarán
de todo el amor que se ha reunido
en las miradas de toda la humanidad desde que existe.

Amor mío
mi boca será un ejército contra ti,
un ejército lleno de desatinos,
que cambia lo mismo que un mago
sabe cambiar sus metamorfosis,
pues mi boca se dirige también a tu oído
y ante todo mi boca te dirá amor,
desde lejos te lo murmura
y mil jerarquías angélicas
que te preparan una paradisíaca dulzura en él se agitan,
y mi boca es también la Orden que te convierte en mi esclava,
y me da tu boca Madeleine,
tu boca que beso Madeleine.

Escrito por Wilhelm Apollinaire, poeta y novelista francés, donde mediante el uso de numerosas metáforas a la guerra y a la muerte, expresa el amor y la atracción sentida hacia una mujer llamada Madelaine.

Consigue fusionar adecuadamente el futurismo con la onomatopeya al exaltar el sentimiento de amor y representar sonidos en versos como mi boca dirige sus palabras a tus oídos.

– La flauta espina dorsal – Vladimir Maiakovski

Para todos vosotros,

los que me gustaban o me gustan,

guardados por las imágenes santas en la cueva,

levanto el cráneo lleno de versos,

como una copa de vino en un brindis de sobremesa.

Pienso más y más a menudo:

sería mejor poner el fin

con la punta de una bala:

Hoy mismo,

por si acaso,

doy un concierto de despedida.

¡Memoria!

Recoge en la sala del cerebro

las filas inagotables de los amados.

Vierte la risa de los ojos en los ojos.

Adorna la noche de las bodas pasadas.

Verted la alegría de la carne en la carne.

Que la noche no se olvide de nadie.

Hoy tocaré la flauta

En mi propia espina dorsal.

Obra de Vladimir Maiakovski, basada en un juego de palabras donde se presenta en un concierto acompañado de muchas personas que ríen, hablan y toman vino mientras él “toca” su espina dorsal a modo de flauta.

– Nocturnos – Juan Larrea

La noche ha abierto su paraguas
Llueve
Los pájaros de la lluvia
picotean los trigos de los charcos
Los árboles duermen
sobre una pata
Revoloteos, revoloteos
Destartala un coche
su estrépito final de endecasílabo
Un hombre cruza como un mal pensamiento
Los mosquitos de agua
colmenean la s luces
Incendios de alas
revoloteos
Llueve

Nocturnos es un poema futurista vanguardista escrito por el poeta y ensayista español Juan Larrea.

El uso de la onomatopeya se aplica al relatar una noche lluviosa, donde el sonido de la lluvia y los pájaros hacen vibrar una parte de una ciudad.

– Oh puertas de tu cuerpo…-Wilhelm Apollinaire

Oh puertas de tu cuerpo
Son nueve y las he abierto todas
Oh puertas de tu cuerpo
Son nueve y para mí se han vuelto a cerrar todas

En la primera puerta
La Clara Razón ha muerto
Era ¿te acuerdas? el primer día en Niza
Tu ojo izquierdo así como una culebra se desliza
Hasta mi corazón
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu mirada izquierda

En la segunda puerta
Ha muerto toda mi fuerza
Era ¿te acuerdas? en un albergue en Cagnes
Tu ojo derecho palpitaba como mi corazón
Tus párpados latían como en la brisa laten las flores
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu mirada derecha

En la tercera puerta
Escucha latir la aorta
Y todas mis arterias hinchadas por tu sólo amor
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu oído izquierdo

En la cuarta puerta
Me escoltan todas las primaveras
Y aguzando el oído se escucha del bonito bosque
Subir esta canción de amor y de los nidos
Tan triste para los soldados que están en la guerra
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu oído derecho

En la quinta puerta
Es mi vida que te traigo
Era ¿te acuerdas? en el tren que volvía de Grasse
Y en la sombra muy cerca muy bajito
Tu boca me decía
Palabras de condenación tan perversas y tan tiernas
Que pregunto a mi alma herida
Cómo pude oírlas sin morir
Oh palabras tan dulces tan fuertes que cuando lo pienso me parece tocarlas
Y que se abra de nuevo la puerta de tu boca

