Historia

Actividades Económicas de Nueva España


Las actividades económicas de la Nueva España se caracterizaron por estar supeditadas a los requerimientos y necesidades de la península española. Destacaron la minería, agricultura, comercio e industria.

Se desarrollaron varias actividades económicas que permitieron la subsistencia de quienes vivían en la zona, pero el énfasis siempre estuvo en impedir un desarrollo muy evidente, para evitar otorgar poder y autonomía a las colonias, y así mantenerlas como pueblos trabajadores supeditados a España.

La economía en Nueva España: principales actividades

Las principales actividades económicas fueron la minería, la agricultura, la ganadería, el comercio y la industria. A continuación, se detallarán las características de cada una:

1- Minería

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La minería fue una actividad económica importante porque, a partir de ella, surgieron otras actividades que también jugaron un papel primordial en el desarrollo de la economía de la región.

Además, en aquella época la cantidad de metales preciosos era lo que determinaba qué tan rico y poderoso era una persona y un país.

Entre los años 1546 y 1548 fueron descubiertos grandes depósitos de plata en la Nueva España, especialmente en la zona de Zacatecas, que luego se convertiría en la tercera generadora de plata de México y la quinta en todo el mundo.

La minería era una actividad lucrativa por varias razones. La mano de obra era muy barata, pues se trataba de indígenas, que eran prácticamente esclavos, o trabajadores independientes que aceptaban pagos extremadamente bajos.

En la industria de la minería existía lo que se denominó el “real quinto”, el cual se trataba de un impuesto que debía pagar el gremio de los mineros a la corona española (generalmente se trataba del 20 % del producto).

2- Agricultura

La agricultura se convirtió en la principal actividad, debido a que era fundamental para generar el sustento de los habitantes de la Nueva España y del ganado.

El desarrollo de la minería también generó el crecimiento de la agricultura, debido a que era necesario contar con cultivos cercanos a las minas para abastecer a las ciudades mineras recién creadas.

La agricultura era vista como una actividad inferior, no digna para los españoles, los mestizos o los criollos.

Éstos fungían de dueños pero no participaban directamente en el proceso, sino que tenían capataces negros que trabajaban la tierra.

Entre los productos que se produjeron en la Nueva España destacan el maíz y el frijol, entre otros. Los españoles introdujeron varias nuevas especies en la zona, cuya siembra prosperó, como avena, trigo, arroz, café, plátano, cacao y distintos árboles frutales, entre otros alimentos.

3- Ganadería

La ganadería también se hizo más necesaria gracias al desarrollo de la industria minera, debido a que se hizo preciso contar con fuerza animal para transporte y otras tareas.

La carne de res y de cerdo también cubrió la demanda de alimento de los habitantes de la Nueva España.

Desde España se introdujeron los caballos, que sirvieron en principio como transporte de los nobles y luego, al reproducirse rápidamente y bajar su precio, en medio de desplazamiento para casi todos los habitantes de la Nueva España. Entre otros animales también hubo cerdos, ovejas, cabras, gallinas y vacas, y además mulas y asnos para los trabajos de carga.

La dificultad que trajo la producción ganadera tenía que ver con el poco espacio disponible para su desarrollo. Los ganaderos terminaron invadiendo terrenos indígenas, lo que fue perjudicial para las cosechas de este pueblo originario.

Hubo algunos productos que se prohibieron en la Nueva España, debido a que se quería evitar generar un productor que compitiera con los productos que se producían en España. Por esto, el cultivo de alimentos como la vid o la oliva fueron restringidos.

4- Comercio

En cuanto al comercio interno, muchos comerciantes se trasladaban con regularidad por los caminos que llegaban a las poblaciones mineras.

En estas zonas también se crearon mercados locales, que fomentaron el crecimiento económico de los centros mineros, y fomentaron también el comercio interno.

La comercialización dentro de la Nueva España tuvo un monopolio a través del Consulado de Comerciantes de la Ciudad de México, organismo formado por los comerciantes mayoristas más importantes, que compraba todos los productos que llegaban desde España y desde el mercado oriental.

En cuanto al comercio exterior, en 1503 se creó la Casa de Contratación de Sevilla, a través de la cual se controlaba todo lo relacionado con el comercio de España con sus colonias.

Esta entidad otorgaba permisos, supervisaba mercancías, cobraba altos impuestos e imponía fuertes regulaciones; esto generó un monopolio comercial que dio pie al surgimiento de la piratería y el contrabando.

Como parte del monopolio comercial existente, estaba prohibido para la Nueva España comercializar con otros puertos distintos de Cádiz y Sevilla, ambos ubicados en España; y los puertos de Panamá, Cartagena de Indias y Veracruz, en América.

Los únicos que tuvieron derecho a contar con el privilegio de comercialización eran españoles y extranjeros naturalizados.

A la Nueva España se exportaban productos fabricados, con la intención de no promover la industria manufacturera en la región y así evitar la posibilidad de competencia comercial.

Entre los productos del intercambio entre España y la Nueva España resaltan la pólvora, el papel, la seda y el mercurio.

La idea era que la Nueva España exportara a España la materia prima, y luego España exportaba a la Nueva España los productos ya fabricados, lo cual frenaba el desarrollo de la industria en la colonia española.

5- Industria

El desarrollo industrial tuvo muchos obstáculos. A España no le convenía que se desarrollara ampliamente la industria en sus colonias, debido a que esto les daba poder.

Entonces, hubo muchas prohibiciones como la fabricación de seda, de vinos, de aceite de oliva, entre otros ítems. Sin embargo, existieron dos industrias que lograron desarrollarse: el llamado taller artesanal y la industria textil.

En los talleres artesanales se producían diversos productos, como muebles, juguetes y zapatos, entre otros. En estos talleres trabajaban hombres libres que tenían ciertos privilegios.

En cambio, la industria textil se desarrollaba en fábricas denominadas obrajes, que ofrecía unas condiciones de trabajo realmente denigrantes y muy duras.

Podían trabajar hombres libres, negros e indios, y allí se fabricaban telas, sombreros y frazadas, entre otros productos.

Referencias

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