En la sexta puerta
Tu gestación de putrefacción oh Guerra está abortando
He aquí todas las primaveras con sus flores
He aquí las catedrales con su incienso
He aquí tus axilas con su divino olor
Y tus cartas perfumadas que huelo
Durante horas
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta del lado izquierdo de tu nariz

En la séptima puerta
Oh perfumes del pasado que la corriente de aire se lleva
Los efluvios salinos daban a tus labios el sabor del mar
Olor marino olor de amor bajo nuestras ventanas se moría el mar
Y el olor de los naranjos te envolvía de amor
Mientras en mis brazos te acurrucabas
Quieta y callada
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta del lado derecho de tu nariz

En la octava puerta
Dos ángeles mofletudos cuidan de las rosas temblorosas que soportan
El cielo exquisito de tu cintura elástica
Y heme aquí armado con un látigo hecho con rayos de luna
Los amores coronados con jacinto llegan en tropel.
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu alma

Con la novena puerta
Es preciso que salga el amor mismo
Vida de mi vida
Me junto contigo para la eternidad
Y por el amor perfecto y sin ira
Llegaremos a la pasión pura y perversa
Según lo que queramos
A todo saber a todo ver a todo oír
Yo me renuncié en el secreto profundo de tu amor
Oh puerta umbrosa oh puerta de coral vivo
Entre dos columnas de perfección
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta que tus manos saben abrir tan bien

Original de Wilhelm Apollinaire, aunque la versión más reconocida internacionalmente corresponde a una corrección hecha por la licenciada en literatura y traductora francesa Claire Deloupy.

El autor expone la adoración a su amante, quien le permite entrar a su vida a través de 9 puertas (de ahí el nombre del poema) que representan varios aspectos metafóricos de su vida.

– El gallo despertador- Gloria Fuertes

Kikirikí,
estoy aquí,
decía el gallo
Colibrí.

El gallo Colibrí
era pelirrojo,
y era su traje
de hernoso plumaje.

Kikirikí.
Levántate campesino,
que ya está el sol
de camino.

Kikirikí.

Levántate labrador,
despierta con alegría,
que viene el día.

Kikiriki.

Niños del pueblo
despertad con el ole,
que os esperan en el «cole».
El pueblo no necesita reloj,
le vale el gallo despertador.

– El sonido de la lluvia – Caroline Andrés Sanchez Tejedor

El sonido de la lluvia,
el sonido que mas nanas me ha cantado
y en el que en mi cuna,
me había acunado.

Ese sonido con el que yo dormía
en las noches más tormentosas,
ese sonido que me hacía sentirme bien
durante horas y horas.

Mil historias, me hacía llegar,
pero eran más que eso,
eran mis historias,
un secreto entre la lluvia y yo.

Son las historias
que le pedía que me contase,
son las historias
que escucharlas me complace.

Noches de tormenta,
rayos y truenos,
no me asustaba,
porque sabía que la lluvia velaba por mí
y me protegía.

Sabía que nada malo podía pasarme,

y yo me dormía con los brazos estirados,
piernas encogidas,
y un suspiro que podía,
incluso dormir a las arpías.

Y esta es la historia,
que la lluvia me contaba,
en una noche,
de tormenta enjaulada.

Referencias

  1. Futurism (s.f.). Recuperado el 15 de noviembre de 2017, de The Art Story.
  2. Delia Arjona (6 de marzo de 2011). Poemas Futuristas. Recuperado el 15 de noviembre de 2017, de Poemas Futuristas.
  3. Vladimir Maiakovski. Cinco poemas (8 de julio de 2011). Recuperado el 15 de noviembre de 2017, de Observador Remoto.
  4. Guillaume Apollinaire (s.f.). Recuperado el 15 de noviembre de 2017, de Poetry Foundation.
  5. Juan Larrea (s.f.). Recuperado el 15 de noviembre de 2017, de Biografías y Vidas.
  6. Vladimir Mayakovsky (s.f.). Recuperado el 15 de noviembre de 2017, de Poets.